—¿Estas segura de que este es el lugar? -Preguntó Sebastian mientras el chico se acercaba.
—Estoy segura -Asintió ella señalando el lugar en el mapa.
—Es una maldita fiesta -Murmuró y retomó su postura sería cuando el hombre se acercó.
—Supongo que vienen a la fiesta -Dijo con voz no muy ronca, su cuerpo decía una cosa, pero su voz decía otra diferente.
—Claro -Respondió Isabel de inmediato- ¿Nos dejaras entrar?
Le sonrió con algo de malicia y el chico asintió abriéndole la puerta para que saliera.
—Claro, todos son bienvenidos -Le guiñó un ojo y la llevó hasta la puerta.
Nosotros la seguimos hasta el interior de la casa, estaba repleta de personas, a penas podía moverme entre todos. Él chico dejó un beso en la mano de Isabel y se alejó de ahí perdiéndose entre toda la gente bailando y saltando.
—No puedo creer que tengamos que buscar esa llave en este lugar. ¿Como se supone que la encontraremos?
Sebastian estaba gritando para poder escucharse con la música tan fuerte, Isabel le respondió de la misma manera.
—Bien, tú ve con Daniel al jardín para ver si ese árbol está ahí...
—¿Y si no está?, ¿Y si lo talaron o algo? -Pregunté yo en voz alta.
—Intentare hablar con ese chico, sé que podré sacarle algunos datos sobre la casa. Apuesto a que él vive aquí.
Y sin decir más se fue por el mismo lugar por el que se fue el chico. Me quedé ahí sólo, con Sebastian, ninguno tomaba la iniciativa de moverse o algo por estilo. Hasta que él tomó mi muñeca y me halo haciendo que pasará entre toda la gente.
—Esta vez me harás caso, niño. No bebas nada, no aceptes nada de nadie y no hables con nadie -Me miró de reojo sin dejar de caminar.
Murmuré una suave afirmación viéndolo a los ojos y rápidamente aparté la mirada, no quería verlo, no lograría verlo de la misma manera luego de lo que sé de él. ¿Como podía tratarme con tanta indiferencia y sentir por mi eso que dijo Isabel?. No tardamos mucho en llegar al jardín, la casa era enorme y como imaginé no había ningún árbol ahí, ambos nos miramos mutuamente con decepción y cubrí mi rostro con mis manos pasándolas por el mismo bastante desesperado.
—No podremos hacer nada con toda esta gente aquí.
—Lo sé, mal momento escogieron para hacer una estúpida fiesta aquí -Respondió acercándose a una de las esquinas del jardín.
Lo seguí a pocos centímetros de él y me detuve viendo el césped un poco húmedo.
—¿No hay alguna manera de saber si está aquí sin cavar la tierra?
Él negó sin responderme y yo pateé la tierra que estaba bajo mis pies. Así nunca encontraríamos nada.
—Puede que lo hayan talado, la única manera de saberlo es esperar a Isabel. Si aún no encontramos nada iremos al siguiente lugar y si no hay nada ahí, volveremos.
Empezó a caminar de regreso al interior de la casa. Solté un gruñido molesto y lo seguí intentando no perderme entre toda esa gente, pero era casi imposible, me empujaban de un lado a otro y cuestión de minutos ya estaba totalmente extraviado, no veía a Sebastian ni a Isabel por ningún lado. Me senté en un banco cerca de una barra improvisada que había ahí y pedí algo de beber. Ni siquiera sabia que era o si tenia alcohol o no, yo sólo lo bebí, si Sebastian se enteraba seguro me mataría, pero no se lo diría y no creo que se notará.
Una chica se sentó junto a mi, sus labios estaban pintados con un color verde fluorescente y habían más gente así, no lo había notado mientras caminaba entre toda la gente. Ya iba por la segunda bebida, no sabía que era pero tenía buen sabor y no podía parar de beberlo, él único problema era que estaba empezando a marearme mucho y sabía que debía detenerme, pero no quería. Recoste mi cabeza en la mesa después de darle el último sorbo a la bebida, una voz suave hizo que girara hacia mi derecha, era la chica de labios luminosos.
—Si yo fuera tú no bebería mucho de eso. Luego no podrás ni siquiera ponerte en pie.
—Creo que lo estoy sintiendo -La miré a ella y luego a el vaso de vidrio vacío.
Aparte de sus labios, sus uñas también brillaban, sólo que en un color morado. Era linda y no parecía tener más de 17 años, casi de la misma edad que yo.
—Nunca te he visto por aquí. ¿Eres amigo de alguien en la fiesta o sólo entraste por curiosidad?.
—Algo así, vine con dos amigos. Pero los perdí de vista.
—¿Amigos o vino tu novia contigo?
—Ehhh...
Recordé el beso, el sabor de los labios de Isabel y la sensación de tenerlos sobre los mios. Pero lo que más se marcó en mi fue que yo no hice mucho para disfrutarlo.
—No, no. Es sólo una amiga, ambos. No tengo pareja.
—Ohhh... Entiendo -Asintió jugando con su vaso haciendo que el líquido color ámbar viajara de un lado a otro en el vaso.