Las llamas estaban muy cerca de nosotros, se reflejaban en los ojos de Sebastian mientras observaba la gran fogata frente a nosotros. Me era imposible pensar que lo que alimentaba esas llamas era el cuerpo de Isabel, no estaba de acuerdo con que lo quemáramos, pero al parecer esa fue la decisión de Isabel antes de morir. Sebastian estaba muy callado y él se hizo cargo de todo, incluso de curar mi herida, no había mencionado nada al respecto de lo que Camille me había dicho mientras estuve con ella, era obvio que no era un buen momento para hacerlo.
Isaac estaba a varios metros de nosotros, él decidió no calcinar el cuerpo de Camille y lo enterró junto al cuerpo de su esposa. Sabía que la estaba pasando mal y no dejaba de disculparse conmigo por lo que su hija había hecho, cosa a la que yo acepté sus disculpas todo el tiempo. A mi parecer, tal vez la culpa no era tanto por lo que había hecho Camille, más bien era porque él sentía que había hecho algo mal con ella para que llegue a ese punto y Sebastian y yo sabíamos que eso no era cierto.
Sebastian seguía bastante serio y sin hablar, sólo lo había escuchado mencionar algunas palabras o un simple "si" y "no". Se notaba que él también se la estaba pasando mal, aunque no quisiera aceptarlo. Tenía una pose rígida, totalmente perdido en las llamas que envolvían las sabanas blancas en las que habíamos envuelto el cuerpo. Yo sentía una extraña presión en el pecho, quería decir algo y romper ese silencio, pero no quería ser imprudente y si él no había hablado era porque no quería hacerlo.
El tiempo empezó a pasar, nos habíamos alejado un poco por el humo que desprendía el cuerpo. Al parecer él no se iría hasta que todo se redujera a cenizas y para esas alturas ya faltaba poco. Isaac estaba conmigo apoyado de espaldas contra un árbol, en total silencio, había dejado las disculpas y eso era algo bueno para mi, tal vez ya era suficiente. Podía ver algunas lápidas más allá de los árboles, se veían pequeñas por la distancia en la que nos encontrábamos y casualmente había un espacio grande y vacío para poder hacer lo que queríamos. Sebastian se acercó a nosotros, ahora sólo habían trozos de sabanas y césped en llamas, el aire las apagaba por si solas y se llevaba las cenizas, se llevaba a Isabel con él.
—¿Estas mejor? -Posó su mano en el hombro de Isaac.
Él sólo asintió sonriendo falsamente y volvió la mirada hacia el suelo separándose del árbol. Extendió su mano hacia Sebastian y por primera vez en varias horas lo escuché hablar.
—Lo siento mucho, amigo. Isabel era una gran persona, los que le hicieron eso ya están pagando por todo.
—No estoy seguro de eso, Isaac -Tomó su mano estrechándola con fuerza y lo abrazó- Pero, gracias. Puedes acompañarnos si quieres.
—No, no, gracias -Negó soltando la mano de Sebastian- ¿Sabes?, este mundo "mágico" me arrebató a Caroline y ahora a Camille. Quisiera...
Se detuvo por unos segundos, como si estuviera pensando muy bien lo que quería decir y estuviese aguantando las lágrimas.
—Quisiera dejar este mundo de lado y ser una persona normal, como debió ser desde el principio.
—Isaac, si ya no quieres verme e involucrarte conmigo que estoy empapado de ese mundo puedo hacerlo, puedo alejarme de ti.
—No, no, eres como un hermano para mí y sé que aunque quiera siempre habrá algo o alguien que me amarre a ese mundo -Dio algunas palmadas en el hombro de Sebastian- Así que, cuando encuentren a Jackson me gustaría verlo. Tal vez luego de eso tomé mi decisión y aprovecharé para despedirme.
—Es tú decisión y no puedo evitar que lo hagas.
Isaac se acercó a mí y extendió su mano, yo acepté su saludo estrechando su mano firmemente. Estaba un poco temblorosa y algo sudada, pero no importaba, era lo de menos.
—Espero encuentres a tu padre. Sé que ya te aburrí con todo esto, pero lo siento. Camille era mi responsabilidad y la descuide para que te hiciera eso.
—No te preocupes, no fue tu culpa. No hay remordimientos -Negué soltando su mano- Camille era una gran chica... Fue un placer conocerte.
No sabía que más decir ante eso y él lo notó. Todos caminamos hasta donde habíamos dejado el auto de Sebastian y la camioneta de Isaac. Nos despedimos por última vez y Isaac se alejó de ahí dejándonos solos a Sebastian y a mí.
—¿Crees que lo llevará bien?
—Ya lo hizo una vez, sé que lo hará de nuevo -Dirigió su mirada hacia mí- ¿Y tú?, ¿Cómo estás?
Obviamente no estaba del todo bien, peto no quería abrumarlo, él debería estar peor que yo con todo esto y yo debería preocuparme por él.
—Solo... -Hice una pausa pensando en que decir- Voy a extrañar a Isabel y encontraré a mi padre. No perderé a nadie más.
Él abrió sus brazos con intención de abrazarme a lo que yo acepté. Ese abrazo se sintió muy reconfortante luego de todo lo que habíamos pasado sentir el calor de otra persona se sentía bien. Entramos en el auto y salimos de ese bosque, sabía que olvidaba algo importante y ese algo apareció como un chispazo en mi cabeza.