La verdad secreta - El renacer del ente

Capítulo 11 - Primera grieta

La hora de trabajo terminó y Yeik había quedado conforme con su tarea. No le había parecido difícil transmitir sus conocimientos y eso produjo también que Arlet aprendiera bastante rápido muchos de los movimientos básicos del deporte.Y eso, sumado a que su alumna había resultado ser más habilidosa de lo esperado, hicieron que hasta el entrenador lo felicitara. Aunque el chico sabía que no lo iba a hacer de una manera eufórica, unas simples palmadas en la espalda y un seco "buen trabajo" fueron suficientes para levantar sus ánimos.

Terminado el tiempo de entrenamiento para los combatientes de bajo nivel, les tocaba ahora a los mejores, por lo que Yeik esperaba con su nueva motivación a aquellas caras conocidas.

—¡Pero mirá qué grande ese entrenador! —pudo escuchar Yeik a lo lejos, notando el rostro sonriente de su amigo Gache.

—¡Ja! ¡Qué bien te ves! —respondió el de cabellos azules con la misma alegría y dándole un fuerte apretón de manos—. Te recuperaste rápido de esos moretones por lo visto.

—Claro que sí. Siempre estoy listo para todo. Pero a la que yo no veo bien del todo es a tu doncella —dijo señalando a unos lejanos asientos del gimnasio—. No sé qué le hiciste, pero veo que no calmaste un carajo las aguas ¿Eh?

Yeik no podía ver con detalle desde esa distancia, pero podía notar a la perfección la cara molesta de Yésika, quien estaba terminando de ajustar su equipamiento en un banco.

—Hablaré con ella —le contestó al de cabello blanco.

—Bueno, pero no la cagués, pibe. Te aviso nomás que ya está bastante molestita.

Gache no hizo más que desaparecer. Yeik, sin entender muy bien qué le había querido decir su amigo, se acercó un poco dubitativo a su compañera, la cual mostraba su verdadera molestia a medida que avanzaba. Su rostro serio, su ceño fruncido y sus movimientos toscos podían contestar cualquier pregunta obvia que el chico hubiese querido hacer en ese momento: "¿Estás bien?" "¿Te sucedió algo?". Si pronunciaba esas palabras en aquel instante, sabía que sonarían como las preguntas más estúpidas que podría haber escogido. Sin embargo, para su suerte (o quizás no), su amiga fue la que comenzó a hablar antes de que Yeik lo hiciera.

—¿Cómo estuvo tu primera clase con los principiantes? —preguntó de manera cortante—. ¿O debería decir "la principiante"?

—Emm... bien —respondió el joven Lix, tomándose su tiempo para pensar—. Bastante bien. De hecho.

—Me imagino —interrumpió Yésika mientras se levantó del asiento para mirarlo fijamente a los ojos—. Enseñaste muy bien... a Arlet. Durante toda la hora. Imagino que te divertiste mucho.

A Yeik ciertamente le sorprendía la actitud de su compañera. Pocas veces la había visto con esa actitud.

—Por cierto, el entrenador acaba de decir que elijamos pareja para antes de que comience la clase. Así que yo, en tu lugar, dejaría de hacer el tonto por ahí y buscaría a alguien para el entrenamiento de hoy.

Yésika pasó al lado de él como si no hubiese notado la cara pasmada de su amigo, quien no lograba entender ni un poquito de lo que estaba ocurriendo.

Entonces, lo dijo:

—Yésika... ¿Estás bien?

Y ocurrió lo que tenía que ocurrir. La muchacha se detuvo en seco y volteó la cabeza lentamente hacia atrás. Así, ella tuvo más tiempo para apuñalar a Yeik con los ojos, como si hubiese hecho la pregunta más estúpida que podría haber escogido en ese momento.

—Sí. Estoy bien, Yeik—dijo esbozando una leve sonrisa que desapareció al instante—. Gracias por preguntar.

Yeik quedó observando, extrañado, cómo ella se perdía entre la multitud decombatientes. Luego de unos segundos, pudo escuchar la voz de Gache que provenía del banco próximo al que Yésika se había sentado:

—Ah, sos bien boludo vos ¿No?

—¡Gache! —dijo su compañero, con sorpresa—. Pensé que estabas en otro lado.

—Y aunque hubiese estado en otro mundo me iba a enterar más rápido que vos de lo que le pasa a esa chica —dijo el canoso con un poco de alteración—. "¿Estás bien?" ¿En serio eso fue lo único que se te ocurrió?

—¿Qué más quieres? Ni siquiera sé por qué se puso así.

—¿Acaso sos ciego, chavón? ¡Los celos de Yésika estaban a punto de hacer que te partiera a la mitad! ¿Cómo que no sabés?

La conversación se cortó tras los gritos del entrenador, que estaba dando aviso a que la clase de magnen estaba a punto de empezar.

—Vamos a la ronda, vas a entrenar conmigo —determinó Gache.

—Espera ¿Qué hacemos con Yésika?-

—¿No la escuchaste? Te dijo que te busques a alguien más, ella ya tiene pareja. Ahora ¡Vamos!

El de pelo azul iba a contestarle, pero no había más tiempo. Debían ir lo antes posible antes de que el entrenador los reprochara por la tardanza frente a todos.



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En el texto hay: accion, aventura y misterio, aventura y amor

Editado: 01.08.2019

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