La verdad secreta - El renacer del ente

Capítulo 12 - Mentiras

10 pm


Si bien habían quedado en encontrarse en la casa del árbol para discutir sobre lo ocurrido en el gimnasio, más que una conversación, parecía un velorio. Yésika, en una de las esquinas de aquel lugar, se encontraba sentada sobre un enorme almohadón mientras se miraba las uñas. El de cabellos azules, en la esquina exactamente opuesta, se sentaba también sobre un gran almohadón, cruzado de brazos y con mirada fija y seria sobre su compañera. Por último se encontraba Gache, que actuaba de mediador sentado en el centro de la habitación sobre una pequeña e incómoda sillita de madera.

 Por último se encontraba Gache, que actuaba de mediador sentado en el centro de la habitación sobre una pequeña e incómoda sillita de madera       

No obstante, lo cierto era que el canoso no había tenido siquiera la oportunidad de actuar. Y como nadie decía nada, el de pelo blanco decidió revisar su teléfono, impaciente:

—Perfecto, ya han pasado 20 minutos y ni siquiera hemos empezado ¿Van a hablar o me voy a mi casa a hacer algo más interesante?

Ambos miraron a su amigo con seriedad. Luego cruzaron miradas entre ellos, y aunque inmediatamente dirigieron su mirada hacia otro lado, Yeik decidió dar el primer paso.

—¿Acaso te parece gracioso?

—No —respondió Gache—. En realidad, me parece un embole.

—No te hablaba a ti, Gache.

—Oh ¿Hablabas de mí? —dijo Yésika con un tono desafiante—. Qué cosas... no sabía que estabas tan interesado en mí.

—¡Te dije que Rai no tenía buenas intenciones contigo! —levantó la voz Yeik—. ¿Por qué diablos fuiste a pelear con él?

—Para comprobar si lo que me decías era cierto ¿Y sabes algo? Realmente no encuentro sus "malvadas" intenciones conmigo. Rai ha peleado limpiamente hoy y fue todo un caballero.

Yeik no sabía exactamente qué decir. Cuando trató de buscar apoyo en la mirada de su amigo, este le respondió encogiéndose de hombros.

—¿Qué tiene Rai? No entiendo lo malo en ese chico —dijo Yésika, buscando una explicación.

—Ya te lo dije, Yess —contestó el de pelo azul, molesto—. Rai no pretende hacerte nada bueno.

—¿Ah, sí? Si estás tan seguro ¡Dime! ¿Qué fue lo que te dijo, eh? ¿Qué tanto te molestó de él?

Yeik enmudeció nuevamente ante la misma situación del pasado, que le hacía recordar a aquellas palabras que no podía pronunciar.

—¿Qué? ¿Vas a hacerlo de nuevo? "Perdón, pero no puedo decírtelo"—dijo Yésika, ridiculizando a su compañero— ¿Desde cuándo es que no puedes decirme algo?

—Yésika, tú no lo entiendes.

—¡Claro que sí lo entiendo, Yeik! Entiendo perfectamente que me estás mintiendo y que tratas de ocultarme algo ¡Es por eso que no me lo dices!

—¡No te estoy ocultando nada! ¡Solo...!

—¿Ah, sí? Pues dímelo de una vez ¿¡Qué fue lo que te dijo!?

—¡Calma los dos! —interrumpió Gache con ambas palmas en alto, tomando el control de la situación. Sereno, tomó aire profundamente y se tomó la quijada con suavidad mientras inclinaba la sillita hacia atrás y cruzaba los pies. A pesar que tanto Yeik como Yésika odiaban que su compañero detuviera la conversación de repente, sabían que no podían quejarse, ya que esa era su función como mediador siempre que había problemas: calmar las cosas y volver a buscar la razón.

—Primero y antes que nada, Yésika... —dijo Gache luego de unos segundos de pensamiento—. ¿No te das cuenta de que a Yeik sólo le cuesta un poco decir las cosas?

—¡Un poco mucho, quizás!

El canoso hizo una señal con sus manos para que la muchacha se tranquilizara. Seguidamente, se dirigió hacia Yeik:

—Y vos... ¿No te parece que ya es un buen momento para dejar los secretitos de lado y que le expliques bien a tu adorada damisela lo que Rai te dijo?

Ninguno de los dos tardó en fruncir el ceño ante aquellas informales palabras de Gache en tono bromista. Ni Yeik estaba de humor, ni a Yésika le había gustado el chiste, por lo que no tardó en tratar de remediar lo dicho:

—No dije nada. Yeik, simplemente decilo de una vez.

—Bien —dijo con firmeza. Buscó las palabras adecuadas y prosiguió luego de un suspiro—. Yésika... Rai jamás se puso serio en la pelea de ayer. Él sólo me hablaba sobre ti. — La joven demostró su sorpresa alzando ambas cejas. Sin embargo, dejó que su amigo terminara su explicación—. Me dijo que iba a hacerte exactamente lo mismo, Yésika ¡Rai me dijo que te iba a golpear hasta que no pudieras respirar! ¿Tan difícil es entenderlo?



#32158 en Otros
#4454 en Aventura
#13655 en Thriller
#7725 en Misterio

En el texto hay: accion, aventura y misterio, aventura y amor

Editado: 01.08.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.