La verdad secreta - El renacer del ente

SEXTA PARTE - Capítulo 34 - Último trecho

Yeik se había instalado a ver televisión en el salón de entrenamiento, en la porción correspondiente de descanso y sentado encima de uno de los puff. Delante de él, en la mesita, reposaba un recipiente con galletas dulces, las cuales cumplían la función de desayuno, por más que al chico no le apeteciera ninguna.

Estaba despierto y viendo aquella pantalla desde las 5 de la madrugada hasta las 8:21 am de ese momento, sin haber cambiado el canal de noticias en ningún instante. Y desde entonces que el programa estaba repitiendo las dos noticias más importantes: la búsqueda del "prófugo", la cual ya conocía, y la nueva noticia de la cual no paraban de dar detalles, es decir, de la destrucción del patrimonio cultural más importante de todo el planeta.

El molino de Yakson Werner.

Luego de verlo una decena de veces, comprendió con exactitud todo lo que había ocurrido el día anterior; aquél aparato que se encontraba dentro del molino, en realidad ya había habitado allí desde hace tiempo atrás. El reportero explicaba, dentro de un video repetitivo, que aquella bomba de aire comprimido había sido construida dentro del gran molino y en otros dos cercanos, luego de finalizada la guerra de Stella Amoris. Y a pesar de que solo existían hipótesis sobre el por qué había ocurrido eso, Yeik no le dio más importancia que a otro dato sumamente importante para él; Yakson, su padre, había sido el que había desactivado aquél aparato... y también el que había muerto tratando de desactivar el de otro molino.

Arlet –o mejor dicho, Ártika– había sido la responsable de activar nuevamente el mecanismo de la bomba y causar, entonces, la muerte de su madre.

Yeik lo pensaba y lo pensaba una y otra vez, al mismo ritmo que el televisor repetía sus noticias. Sin embargo, por más que también tenía algunos pensamientos sobre sus amigos o sobre su futuro, todo en realidad lo llevaba hacia un mismo punto: todo había terminado.

—¡Yeik! —se escuchó por la entrada del gimnasio. Era Yésika, quien fue directo a abrazar a Yeik con una expresión preocupada—. Por favor dime que no es cierto lo que Gache me dijo ¡Dime que no vas a entregarte a la policía!

El de cabellos azules dio un suspiro y tomó una de las galletas del recipiente, antes de dar su decisión contundente y definitiva:

—Claro que no. Solo lo dije para que vengas corriendo a abrazarme.

La joven no pudo evitar mirarlo con cierta sorpresa. Sin embargo, luego de unos segundos, ella le pegó un puñetazo en sus costillas y volvió a abrazarlo, preocupada:

—Estoy hablando en serio, tarado ¿Por qué vas a entregarte a la policía? ¿Estás loco?

—Lo siento, Yess. Pero debo irme de Stella Amoris —respondió Yeik—. Y si quiero ir a la estación interplanetaria...

—¿Debes... irte? —interrumpió Yésika, atónita, mirando a su compañero directo a los ojos— ¿De Stella Amoris? ¿Pero... pero por qué?

—Tú y Gache van a morir.

La muchacha de puntiagudos cabellos quedó muda, pues por cada palabra que su compañero decía, ella entendía cada vez menos la situación. Yeik, a quien se le había quitado definitivamente el hambre, lanzó su galleta de vuelta al recipiente.

—Rai y Arlet me hablaron a través de un sueño, Yess. Y me lo han dejado muy claro, o me voy de Stella Amoris o terminarán con ustedes.

—Ellos no terminarán con nadie, Yeik —dijo la joven, con determinación—. Si te quedas, tú, yo y Gache podremos enfrentarlos juntos ¡Ellos no podrán...!

—No —interrumpió el chico—. Este problema es más grande que pelear con simples combatientes... ya lo has vivido en carne propia.

—Pero no será lo mismo. Prometo que esta vez no será lo mismo.

—No puedo arriesgarme a que ustedes también mueran por mi culpa, Yess. Es mi turno ahora de poner el pecho por ustedes.

Yeik había tomado suavemente a su compañera por los hombros, pero mantenía un tono de inquietud en su voz. La chica, observando la mirada de su compañero, pudo entender el dolor que él aún sentía por la reciente pérdida sufrida. Aún así, ella tenía un fuerte deseo de que Yeik no se fuera de Stella Amoris:

—No lo comprendo ¿Por qué quiere ella que viajes?

—Pues... Arlet no lo nombró, en realidad. Pero Rai sí me dijo que, a donde voy, podré saber mucho sobre este espíritu que nos acecha. —Yeik, pensativo, soltó a su compañera y volteó la mirada hacia un costado, extrañado—. Es curioso, Rai me dijo que debería conocer para no terminar como él... como si estuviera tratando de ayudarme.

—Yeik, no te puedes fiar de él. Después de todo lo que nos hizo...

Su compañera en parte tenía razón, pues Rai había logrado formar todo tipo de problemas entre los tres amigos. No obstante, Yeik aún no olvidaba la confesión del chico de cabello celeste: además de demostrar desagrado por el espíritu de Ártika, él también había demostrado su afecto hacia Yésika. De no ser por él, Yeik hubiese sido detenido por la policía:



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En el texto hay: accion, aventura y misterio, aventura y amor

Editado: 01.08.2019

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