La Verdad Sobre Iepcom 2: La Rebelión de los Oprimidos

Capítulo VI: Los Motivos de los Villanos

"Narrado por Garrett"​

En una de las tantas ocasiones en que me ocupaba de buscar alguna manera de hacer contacto con el "criadero", pues era una orden directa de Megan y ella ya se encontraba lo suficientemente estresada con todo lo que estaba pasando como para que yo también le diera malas noticias. A pesar de eso, me decidí a entrar en el sistema de la Policía Central, para ver si podía encontrar algo interesante en su base de datos -tal vez pierda el tiempo, pero al menos intentaré hacerlo-, esperando que la suerte esté de mi parte.

Al principio de mi búsqueda no encontré nada interesante, pero de tanto teclear y buscar, di con una conversación abierta y entré, no sin antes activar mi programa KALOS- precaución ante todo-, para poder escuchar todo lo que pudiesen decir sin correr peligro:

—¿Qué ha pasado? —le preguntaba la Doctora Jhonson, por lo que agradecí el estar usando mi programa.

—Nada importante de parte del jefe —fue la respuesta de Fitzpatrick—. Pero ya a éstas fechas, ya sabes quién debe estar muerto y enterrado.

—¿Podrías dejar a un lado tus ganas de vengarte de ése chico? —volvió a preguntarle la mujer, notoriamente fastidiada—. Hay cosas más importantes en qué pensar. ¿Y el jefe te ha mencionado algo sobre nuestro asunto?

—Que no sea lo que estoy pensando —me digo, en voz baja, pero inevitablemente pienso en Troy, pues el chico tenía motivos para querer acabar con ése desgraciado.

—Sigue en eso —dijo él, un poco disgustado.

—¡Siempre dice lo mismo! Y nunca nos ha dado una prueba que nos haga ver que nuestra hija está viva, Jacob —replicó Jhonson, muy alterada.

No podía creer lo que acababa de escuchar: ¿Fitzpatrick y Jhonson tuvieron una hija? ¿Cuándo pasó? No tenía ni la menor idea, pero esa debe ser la razón de todo lo que han hecho hasta ahora.

—Me enteré de que su nena está en nuestro territorio —le comentó el hombre, con una sonrisa pícara en su rostro—. Podría fraguar algo para que ella la pase muy mal aquí.

—Lo haces y puedes darte por muerto —le recalcó la científica, con tono distante—. A ella la defiende con uñas y dientes, pero a su hijo...

—Van Slyke es un demente —dijo el Jefe de la Policía—. El motivo que yo tengo para acabar con ése chico es más racional que el suyo, que es una ridiculez.

¿A qué se refiere con eso? ¿Quién es ése Van Slyke? Es mi deber averiguar lo más pronto posible de quién se trataba, pues presentía que era algo relevante en cuanto a todo lo que se estaba llevando a cabo en la Policía Central y con los XR de Jhonson.

—Si llega a escucharte, te meterás en serios problemas — le aconsejó la mujer, muy seria—. Bien sabes que ése hombre es el único que nos puede ayudar a encontrar a nuestra hija, Jacob.

—Lo sé —dijo Fitzpatrick—. Y todo porque nuestra hija desapareció en San Ángelo, después de la boda de tu mejor amiga.

Una discusión en torno a una persona que no sabía quién diablos era y que desemboca en una situación como la de una pareja divorciada que busca a su hija desaparecida... menos mal que mi madre siempre me ha protegido de todo mal, aunque sea sobreprotectora y me asfixie. Por otro lado, yo no le deseo tal mal a nadie, al menos en el caso de Jhonson, la desesperación te puede llevar a convertirte en lo que menos piensas, pero Fitzpatrick parece no darse cuenta de lo grave que es eso.

—Pero con tal y cumpla lo que nos prometió, nosotros debemos estar a su servicio, Karen —le aconsejó él.

—Más le vale —dijo ella, un poco enojada—. Porque si no lo hace, iré con Knox y le daré las pruebas que necesita para hundir nuestra sociedad.

—No hablas en serio... ¿o sí? —le preguntó él, que se notaba muy sorprendido.

—Pruébame —respondió ella, decidida.

¿Haría eso por su hija? Debe estar harta de esa situación, aunque tal vez se arriesgue demasiado, pues sus socios podrían hacer algo en su contra o dañar a sus seres queridos, que es peor. Sea como sea, debo decirle a la jefecita y a los demás sobre esto, es algo de importancia y creo que les hará cambiar -al menos un poco- la opinión que tienen sobre ellos.

—Van Slyke es un hombre muy peligroso —dijo él, muy serio—. Si fue capaz de enviar a alguien para que asesinara a su propio hijo, lo creo muy capaz de deshacerse de nosotros si lo traicionamos.

—Como si a ti te molestara —refutó ella, molesta—, tú estuviste de acuerdo en eso, Jacob.

—Sabes muy bien que lo que más deseo es acabar con él —dijo el hombre, furioso—, me la debe.

—Tú te lo buscaste —le reprendió ella, con voz cortante—. Mataste a su madre y te la cobró cuando tuvo la oportunidad, más bien, deberías estarle agradecido porque no acabó contigo.

Con eso me quedó claro que él hablaba de Troy, simplemente no se podía sacar de la cabeza lo que había pasado en IEPCOM hacía cinco años atrás. ¿Acaso es tan inmaduro como para no olvidarlo? Sólo espero que él se encuentre bien...

Y el tal Van Slyke... no sé sus motivos, pero cuando Megan se entere de esto, querrá matar a ese tipo. Por más que sea, es su hijo, pero sólo Dios sabe lo que piensa ese hombre para pasar por encima de su propia familia con tal de conseguir su propósito... ¿Cuál será?

Pero dejo de pensar en eso al ver que ya eran las cuatro de la mañana en el reloj de la computadora, por lo que la apago y me dirijo a mi habitación a descansar. Ya tendría tiempo de sobra mañana para contarle todo lo que descubrí a Megan y a los chicos.




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