La Verdad Sobre Iepcom

Capítulo XII: Un "Guardaespaldaa"

Me levanté a las seis de la mañana, cosa rara, porque Stuart, Cloe y yo nos fuimos a acostar a las dos y media de la madrugada, después de que Garrett nos mostrara aquel video en el que el Jefe de la Policía Central maltrataba a esa niña y que me causó mucha impresión. Al contrario de lo que hacía en mi rutina diaria, encendí mi computadora y lo primero que vi fue un correo muy corto de Garrett, en el que decía:

"Jefecita, quería informarte sobre dos noticias, una buena y una mala:

La buena es que logré entrar en la red de comunicaciones que usan la Doctora Jhonson y el Jefe de la Policía Central.

La mala es que en una conversación que tuvieron anoche, ella le pidió a su socio que enviara a alguien a IEPCOM, pero no sé si eso interfiera con nuestros planes.

Hablamos en la noche:

Garrett."

Creo que en ese momento estaba a punto de darme un infarto, pero no sabía si era por la alegría que me causaba el saber que Garrett había logrado intervenir la vía de comunicación que tenía la Doctora Jhonson con el Jefe de la Policía Central, o si era por el miedo que sentía al saber que alguien totalmente ajeno a IEPCOM iba a venir a hacer quien sabe quê cosas, a las órdenes de esa mujer.

De repente, se oyó la voz del Doctor Sanders en todas las oficinas del edificio, por medio de los altavoces que estaban distribuidos por todo el lugar:

—Necesito a todos los empleados de la compañía reunidos en el comedor a las ocho de la mañana del día de hoy, sin excusas.

El anuncio realizado por mi jefe me hizo pensar en que algo muy raro estaba a punto de ocurrir en la compañía y me apresuré en ir a arreglarme, para poder llegar a tiempo a la cafetería, en donde se llevaría a cabo la reunión con el resto de los empleados de IEPCOM.

En el camino me encontré con Stuart y con Cloe, que no tenían mucha mejor cara que yo, por lo que les conté lo que Garrett me había "dicho" en su correo, luego Stuart me preguntó:

—¿Y qué se supone que vamos a hacer, Megan?

—Mantener nuestra posición, Stuart —le dije, decidida—. No podemos rendirnos ahora que estamos tan cerca de saber lo que la Doctora Jhonson se propone.

—¿Y qué te hace pensar eso?

—Yo pienso que si fuera la bruja de Jhonson, haría exactamente lo mismo —dijo Cloe—. Ella seguramente lo hará para evitar que nosotros tengamos mayor acceso a su información y con ello, evitar que la saquemos de aquí.

Dejamos de hablar en ése momento, pues ya habíamos llegado a la cafetería de la empresa, en donde nos esperaban nuestros compañeros de trabajo, el Doctor Sanders y la Doctora Jhonson, que tenía una sonrisa de oreja a oreja en su rostro.

Entonces el Doctor Sanders comenzó con su alocución:

—Buenos días, señoras y señores. Los he citado aquí para darles una noticia, aunque no tiene mucho que ver con ustedes...

—¿Entonces de qué se trata? —preguntó Stuart, con tono cortante.

—Déjeme terminar, Doctor Langley. Como ya muchos, sino es que ya todos los aquí presentes, saben lo ocurrido con los padres de la Doctora Knox, a los que yo consideré mis mejores amigos en vida. Y como no quiero que a la Doctora Knox le pase lo mismo, decidí contratar a un guardaespaldas para ella...

¿Ésa era la excusa que la Doctora Jhonson había usado con el Doctor Sanders para infiltrar a su espía? Seguramente. ¿Quién dijo que yo necesito a un guardaespaldas? Los tuve durante toda mi infancia y buena parte de mi adolescencia, pero lo único que hicieron fue sacarme canas verdes. ¡Los odio! Y también la odio a ella por lo que quiere hacer, ¡mi familia es sagrada!

—Como yo no tengo conocimientos sobre el tema, la Doctora Jhonson se ofreció a hablar con el Jefe de la Policía Central, Jacob Fitzpatrick, para que trajera uno...

—¿Y a qué hora llegará? —preguntó Stuart, que mantenía su tono cortante.

—A las tres de la tarde —dijo la Doctora Jhonson—. Ésa es la única hora a la que el el Jefe Fitzpatrick puede venir, es un hombre muy ocupado.

"En atender una red de prostitución, torturar niños y quién sabe qué otras atrocidades, en sociedad con usted" fue lo que pensé ante el comentario de la mujer.

—Bueno, eso era todo lo que les tenía que decir. No quería que la llegada del guardaespaldas de la Doctora Knox los tomara por sorpresa, ¡vayan a trabajar!

Yo me fui a mi oficina rápidamente y cerré la puerta con llave, antes de que Cloe o Stuart pudiesen entrar también. ¡Quería estar sola! Me senté frente a la computadora y le envié un correo a Garrett, que decía así:

"Hola, Garrett:

Quería informarte que el Doctor Sanders contrató a un guardaespaldas para mí por lo de mis padres.

Lo malo de esto es que fueron la Doctora Jhonson y Fitzpatrick los que lo eligieron, pues mi jefe no sabe nada de esas cosas.

Para cuando leas esto, ya estará aquí, pues Fitzpatrick lo traera a las tres de la tarde.

Hablamos en la noche:

Megan."

Después de eso, me quedé en mi oficina por el resto de la mañana, esperando el momento en que mi guardaespaldas llegara a IEPCOM, para no dejarme en paz ni un momento desde su llegada. Ni siquiera sentí el pasar de las horas mientras estuve en ése lugar, pero vi la hora en mi celular y pude notar que eran las dos de la tarde con cincuenta y ocho minutos, por lo que abrí la puerta de mi oficina y salí lentamente de ella, para esperar a que todo lo que tenía que ocurrir se diera, como debía ser.

Un momento después el Jefe de la Policía llegó a la compañía usando un costoso traje de color negro, con una camisa blanca y una corbata azul marina, además de unos zapatos de marca de cuero, negros. Esa ropa lo hacía ver muy elegante, pero yo sabía que tenía el corazón negro, lleno de maldad y que era un mal nacido.

Aunque lo que me sorprendió realmente fue ver al que, según creí, sería mi "nuevo guardaespaldas"...




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