"Este capítulo es narrado por Stuart"
Mientras Megan lamentaba su mala suerte encerrada en su oficina, la Doctora Jhonson se decidió a mostrarle al Doctor Sanders los avances del "Proyecto Irión", algo que a mí me parecía mucho peor, porque si resultaba como ella quería se echaría al jefe en el bolsillo y, desde mi punto de vista, sería el fin de todo y nuestros esfuerzos se habrán ido por el caño, pues nadie nos creería nada de lo habíamos investigado hasta ese momento.
Todo el personal de la compañía fue a ver el gran acontecimiento que se llevaría a cabo en el área del Departamento de Genética ya que allí se encontraban los "Sujetos en Desarrollo", como eran llamados por la Doctora Jhonson. Cuando llegamos allá- a mí también me invitaron-, todos los presentes tuvimos la oportunidad de ver las cápsulas en las que los "nuevos seres" se formaban.
Eran una especie de "Úteros Artificiales", aunque tenían partes mecánicas y todas contenían un líquido especial con nutrientes, que eran los que hacían crecer a esos nuevos seres humanos, hasta tener la edad que la Doctora Jhonson quería.
La directora del proyecto dirigió unas palabras a los que estábamos allí:
—Señoras y señores, es un placer para mí presentarles lo que será el futuro del mundo: la unión de las aéreas de Manipulación e Ingeniería Genética, con la intención de crear seres humanos sin defectos físicos, sin enfermedades y sin la necesidad de provenir de un vientre materno natural, además de que durante su desarrollo, les son implantados recuerdos y también son educados, todo en las estructuras que ven aquí…
—¿Qué piensa usted de la maternidad natural? —preguntó una de sus asistentes.
—La considero como algo deficiente, pues no es capaz de traer al mundo seres humanos que no tengan ningún tipo de enfermedad a lo largo de su vida.
En ese momento, yo pensé: “¿Acaso los seres humanos no somos lo más cercano a la perfección? ¿Hay más perfección después de lo que ya hemos evolucionado a lo largo de los años? ¡Lo que esa mujer está haciendo va contra todas las leyes de la evolución del ser humano!”. Esto me parecía terrible y no le encontraba sentido por ningún lado, por más que lo intentaba.
Después, ella dio la orden a sus asistentes de que se iniciara con el proceso de “Nacimiento Artificial”, el cual consistía en la expulsión de los nuevos seres al exterior, simulando un parto natural.
Eran nueve seres humanos los que se desarrollaban en esas cápsulas, aunque no se podían distinguir muy bien, por el líquido que los rodeaba y por la superficie de las cápsulas, que no eran translúcidas, sino algo opacas, quizás porque tenían esa función específica, ¿Qué sé yo?... Se encontraban encerrados en una habitación, que funcionaba como una cámara de Hessel- las que se usaban en las salas de interrogatorios de las agencias policiacas y en algunas habitaciones de manicomios, para que no escucháramos nada de lo que ocurriese adentro de la misma y así, podríamos ver lo que ocurriría sin contratiempos.
Yo me considero una persona de “estómago débil”, pues suelo vomitar cada vez que veo algo muy asqueroso, pero lo que más asco me da es ver partos, así que, al ver todo eso, estaba más que seguro de que lo haría. Todo se inició cuando retiraron los conductos con los que el líquido con nutrientes era introducido a las cápsulas, que se encontraban a las afueras de las mismas, para después vaciar cada una de ellas lentamente, para evitar que pudieran ahogarse -cualquier persona con sentido común haría lo mismo- o les ocurriera algo.
Lo que pasó luego fue que las paredes de las cápsulas bajaron lentamente y algunos de los asistentes del proyecto los sacaron de la habitación y luego, el vidrio por el cual se podía ver lo que ocurría -no sé como, pero aguante las ganas de vomitar que tenía al ver todo eso- comenzó a cubrirse con la otra parte de la pared, pero antes de que eso ocurriera, pude ver los restos de placenta y todas ésas cosas que expulsan los bebés al nacer… ¡Fue asqueroso!
—¿Y qué va a ocurrir ahora con los sujetos de prueba?—preguntó otro de los asistentes del proyecto.
—Serán llevados a varias habitaciones del edificio, en las que serán vigilados constantemente, para evitar que ocurran sucesos lamentables con alguno de ellos —respondió ella, muy serena.
—Bueno, ya vi lo que tenía que ver, Doctora Jhonson, debo irme ya —dijo el Doctor Sanders, que estaba un poco fastidiado por lo ocurrido, según noté.
—¿Puedo ir con usted? —le pregunté, con algo de timidez, seguramente por el asco que sentía en ese momento.
—Sí, vamos —acordó él, animado, cosa rara en el jefe —. Ya casi son las tres de la tarde, ya el Jefe de la Policía Central está a punto de llegar, junto con el guardaespaldas que consiguió para Megan.
Las palabras del Doctor Sanders me hicieron recordar el tema que nos preocupaba a todos los que queríamos a la Doctora Jhonson fuera de IEPCOM, principalmente Megan, y que seguramente iba a estropear todos los planes que ella tenía para lograr su objetivo: el espía que habían logrado integrar al entorno de la compañía sin mayores sospechas que las mías, las de Cloe y las de la misma Megan. Yo estaba muy seguro de que todo iba a cambiar drásticamente después de la llegada de ésa persona, pero no podía decirlo abiertamente al resto del grupo.
Cuando llegó el Jefe Fitzpatrick, acompañado por el susodicho “guardaespaldas” de Megan, me sentí intimidado, pues era un hombre muy fornido y, en ése momento, lucía muy elegante, aunque yo sabía que era solamente una persona sin moral para hacerlo, por todas las cosas malas que había hecho en su vida -con ayuda de la Doctora Jhonson- y que yo había descubierto, debido al compromiso que tenía con Megan, desde que me pidió ayuda para investigar a ésa mujer.
Y cuando vi al espía que entraría en la compañía al mando de ése par, la sorpresa me invadió por completo…
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Editado: 20.05.2025