Después de que los chicos se terminaran el pastel que les había traído de parte del Doctor Sanders, Stuart me preguntó, de repente:
—¿No podrías ir a pedirle otro trozo de pastel a Sanders, Megan?
Debí haber imaginado que se trataba de eso desde un inicio, Stuart tiene una debilidad muy fuerte por el chocolate, le gusta comerlo en todas sus presentaciones, pero no era momento para eso, las cosas se estaban comenzando a poner tensas en la compañía, por lo que, de momento, no quería intervenir directamente en nada que tuviera que ver con el "Proyecto Irión", debía actuar con cautela, y esperar el momento adecuado para poder actuar.
—Preferiría hacerlo luego —dije finalmente, un poco fastidiada—. Cuando Sanders sabe que algo va mal en IEPCOM se enfurece y no quiero que la pague conmigo.
—Hablando de pastel de cumpleaños y de regalos, con todo este lío de la bruja de Jhonson, olvidé darte el mío —me dijo Cloe, apenada—. Espero que te agrade.
Entonces me entregó una caja, más o menos grande, pensé en abrirla, pero después caminé hacia mi escritorio, para guardar su regalo en una gaveta, en donde estaba también el de Stuart, para abrirlos después, cuando estuviese un poco más tranquila.
—Lo siento Megan, yo no sabía de eso y no te di nada —me dijo Troy, un poco triste, a modo de disculpa.
—No tenías porqué hacerlo, realmente no nos conocemos, prácticamente acabas de llegar aquí —argumenté, para que no se sintiera mal—. Además, con lo que pasó hace rato me basta.
Troy sonrió levemente, al recordar lo que había ocurrido después de ver al tío Jhon, de camino a la oficina, y aunque estaba usando sus lentes, seguramente porque le daba pena que los chicos vieran sus ojos -pues eran raros, dejando de lado que a mí me gustaban mucho-, o para evitar que se llegaran a burlar de él, yo sabía que estaba contento y eso me agradaba.
—Yo no preguntaré nada —fueron las palabras de Cloe al ver lo que acababa de pasar—. Pero que quede claro que tengo curiosidad.
—Algún día les contaremos —les dije, un momento después—. Es algo entre Troy y yo.
—Bueno, yo quería decirles algo —comentó Stuart, buscando retomar el tema de la Doctora Jhonson—. Cuando vi a los sujetos de prueba del proyecto de la Doctora Jhonson por primera vez, la vi anotando cosas en un cuaderno, pero lo ví como algo normal.
—Es como su diario —explicó Troy, serio—. En él hace anotaciones de todas las cosas en las que está involucrada, lo que pasa en el criadero, en el burdel y en su proyecto.
—¿Cómo sabes eso?
—Cualquier persona relacionada con sus negocios o proyectos lo sabe —dijo el chico, haciendo ver que era algo obvio—. Y siempre que la veía, lo usaba.
—Entonces debe estar acostumbrada a hacerlo todo el tiempo —concluyó Cloe, para después añadir—. Eso deja ver que es una persona muy metódica, que le gusta tener todo controlado y que está muy al pendiente de sus asuntos.
La Doctora Jhonson tiene un diario... interesante. Me gustaría saber las cosas que ha escrito en su interior, sus intimidades y puntos de vista de la vida o ver si siempre ha sido así como la vemos y la conocemos, una mujer que es capaz de hacer lo que sea necesario para conseguir lo que quiere, sin importarle nada. Sería bueno, ya que el dichoso diario podría darnos las pistas que necesitamos para poder detener sus planes en IEPCOM, cualesquera que sean.
Pero como yo estoy completamente segura de que nunca se me presentará la oportunidad de tener ése diario en mis manos, y conocer los secretos de ésa mujer, me limito a pensar, en voz alta:
—Soñar no cuesta nada.
—Y con leer ese diario mucho menos —dijo Cloe, lo cual me sorprende un poco, pues era justo lo que me había guardado para mí.
En ése momento, se escuchó que alguien estaba llamando a la puerta. Como yo no esperaba visitas, me dispuse a abrir la puerta de mi oficina, con la intención de averiguar de quién se trataba. Lo hice lentamente, ésa era una costumbre que tenía desde hace algunos años, pero me encontré con el Doctor Sanders, que se había presentado allí para preguntarme, un poco apenado, apenas vió que había abierto la puerta en cuestión:
—¿Podemos hablar, Megan?
—Claro que sí, Doctor Sanders —fue la respuesta que le di, con voz serena—. ¿De qué se trata?
—Vamos a la oficina de la Doctora Hatthaway, allá podremos hablar con más calma.
—¿De qué será? —le preguntó Cloe, que se asomó apenas oyó que el Doctor Sanders la mencionara, un poco extrañada.
—Ah, ya se conocen. Entonces será aún más sencillo de lo que yo creía, pero hablemos de eso en otro lugar.
Entonces Cloe y yo nos fuimos de allí, dejando a Stuart y a Troy solos, algo sorprendidos por eso.
Continuará
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Editado: 20.05.2025