La Verdad Sobre Iepcom

Capítulo XXIX: Plan B

​El Doctor Sanders, Cloe y yo íbamos en camino a un sitio tranquilo en donde platicar un rato, sin presiones. Sin que llegáramos a darnos cuenta, nos encontrábamos justo frente a la puerta del cuarto prohibido, a punto de entrar.

Yo no quería volver allí, la vez que Cloe me mostró lo que estaba guardado en ese lugar me había dejado un muy mal recuerdo, todo mi trabajo se encontraba ahí adentro, como si se tratara de basura, que no parecía nada importante para el resto y todo por el capricho de una mujer soberbia y manipuladora que me odiaba... ¡Y el odio era mutuo!

—¿No piensan entrar? —nos preguntó el Doctor Sanders a Cloe y a mí.

—Es que lo que está ahí me pone de mal humor —le dijo mi amiga, adelantándose a una respuesta de mi parte, que pudiera delatarme, pues se suponía que yo no sabía lo que había allí—. Usted sabe que todos los miembros del Departamento de Robótica de IEPCOM trabajamos muy duro para que todos estos proyectos de nuestro departamento se dieran, Doctor Sanders.

—Lo sé, chicas —dijo él, sereno, a modo de disculpa—. Por eso y porque sé que no me van a fallar, les voy a proponer mi plan B.

Debí suponer desde un principio que se trataba de algún "Plan B", cada vez que un proyecto comienza a fallar, el Doctor Sanders contacta a personas de otro departamento de la compañía, para que realicen o retomen un proyecto simultáneo como precaución si el otro fallaba definitivamente. Y en ése momento, me estaba proponiendo eso a mí, debido a la situación que se manejaba con el " Proyecto Irión".

—¿De qué plan hablas? —le pregunté, ya que no estaba segura de eso.

—Quiero que retomes el proyecto anterior del Departamento de Robótica, el que se pospuso por la llegada de la Doctora Jhonson y por el "Proyecto Irión".

—¿Dónde lo haremos? —preguntó Cloe a su vez, muy intrigada—. La Doctora Jhonson hizo que trasladaran todos los recursos del Departamento de Genética al de Robótica, porque lo utilizaría en su proyecto, lo que ocasionó esto.

—Pues aquí mismo, señoritas —fue la respuesta de Sanders—. En éste lugar tienen todo lo necesario para llevar a cabo ese proyecto, lo que este sitio necesita es una buena limpieza.

—Solamente espero que el proyecto no se vuelva a posponer, Doctor Sanders— le dije, seria.

—Y yo espero que la Doctora Jhonson no se entere de esto —recalcó él, en voz baja, dejándonos en claro que todo debía mantenerse en secreto—. Y ustedes no le dirán nada... ¿O sí?

—Cuente con que eso no va a pasar —fue lo que dijo Cloe, más tranquila—. Ella no lo sabrá.

—Entonces las dejo encargadas de la primera tarea — dijo Sanders, un momento después—. Limpiar todo este chiquero, muchachas.

El Doctor Sanders se fue de allí, justo después de decirnos eso, con rumbo a su oficina, dejándonos a mí y a Cloe con una tarea a la que, sinceramente, no estábamos familiarizadas en lo más mínimo, como lo era la de ls limpieza. Lo único que se nos ocurrió hacer fue reírnos ante toda esa situación.

Fuimos al cuarto de mantenimiento, allí podríamos encontrar todo lo necesario en lo que a tareas domésticas se refería. Escobas, trapeadores, cubetas con agua y otros implementos de menor uso, como los plumeros y los guantes, los llevamos al sitio que debíamos limpiar y Cloe dijo:

—No tengo ni la más mínima idea de qué hacer con estas cosas.

—Yo tampoco —le dije—. Pero aún así, debemos poner manos a la obra.

—De acuerdo, hagamos nuestro mejor esfuerzo para que todo salga bien.

Un momento después, Cloe y yo nos encontrábamos haciendo labores de limpieza en esa bodega, nosotras, que no sabíamos ni siquiera lavar un plato, porque nos habíamos acostumbrado a que la servidumbre de nuestras casas lo hicieran.
Lo primero que hicimos fue limpiar la maquinaria y los prototipos en los que íbamos a trabajar, que era lo menos complicado y lo que más me importaba en ese momento. Seguidamente, los cubrimos con sábanas, para que no se ensuciaran mientras limpiábamos la habitación, pues eso era muy importante y no queríamos que se dañara o algo peor, a causa del sucio.

Luego limpiamos las paredes, quitándoles el moho y otras imperfecciones, al menos las que eran más notorias, para que no se vieran tan mal, odiaba que mi ambiente de trabajo se viera mal y después barrimos el piso, nos costó un poco porque era nuestra primera vez haciendo esto, pero al final lo conseguimos y guardamos el sucio en bolsas para basura, ya que sería mucho más difícil dejarlas en otro lugar y por último, pasamos los trapeadores por el piso, para que quedara mucho más limpio.

—Quedó mucho mejor de lo que esperaba, Megan —fue lo que me dijo Cloe al ver el resultado de nuestro trabajo.

—Tienes mucha razón, Cloe. Para ser nuestra primera vez, se ve muy bien.

Continuará...




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