La Verdad Sobre Iepcom

Capítulo XXXVIII: Secuestro Frustrado

“Este capítulo es narrado por Troy”


Cuando vencí a Zack, busqué a Cloe con la mirada, pero se había marchado, llevándose el arma de ese tonto y pensé: “Ojalá sepa usarla, si no va a estar en problemas”, pero al pensar en eso, se me vino a la mente una pregunta: “¿Dónde estarán el idiota de Fitzpatrick y los otros tres matones que trajo consigo?”.

Yo sabía muy bien que cuando aparecía uno de ellos, era porque los otros ya estaban listos para acatar la orden de Fitzpatrick, por lo que reviso a Zack y lo único que veo que me puede servir es un Wakizashi y lo guardo dentro de mi chaqueta, para después continuar camino y detener a los que se encontraban detrás de éste ataque, para que no consiguieran llevar a cabo su cometido aquí en la compañía. Seguramente vinieron en busca de la XR -recuerdo que así llamaban a los sujetos de prueba del proyecto dd Jhonson-, pues ella no había querido fugarse con ella en su momento, así que querrán tenerla a la fuerza.

Sigo andando por los pasillos rápidamente, con mucho cuidado, pero de repente siento que alguien me observa: “Aquí está el segundo”, pienso y me doy vuelta, para detener el ataque de mi rival, el cual usaba un Hanbō- el solo sonido del arma lo delataba- y le di un puñetazo en el abdomen, lo cual hizo que se quedara sin aire y se alejara un poco:

—Tú ya no me sorprendes, Lance.

—Hola, Troy —me saludó, con un tono de voz que hacía notar su sarcasmo—. ¡Qué bueno que te veo, amigo!

—No puedo decir lo mismo de ti, los traidores no merecen ser llamados de esa forma.

—De acuerdo, si eso es lo que quieres creer, adelante —comentó, un poco decepcionado—. Entonces veamos quién gana esta vez, Troy.

Nos pusimos en posición de combate, mientras yo caía en cuenta de que la mejor manera de vencer a Lance era desarmarlo, para después atacar a mano limpia. Él atacó en primera instancia, pensando en golpearme en el abdomen con su arma -era muy predecible en ése sentido, ¿o es que acaso lo conozvo tan bien que puedo intuirlo?-, por lo que yo me limité a esquivarlo y luego tomé la vara por el lado libre, para quitársela y lanzarla lejos de donde eståbamos y, un momento después, golpearlo en el abdomen con fuerza, en repetidas ocasiones, para que no tuviera oportunidad de devolverme los ataques.

Al final, le di una patada a la cabeza, para dejarlo inconsciente y luego me fui de allí, a buscar al resto, además de que no quería seguir viendo a ese chico, que hace algún tiempo, era mi único amigo, mientras estuve en el "criadero" porque yo no podía tolerar lo que él me había hecho. Era un vil traidor, y lo seguiría siendo siempre.

Unos minutos después, mientras seguía recorriendo las instalaciones de IEPCOM, escuché un disparo, no muy lejos de mi ubicación y pienso: “Espero que Cloe esté bien”, y sigo en busca de los compañeros de Zack y de Lance, pero en mi andar, veo a un buen número de guardias tirados en los pasillos, muertos, mal heridos o inconscientes. Paso frente al lugar en el que estaban los XR, en el que -para mi sorpresa- no hay nadie y me digo, pensativo:

—Alguien sacó a la chica de aquí, espero que no hayan sido las personas que estoy pensando.

Seguía andando por la compañía, esperando a que alguno de los secuaces de Fitzpatrick se llegara a aparecer, pero en medio de eso, recuerdo algo de lo que dijo Cloe en la última reunión del grupo: Que todo esto tiene como objetivo dañar al Doctor Sanders. Por eso, me voy hasta allá, porque él también se podía encontrar en peligro de muerte.

Al llegar a la oficina del Doctor Sanders -era el único lugar en el que pensé que el hombre se podría encontrar-, supe lo que estaba pasando, pues escuché muchos ruidos allí y entré lo más pronto que pude. Encontré al Doctor Sanders en medio de un intento de fuga, huyendo del tercero de ese grupo, que me dijo, un poco emocionado:

—¡Llegaste, "Pequeño Zorro"! Ya creía que todo iba a ser demasiado sencillo.

—No dejaré que lo mates —lo encaré, para hacerle ver que no le temía..

—¿Quién dijo que la orden es matarlo? El jefe quiere que lo secuestremos, nada más.

—Sea lo que sea, no voy a dejar que lo lleven a cabo, Ken —refuté, con voz firme

La respuesta que recibí de su parte fue que él me lanzara varias Bō Shurikens, las cuales traté de esquivar, pero una de ellas se me clavó cerca de las costillas. La saqué y se la lancé de regreso a Ken, quien, a diferencia de mí, logró esquivarla con muchs rapidez, no por nada ésas armas eran su especialidad.

—Pensé que serías más rápido.

—Mi turno —le dije, para después sacar las Shurikens que tenía en la chaqueta, para poder lanzárselas a mi rival.

Ken volvió a esquivarlas, pero algunas se acabaron clavando en sus piernas, por lo que pude acercarme y golpearlo en el pecho en algunas ocasiones, para después dejarlo fuera de combate al noquearlo. Después de eso, Sanders me dijo:

—¡Gracias por salvarme, chico!

—De nada, Doctor Sanders —le dije, mientras trataba de cubrir la herida que me había hecho ése sicario—. Es mejor que salgamos de aquí.

—¿Salir? ¿No es peligroso?

—Lo voy a llevar con Megan —fue lo que se me ocurrió decirle en ése instante, para ver si accedía a acompañarme.

—Entonces vamos.

Salimos rápidamente de la oficina, porque yo quería llevarlo a donde estaba Megan, con la intención de que huyeran de la compañía juntos y así, frustrar los planes de la Doctora Jhonson y de Fitzpatrick.




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