"Narrado por Troy"
En algún lugar del mundo, año 2037
En medio de la oscuridad, en una habitación sucia y pestilente, por la que no entraba ni un mísero rayo de luz con el paso de cada segundo, minuto, hora, día, semana o mes, en fin, del tiempo que transcurría en el mundo exterior, ése era el lugar en el que al que me habían traído... de regreso. Me hallaba de vuelta en el "criadero", confinado a una celda "especial" para mí, a la que la Doctora Jhonson -o mejor dicho, su jefe- me habían traído por mi "mal comportamiento" en IEPCOM.
He sabido algunas cosas sobre Fitzpatrick, como que se han inaugurado dos nuevas sedes de la Policía Central en lo que antes era la ciudad de Miami y en Santa Leah, lo cual significaba el simple hecho de que tendría más agentes y más poder para seguir haciendo lo que se viniera en gana. ¿Cómo lo sé?... pues por los rumores de pasillo que he llegado a escuchar.
El Proyecto Irión siguió su curso, pues Jhonson no pudo conformarse con los XR, sino que creó a otros "superchicos" a los que llamó XS y los entrenó para que fueran soldados, que solo obedecieran órdenes de ella, de su socio y de su jefe. Los XR fueron traídos al "criadero"y también fueron entrenados, pero por Irina y Ken- que eran los mejores sicarios del grupo-, para que fueran invencibles.
De vez en cuando, ellos visitan mi celda, con la simple intención de darme golpizas salvajes. Antes me defendía, pero ya no tengo la fuerza física de antes y ellos me hacen picadillo en apenas segundos, además, según tengo entendido- también por rumores de pasillo- es que eso forma parte de su entrenamiento intensivo.
Han pasado dos años desde aquel día en que estuve a punto de acabar con la vida de Jacob Fitzpatrick, sin éxito porque aun quedaba algo de cordura en mi trastornada mente, cordura que ya no sé si posea. Dos años sin poder salir de esta prisión a la que me trajeron, sin poder probar algo que no fuese agua y en los que he intentado no enloquecer, lo cual es muy difícil en mi situación actual.
Durante ese tiempo, la Doctora Jhonson ha intentado hacer que me una a sus matones, sin conseguirlo, porque, a pesar de sus amedrentamientos y de la saliva que ha gastado en eso, nunca he accedido a su oferta. Mi dignidad no se ha quebrantado aún y no lo hará nunca.
Suelo pensar en Megan y los chicos casi todo el tiempo y me pregunto qué será de ellos después de todo aquello, si al menos uno de ellos me extrañaba, si eran felices o no. Esas preguntas tal vez nunca puedan ser respondidas, pues no creo poder salir de aquí, al menos de que muriera o que llegara a ocurrir algún milagro.
De repente, veo que la puerta de mi prisión se abre, para darle paso a mi viejo amigo Lance, acompañado del prepotente de Zack, quienes seguramente vienen a acabar con mi miserable vida, como han querido hacerlo desde que los conozco. Entonces Zack comentó, alardeando como siempre:
—Yo sólo hubiese podido acabar con él. No sé por qué tú tienes que acompañarme, Lance.
—Porque fue una orden de la Doctora Jhonson que yo viniera contigo— dijo él, con voz cortante—, para que no cometas ninguna estupidez.
Eso lo confirmaba... venían a matarme. Ambos entraron allí y pienso que ha llegado mi fin, mientras veo que Lance se acerca a donde estoy y se dispone a levantarme del sucio piso de la celda, diciéndole a Zack:
—¡Ayúdame con él! La jefa dijo que debemos apresurarnos, para llevarlo a donde se encuentra ella.
—De acuerdo— dijo Zack, desganado—. Pero la verdad es que no me gusta nada tener que ayudarte en esto.
Después de que ellos dos me sacaran de mi celda, todos caminamos- yo apenas podía poner los pies en la tierra- a una habitación en la que estaba la Doctora Jhonson, acompañada de Ken e Irina, que me dijo:
—Muy bien, aquí estamos de nuevo... Troy, tú sabes que yo te aprecio mucho, por algo no dejé que mi socio te matara, a pesar de lo que le hiciste. Pero quiero preguntarte algo... ¿Te unes a nuestra causa?
—Nunca— respondí—. No seré uno de sus matones.
—Ya pueden matar a...
—Esperen muchachos— dijo un hombre, que estaba sentado en una butaca, de espaldas a todos—. Yo quiero conocer a ese chico.
—Pero señor...
Un momento después, ése hombre se paró justo frente a mí y, al ver que yo no subía la mirada, sostuvo mi cabeza y me obligó a mirarlo a la cara, mientras decía, muy sonriente:
—Éste es el chico que estuvo a punto de mandar al otro mundo a Fitzpatrick por proteger a Sanders y a...
—La estúpida de la Doctora Knox— interrumpió Zack.
La reacción de ese sujeto fue la menos esperada: tomó a Zack por el cuello, comenzando a apretarlo con fuerza casi inmediatamente, mientras le advertía, presa de la ira:
—¡Si vuelves a insultarla frente a mí, voy a acabar con tu existencia! ¿Comprendido, imbécil?
Después de eso, lo soltó y Zack dijo, sofocado aun:
—No se preocupe, señor. No volverá a ocurrir.
—¡Y llévense a este chico ya! Hagan lo que les dijo Jhonson.
Entonces los sicarios obedecieron y me sacaron de allí, con la intención de llevarme de nuevo a mi celda y asesinarme en su interior. Yo no podía permitir que lo hicieran, por lo que decidí arriesgarme y escapar de ese lugar- nadie lo había logrado antes- o al menos intentarlo.
Cuando estaban llegando a mi prisión para cumplir la orden de la Doctora Jhonson, Lance le dijo a Zack:
—Tengo ganas de ir al baño.
—¿Y no te puedes aguantar las ganas hasta que matemos a este idiota?— preguntó él—. Será fácil, te lo aseguro.
—No, tengo que ir ahora. Además, tú puedes hacerlo solo... ¿no es así?
"Si tú lo dices" pienso al ver la capacidad de alardear que tiene el idiota de Zack, mientras Lance se iba a hacer sus necesidades. Zack estaba muy concentrado, mirando a todos lados- menos a donde tenía que mirar-, para que no me escapara, pero yo logré zafarme de su agarre y luego le dije, sereno:
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futuro cercano, experimentos geneticos humanos, misterio e investigación
Editado: 10.06.2025