_ Ya sabes ... en ese momento ni siquiera parecía que yo estuviera allí con él ... parecía que lo veía todo desde arriba. Estoy seguro de que no soñé, la hermosa noche continuó y él, con esa dulce voz que me hablaba, el mundo nos pertenece. Fue el mejor momento de mi vida ... hasta ahora.
Era Helena al día siguiente y ya en la casa de Dayane, contándoles sobre su día y su velada romántica con Ray a sus amigos ... y Thierry. El trío de amigos ahora se ha convertido en un cuarteto.
A lo largo de la conversación, se le ocurrió una manera de decir que durante la caminata, Ray le había pedido que estuvieran juntos y que ella había considerado seriamente renunciar a todo lo que había logrado para ir con él.
_ ¡Oh mon Dieu! _ Dayane comentó con admiración: _ ¡Te enamoraste de él!
_ Sí, me enamoré ... y me pidió que fuera con él. _ Dijo en ese momento.
_ Y tú, por supuesto, no aceptaste. _ Dijo Samantha, con la absoluta certeza de que su amiga no estaría de acuerdo en dar su vida por ningún hombre. Y se sorprendió al ver que ella no respondía y sonreía todo el tiempo.
_ ¿QUÉ, ACEPTAS? _ Los tres saltaron encima de ella. Helena se estremeció, pensando que la iban a golpear.
_ No creo que hicieras eso, solo porque siempre has priorizado tu vida, tu carrera, tus estudios, tu trabajo ... _ criticó Samantha. Sabía, o al menos creía saberlo, cuánto valoraba Helena sus logros personales y profesionales y nunca se imaginó verla dar la vida por nadie, aunque estuviera profundamente enamorada.
_ ¿Quién es este hombre que logró lo que ningún novio suyo pudo hacer? _ Preguntó Dayane, todavía maravillada por la actitud de su amiga.
_ Apuesto con todas mis fichas a que es Boniton en el edificio. ¡Hola! _ Thierry suspiró tocando lo que parecía ser un paso flamenco. Helena no pudo soportarlo y se rió del baile que acababa de realizar. Samantha y Dayane se miraron, preguntándose de quién estaban hablando.
_ ¿De qué estás hablando? ¿Es el tipo que vio el video de Nubia?
Helena no respondió, al menos no de inmediato. Sabiendo lo enojada que estaba Samantha, escucharía un tremendo sermón junto con un gran golpe.
_ Por tu silencio es él, ¿verdad? _ Preguntó Dayane preocupada por la reacción de Samantha y riendo por dentro con los rostros engreídos de Helena y Thierry.
_ Si es él. _ Dijo ya preparándose para un posible puñetazo o una ráfaga de blasfemias. Pero para su sorpresa, solo preguntó cómo volvieron a estar juntos.
_ Fue en el encuentro literario de la librería Shakespeare and Company. Estuvo allí gracias a Thierry. Por cierto, realmente quería saber cómo te convenció para que le preguntaras.
Los tres miraron a Thierry en busca de una respuesta. Y, por supuesto, se aseguró de contar:
_ Bueno, primero vino después de mí ... no exactamente yo, verdad. La razón es que quería saber sobre ti. Pero como pensé que te había hecho algún daño, no quería darte un ápice de confianza ... si fuera en otro momento, estaría feliz de hacerlo.
Helena, Samantha y Dayane no pudieron soportar la historia de Thierry y se rieron a carcajadas, solo imaginando la escena.
_ ¿De qué te estas riendo? En serio, no fue fácil tener a ese hombre detrás de mí y no poder hacer nada, oh Mon Dieu.
_ Está bien, continúa. _ Preguntó Helena entre risas.
_ Después de mucha insistencia por su parte, decidí escuchar lo que tenía que decir el bofe ... Quería saber si estabas bien después de lo sucedido, porque según él, trató de hablar contigo y no pudo ' t. Dije que era porque no tenías ganas de hablar con él porque es un idiota por creer en los chismes de Internet.
_ Nuestra. Después de eso, ¿no fue grosero contigo? _ Preguntó Samantha.
_ Oh mon petit, no te preocupes, no lo fue. Y estaría bien si lo hubiera sido. También porque amo a los hombres rudos, si sabes a qué me refiero ...
Los tres se rieron tremendamente de su frase de doble sentido.
_ Continuando ... en su defensa, dijo que en ningún momento le creyó lo que decía esa bruja pobremente oxigenada en YouTube, aunque admitió estar algo confundido y solo quería entender lo que estaba pasando. Y me preguntó si sabía algo ...
_ ¿Y qué le dijiste? _ Preguntó Dayane.
_ Mira chéri ... _ Thierry trató de explicar: _ ... eras tú quien debía contar, ya que es tu historia y no tengo derecho a compartirla. Pero como no respondiste y él insistió tanto, terminé contándole. Y, por supuesto, le pregunté por qué quería saber ...
_ ¿Que te dijo el? _ Preguntó Helena, sorprendida por su respuesta. Samantha y Dayane temían por su amiga.
_ Dijo que iba a intentar ayudarte ... bueno, eso es lo que me dijo. Realmente no lo creo, pero decidí darle un voto de confianza al bofe y le dije que fuera al lanzamiento de mi libro, porque su chica estaría ahí. En ese caso, tú. _ En ese momento, tomó la mano de Helena: _ Y si realmente le gustas, puede ir a buscarte para que intenten entenderse. Resultado: el hombre estaba. ¡Aplaudiendo por mí!
Samantha y Dayane aplaudieron la actitud de Thierry al querer ayudar a Helena. Y no le creyeron cuando ordenó a su conductor que los llevara a un motel.
_ Oh amigo, solo quería ayudar. Como eras, lo que realmente necesitabas era "¡sacarte el culo!"
Se rieron de que todo había terminado.
_ Gracias cariño, no fuimos al motel, pero por otro lado me lo pasé muy bien con él.
_ Aún no has dicho su nombre. _ Comentó Dayane.
_ En serio, ¿quién es el afortunado que tuvo el honor de disfrutar de tu compañía? _ Preguntó Samantha.
_ Ray ... en realidad tu nombre es Ramón Enrique Acevedo Kerkadó, és un puerto riqueño radicalizado en Estados Unidos. _ Sonrió ante el recuerdo. E insistió en mostrarles a sus amigos una foto suya en su celular.
_ ¿Notaste cómo dices su nombre? Incluso parece uno de esos personajes de una telenovela mexicana_ comentó Samantha, llevándose uno consigo.