《la Viajera》

Capítulo 4.

 

Sigo sin salir de mi conmoción. Literal estoy comprometida cuando no quiero estarlo.

La reina simplemente se fue y me dejo con un estado de estupefacción. Ella no puede obligarme a casarme con su hijo, mejor dicho es lo mas loco que había escuchado, ya que dado el hecho a ella no le simpatizo mucho, me trata con educación porque soy importante para la dimensiones, y no es por alardear.  

Sacudo la cabeza y me encamino hacia afueras del castillo. Iría a hablar con la reina pero ahorita es mejor que ella piense fríamente y yo me concentré en mis portales que  llevan mucho poder el igual mis escudos protectores y no solo es proteger a los soldados, sino también a la aldea. 

Me encamino hacia afueras del castillo, ya no iba a desayunar, el apetito se me había ido con cada palabra que soltaba la reina. 

  — ¡Capitán!— Grito para que detenga sus pasos.— ¿Toda esta de acuerdo a lo planeado? 

  — Muy buenos días para usted también, Viajera. — Rio. — Todo está listo, no se preocupe.

  — Excelente, esas son buenas noticias. Recuerdele a los batallones que es atacando con todo e ir retrocediendo para que los escudos no pierdan tanta fuerza. 

  — La idea es  atacar y destruir. Además son escudos poderosos. Provienen de nuestra chica. 

Me rio fuerte.

  — Deja de halagarme, apura al batallón la hora se acerca. 

Rueda los ojos y dando media vuelta se pone en marcha hacia la salida del castillo. 

Mientras tanto, yo me encamino hacia la cocina, me puse a pensar que es mejor comer y tener energía, tal como dijo el príncipe a no comer y después que las tripas me este gruñendo como león enjaulado.

Apenas pongo un pies en la cocina un exquisito olor inunda mis fosas nasales. 

  — ¿Que huele tan bien?— Le pregunto a  Eva, la mujer a cargo de la cocina.

  — Zari, cariño.— Avanza hacia mí con pasos apresurados, llegando a donde estoy me abraza fuertemente dejándome sin respiración. —Ay mi niña.—Me suelta. Inhaló una gran bocanada de aire. grande.— Supe que no has comido así que preparé esto para ti, Cariño. 

  — Eres un sol ¿Lo sabes? — Me guiña el ojo. 

Agarró el pequeño banco de madera y procedo a sentarme frente a la mesa de madera donde esta ubicado mi plato de comida, un jugo de naranja, huevo frito, pan tostado y unos pequeños pedazos de muslo de pollo hacen que me ponga a babear y es cuando me doy cuenta del hambre tan atroz que tengo, sin embargo, la charla con la reina, si es que a eso se le puede llamar charla,  me había cerrado el estómago, pero a ver tal comida regreso como si de un huracán se tratase.

Me apodero de un pedazo de muslo. Abro la boca para hincarle el diente, sin embargo a medio camino del plato hacia mi boca, una luz potente surge de mi collar. Sin nisiquiera darle un mordisco a mi comida, salgo disparada de la cocina. 

Corro lo mas rápido posible hacia el campo de entranamiento. El capitán Duyin viene hacia mí con pasos apresurados. 

  — General, los Gobrols se han adelantado. El batallón de inicio está en la frontera de la dimensiones,  solo faltamos nosotros. 

  — ¡Soldados, en marcha!— Los hombres se posicionan en columnas perfectamente alineadas en la espera del portal. 

Me sitúo frente al comandante Duyin.

 Pongo mi espalda rectamente, mis brazos completamente extendidos hacia abajo. Voy subiendo hasta que se junten arriba de mi cabeza, haciendo que mis manos choques produciendo un sonidos ligero. Los voy bajando lentamente de mis dedos van saliendo unas pequeñas luces de diferentes colores haciendo en el aire un óvalo blanco con varias auras de colores. 

Me hago a un lado para que el general y los soldados sean los primeros en atravesar el portal.

Ya cuando no queda ningún soldado de mi lado, entro al portal. 

Lo primero que me recibe es la fresca brisa del la zona desolada, una zona que al comienzo de la dimensions, al frente de nosotros están los árboles y hacia atrás si enfocan bien la vista se podría observar los pequeños aposentos que es la aldea, una de tantas en la dimensión. 

Me trono los hueso de los dedos e igual en la cabeza. 

Observó a los soldados acatando órdenes del general, moviéndose de punta a punta. 

Dirijo mi vista hacia el frente y me percato de que varios árboles se están moviendo, pisadas se a escuchaban. Las aves volaban fuera de las ramas de los árboles. 

Grandes Gobrols empezaron a salir del bosque, rugiendo y pisando cada cosa a su paso. 

Los Gobrols son criaturas horrendas grises o marrones, grandes patas como las de un rinoceronte, grandes manos y en una tenían grandes mazos puntiagudos, brazos grandes,eran tan altos como un árbol o tan pequeños de tamaño humano, de sus cinturas se ajustaban un taparrabos, su caras son feas, con grandes colmillos orejas puntiagudas.

Se detienen a inicios del bosque, o para ellos el final. 

Mantengo mi rostro sin expresión algunas.  

— Es hora, soldados. 



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En el texto hay: mentiras, mentiras y desilusión, mentiras y traición

Editado: 03.09.2018

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