EL CONCILIO

Al llegar a la casa Van Horn, Catalina vio media docena de vehículos en la entrada, había un ambiente festivo, al entrar vio un bufet dispuesto en el comedor y varios meseros atendiendo a los presentes, lo usual, algunas mujeres muy jóvenes excesivamente maquilladas, una cantante de Jazz isleña ejecutando ”What a wonderful world” de Louis Armstrong, el Profesor Julio Arismendi quien dirigía la cátedra de Historia medieval en dos universidades, el Arzobispo con toda su pompa y un comediante de mediana edad que ya conocía, éstos tres se encontraban sentados en semicirculo conversando amenamente y algunos amigos de Harry, quienes por casualidad habían disculpado a sus esposas por una u otra razón, éstos sólo intentaban llamar la atención de las jóvenes hablando en tono demasiado alto sobre sus inversiones y logros profesionales. Catalina pensó.

La sociedad plenamente representada, la clase baja sirviendo, las debutantes intentando ligar un benefactor, los de clase media exagerando sus logros, los dirigentes de la sociedad cómodamente sentados derramando sabiduría, el entretenimiento musical representando la cultura y el bufón y  en la sombra la mente maestra Harry halando los hilos. Sonrió con desdén y se encaminó escaleras arriba, en ese momento escuchó a Harry gritar:

-Mi amada esposa ha llegado, tal vez ella nos amenice la velada con alguna historia sobre sus famosas clientas, cuéntanos Catalina quién se quedará con media fortuna de quién, no seas tímida acompáñanos.

-Buenas noches queridos amigos, voy a refrescarme y ponerme algo más cómodo y bajo a acompañarlos, bienvenidos.

No le gustaban esas veladas donde Harry se pavoneaba como un sabio, pero hoy necesitaba pensar en otra cosa intentaría disfrutar la noche, buscó un vestido negro de encaje con unos zapatos y accesorios color rosa para suavizar el atuendo, los colocó sobre su cama y se metió bajo la ducha largo rato.

Emulando a su esposo tomó una gran copa de vino y luego de saludar a todos, se acomodó en una poltrona donde podía escuchar la conversación de los tres personajes, pero lo suficientemente lejos para que no la incluyeran en la conversación.

-Nunca, China nunca se atrevería a invadir Taiwan, son poderosos pero no quieren una guerra y EEUU siempre está hábida de confrontación, no lo harán estoy dispuesto a apostar con quien quiera que no invadirán jamás.

-intentan aislarla diplomáticamente para que ceda, es una guerra fría, pero Taiwan ni quiere formar parte de China, ni lo necesita, el resto del mundo seguirá negociando con ellos, no hay quien supla ese mercado, China cayó en su propia trampa, ellos saben que el mundo depende de sus productos, así como dependen del principal producto de Taiwán, nadie necesita una confrontación.

Harry observaba a su esposa desde una esquina y en ese momento elevó la voz e irónicamente  dijo:

Señores, por Dios ese tema está agotado ese es un juego trancado, ustedes son unos inocentes mortales si creen que las disertaciones sobre política tienen algún resultado más allá de enfrentar posiciones que no dan ninguna solución práctica,  por qué mejor en obsequio al adagio Romano “PAULO MAIORA CANAMUS” Cantemos de cosas mas elevadas, deberíamos aprovechar la presencia del Profesor Arismendi y de nuestro Padre el Arzobispo, y tal vez disertar sobre la vida  de Jesús y su impacto en el mundo.

Inmediatamente el comediante expresó:

-Ja!!! Y ahora quien es el inocente?

El Arzobispo miró al comediante con desagrado e inmediatamente se irguió y expresó:

-Jesús es un tema que nunca se agotará y siempre podremos llegar a un acuerdo cuando de él se trata, aun y cuando otras religiones fuertes no lo aceptan como Mesías lo reconocen como Profeta, así que siempre habrá acuerdo con su sinigual papel en la historia de la humanidad.

El profesor Arismendi se acomodó en el sillón y con lapidaria expresión dijo:

-Bueno no se puede negar su existencia, ni su importancia pero, con todo respeto al Excelentísimo y Reverendísimo Arzobispo, hay pruebas de un Jesús histórico en contraposición con el Jesús bíblico, la Iglesia en sus intentos por darle legitimidad científica a los milagros ha alterado las traducciones de los escritos de Flavio Josefo y de Tácito, Hay infinidad de historiadores que convergen en que Flavio Josefo escribió en su Testimonium Flavianum que en los tiempos de Tiberio fue crucificado por Poncio Pilatos un alborotador local llamado Jesús proveniente de Nazaret y luego de innumerables y piadosas alteraciones cristianas terminó siendo un extenso escrito donde habla de milagros, lo llama Mesías y deja constancia de la resurrección, demasiadas convenientes interpolaciones a las escasas lineas que originalmente Flavio Josefo escribió, no es casualidad que forme parte de los archivos secretos del Vaticano.

-Sólo falta querido profesor que me hable de la Biblia negra. Respondió el Arzobispo

-Habla del códice Gigas?

-Exacto, no es casualidad que el Angel caído incluyera los escritos de Flavio Josefo en su infame Biblia, ese adefesio de 75 kilos.

-El comediante curioso ante la diatriba preguntó:

-Ese libro existe? Quien lo escribió

-El Arzobispo orgulloso de su preclara memoria expresó:

Cuenta la leyenda que en 1.230 un monje llamado Herman el Recluso se hallaba recluido en su celda del monasterio ubicado en la actual República Checa, tras quebrantar uno de sus votos, es condenado a ser emparedado vivo. Herman es un benedictino o monje negro que  espera un terrible destino. Para salvarse, Herman propone al abad algo imposible para honrar al monasterio, se compromete a escribir el códice más grande de su época, en el que incluirá todos los pasajes de la Biblia y toda la sabiduría humana incluyendo entre otros los escritos de Flavio Josefo. Y lo escribirá en una sola noche. Pero incapaz de poder acabar a tiempo la tarea que él mismo se ha impuesto, cercano ya el amanecer, Herman hace un pacto con Satanás para que este guíe su mano y pueda salvar así la vida. El ángel caído aceptó ayudarle, pero le puso dos condiciones: quedarse con su alma y que su imagen apareciera en una de las páginas. Ese infame libro se encuentra ahora mismo en la Biblioteca Nacional de Suecia.