STEVEN
- Steven ya es hora de partir —dice el viejo tomando mi hombroD
- Déjate de estupideces, no podrás irte de mi lado o por lo menos, no otra vez
- Ya sabes que necesito descansar y hoy, es el día —me dice con una gran sonrisa—. Hoy descubrí que vienen grandes cosas para ti, debes ayudarlas y dejarme descansar en paz.
- ¿A quiénes? —respondo irritado por su comentario y lo agarro para que me mire
- Las vas a conocer con ayuda de Javier, sé inteligente, responsable y sobre todo deja de buscar venganza por mi —dice y mi mano se cae de su hombro porque se ha desvanecido por unos segundos
- Pero viejos, como me vas a pedir eso acaso crees que me quedaré de brazos cruzados —respondo cabreado y pateo una roca.
- Sí, debes dejarlo porque tú venganza no me traerá devuelta —dice y suspira con amabilidad—. Abrázame por última vez Steven, cuida de Nana y de la pequeña
- Siempre cuidaré de ellas hermano —empiezo sentir como se escurren mis lágrimas y como no, si mi mejor amigo casi hermano, descansará para siempre
- Prométeme ayudar a ellas, una de ellas es mi hermana —cuando dice eso, me congelo inmediatamente
- ¿Tu hermana? —respondo con asombro y lo abrazo más fuerte— ¿la conociste? ¿Quiénes son ellas?
- No olvides que siempre estaré a tu lado y lo mucho que te quiero hermano —dice con una sonrisa y se aleja de mí
Mientras su cuerpo se va desapareciendo, yo caigo de rodillas, llorando por qué no podré verlo en mis sueños y eso me hace sentir de nuevo en su funeral, su ausencia de por si ya duele y a veces no tengo la fuerza que antes tenía con él para seguir, Johan me hará demasiada falta. Muchas veces dicen que siempre estará acompañándome, pero me es imposible creer en eso porque no lo logró ver y tampoco tocar.
Me despierto agitado, con la almohada llena de lágrimas y desorientado de todo lo que me dijo Johan, sé que toda alma necesita descansar, pero siempre será difícil de afrontarlo para sus amigos y familiares.
Agarro mi celular y veo que aún tengo media hora antes de que la alarma suene, así que me pongo mis audífonos y subo a la terraza donde tengo un saco de boxeo en una pequeña habitación.
Golpe, tras golpe al saco, me hace recordar de algunos momentos que viví con Johan, aún recuerdo donde nos conocimos, ambos estudiábamos en un colegio militar, donde tuvimos muchas aventuras y donde Nana (abuela de Johan) me acogió apenas terminé el colegio, mi familia siempre trabajaba doble turno para tener dinero en el hogar, así que preferí vivir con Nana. Hasta la fecha ninguno de mis padres se ha preocupado por mí, pase a ser desapercibido por tener tantos hermanos.
Johan terminó su estudio dos años después, ya que soy mayor que él por 2 años aun así le llamaba el viejo, siempre sabía que decir y cuando decir algún consejo, sobre todo no era nada engreído por tener la razón, algo que admiro mucho. Una vez lo ayude a escapar del colegio y Nana a penas se enteró nos regañó a los, de nuevo Johan tuvo volver al colegio militar para terminar sus estudios.
Johan David, ¿cómo se ocurrió de escapar y tú muchachito en ayudarle? —nos regañaba Nana semanas tras semanas—, ese no es el ejemplo que debes darle a tu hermana menor.
Johan, tiene una hermana de 7 años, Luz, es un encanto de niña y muy inteligente. Al poco tiempo que Johan se graduó comenzó a trabajar en el taller de autos donde yo trabajaba para ayudar a cada gasto de la casa, ya que el trabajo de Nana no era suficiente para sostenernos a todos. Su hija Monica (mamá de Johan y Luz) a veces no iba a la casa, salía de fiesta y trabajaba mucho, pocas veces estaba pendiente de sus hijos.
Así que, empezamos a cuidar de Luz y en el taller aprendimos a conducir moto y carro, algunos clientes dejaban los vehículos y una vez reparados, los comprobábamos dando una vuelta, era divertido hacerlo porque teníamos algunos autos de alta gama y podíamos acelerar porque no habían policías cerca. Después de dos meses de arduo trabajo, creamos un club de carreras ya que muchos de los clientes del taller les gustaba la velocidad para liberar el estrés, cada una de las noches nos reuníamos en un sitio donde no había ninguna cámara de velocidad, cerca de los cerros orientales de Bogotá.
Todo nos comenzó a ir muy bien, así que buscamos una oficina cerca de La Pentera (así llamamos al club) para llevar las finanzas del club y la coordinación de la carrera debido a que fue creciendo de voz a voz, además de que empezamos a ofrecer recompensa al ganador de cada carrera.
Otro golpe al saco, me recordó a la llamada de Monica nos cambió todos los proyectos, porque nos dijo que la tenían retenida debido al tráfico de sustancias psicoactivas y contrabando, necesitaba un buen abogado porque era falso que había robado. El viejo y yo, contratamos a un abogado que nos ayudará en la audiencia a Monica, sin embargo, nos tocó conseguir un préstamo, doblarnos en el taller y así mismo, Javier (nuestro amigo de muchos años) nos ayudó a conseguir un dealer, quien vendía drogas en la Pantera, le cobrábamos un porcentaje mientras pagábamos el préstamo.
Descubrimos que Monica había sido culpada a base de mentiras, ella si hacía contrabando de ropa, pero le inculparon de algo que no había hecho antes, el abogado trato de rebajar la sentencia y fue remitida a la cárcel del buen pastor. Una vez llego, logramos conciliar una visita donde Luz le dijo que la extrañaba y quería que saliera de ese lugar, se le explicó a la pequeña un poco la situación, aunque era difícil porque tenía tan solo 6 años en aquel momento. Después de esa visita fue apuñalada gravemente donde logró llegar al hospital donde fue internada en UCI, ese día llamaron a Johan para que se despidiera porque no tenía esperanzas de vivir.