Una noche de invierno, sonaron unos fuertes golpes en la puerta, Natalie se estremeció. Robert se dirigió hacia la puerta, y al abrir esta se encontró un bebe envuelto en una manta de color marrón, y sobre esta había una nota escrita
— Natalie dice— ¿Quién ha podido abandonar a esta pequeña bebe?
—No lo sé, cariño, hay momentos en la vida en el que las personas toman esta difícil decisión — dijo Robert.
— ¿Qué vamos a hacer?,— dijo Natalie, — de momento esta noche se quedará con nosotros, mañana decidiremos qué hacer, — dijo Robert
En la mente de Natalie surge la idea de quedarse con él bebe, pero de momento no le va a decir nada a Robert. Ellos llevan varios años casados, y lo han intentado todo, pero Natalie no se queda embarazada
¿Será que el destino le brinda la oportunidad de ser madre?
Al día siguiente, mientras están desayunando. Natalie le confiesa a Robert la intención de querer quedarse con él bebe, está tan entusiasmada, que incluso ya le ha puesto nombre, cada vez que se arrima a esa pequeña de ojos verdosos la llama Elisabeth.
—Pero mi amor, le dice Robert— no podemos quedarnos con ella, alguien la ha dejado en nuestra puerta, lo mismo que la podrían haber dejado en cualquier otro sitio. Tendremos que dar parte a las autoridades.
—¿Y nos la podemos quedar? — Le pregunta Natalie
—Haremos lo que está bien. —Le contestó Robert.
A Natalie se le derramaron unas lágrimas por sus mejillas.
A Robert se le rompió el corazón al mirar a Natalie, ambos quieren ser padres hace tiempo. Esa misma noche Natalie y Robert durmieron con él bebe.
La pequeña solo se despertó un par de veces llorando, Natalie se levantó para cambiarla. Tenía cosas de bebe compradas, ropa, pañales, biberón y chupete. Le volvió a poner el chupete al bebe y se la llevo a la cama, la puso entre Robert y ella.
Robert estaba despierto observando a Natalie como acariciaba al bebe y le hablaba, emocionado al ver lo buena madre que podía llegar a ser. Hasta ese momento no se había percatado, de sus ojos salieron unas lágrimas, sintió un vacío en su interior y se dio cuenta del dolor de Natalie.
Se limpió las lágrimas para que Natalie no se daría cuenta, no quería parecer débil ante ella, siempre se había mantenido fuerte. — Natalie le pregunto— ¿Estás bien Robert?
Si amor se me metió algo en el dichoso ojo—Le contestó él —
—Natalie le sonrió— Robert estabas llorando.
—No, amor, eso son cosas tuyas ¿por qué iba a llorar? — Dijo Robert
No quería que supiese que él también se había enamorado de la pequeña y quería mantenerse firme ante ella.
A la mañana siguiente, mientras Robert se duchaba, Natalie se quedó con la pequeña en la cama, apurando al máximo el tiempo para estar con ella, al cabo de un rato Robert salió del baño.
Natalie fue a ducharse y Robert se quedó con la pequeña jugando con ella y haciéndole carantoñas, él bebe le sonreía como si lo conociese.
Natalie se vistió, se puso un pantalón vaquero, una camiseta, cogió a la pequeña para bañarla, la vistió con ropa que ella tenía, un trajecito de color rosa, le paso el peine por su suave cabello castaño, le puso un poco de colonia de Nenuco, y un gorrito de color blanco, este tenía una flor de color rosa Natalie la miro con una sonrisa.
—¿Verdad que está preciosa, Robert? —Le comentó Natalie.
— Si amor se ve muy bonita, es la bebe más hermosa que he visto nunca. — Le contestó Robert.
Natalie se echó a reír. La verdad que la pequeña se veía muy hermosa, con sus mejillas coloradas, y esos ojos que llamaban tanto la atención.
Natalie hizo un breakfast mientras Robert desayunaba. Natalie preparaba un biberón para él bebe.
Natalie término también de desayunar y recogió todo.
—Bueno, ya está todo — dijo Natalie.
— Voy a sacar el coche — le contestó Robert.
— Vale— contestó Natalie con los nervios de punta.
Se montaron en el coche, Robert conducía y Natalie llevaba al bebe en sus brazos, arropándola con una manta rosa.
Se dirigieron al hospital más cercano.
—Natalie le dijo a Robert — ¿Tengo miedo por él bebe que va a ser de ella?
— Robert le contestó— tranquila, amor no le va a pasar nada.
Llegaron al hospital, Natalie estaba muy nerviosa. Se dirigieron al mostrador. Allí había una enfermera.
— ¿Hola buenos días que desean, en que les puedo ayudar? — Dijo la enfermera tras el mostrador.
— Buenos días—. Me llamo Robert y esta es mi mujer Natalie, anoche abandonaron a este bebe en la puerta de nuestra casa.
— Un momento, por favor— voy a llamar al médico.
El médico tardo unos minutos en aparecer. Se acercó al mostrador y pregunto a la enfermera.
—¿dime que quieres? —Anne.
—A esta pareja le dejaron anoche este bebe.— Contestó ella.
— Buenos días me llamo Robert, esta es mi mujer Natalie—le dijo dirigiéndose al doctor.
— Soy el doctor Alan. — Ahora me tengo que llevar al bebe, para hacerle una revisión, para ver en el estado que se encuentra la niña.
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Editado: 15.02.2023