Era el día de visita, para ver a Sayumi.
Robert y su esposa, fueron a ver a la pequeña, en la puerta de la agencia de adopción, les estaba esperando Jessica.
—¡Hola buenos días! como estáis pareja, ¿Traes un regalo? El día está muy frio hoy, se esperan nevadas—dice Jessica.
—¡Hola buenos días! , La verdad que hace frio si—contestaron los dos.
¡Si le traigo un regalo a Sayumi!, Lo vi el otro día en una juguetería, y me gusto, y Santa Claus también le ha traído algo, me lo ha dicho, —dice Natalie sonriendo.
Tocaron al timbre de la agencia.
—¡Hola buenos días! John ¿Cómo estás?, ¿Qué tal va la semana? ¡Aquí estas calentito por lo menos, afuera hace un frio de mil demonios! —Dice Robert.
—¡Hola buenos día Robert! Y compañía, con un poco de resfriado estoy, pero bien ¡Gracias!, La verdad que aquí se está muy bien, con calefacción, ¡Fuera me imagino el frio—dice John!
Se subieron los tres al ascensor, llegaron a la quinta planta, y buscaron una salita que tendría poca gente, para estar más cómodos con la pequeña, como siempre al cabo de un rato apareció la señora con Sayumi, la pequeña se tiro a los brazos de Natalie, estaba loca por estar en los brazos de ella.
—¡Hola Sayumi cariño! ¿Cómo está mi princesa hermosa? He traído un regalito para mi tesoro Lindo, ¿Sabes quién es mi tesoro lindo amor?¡ Tu amor! Vamos a sentarnos aquí, —dice Natalie.
Mientras tanto Robert desenvolvía el regalo de Sayumi, era un osito de color marrón, que cuando le apretabas la mano le sonaba una canción de nana,
—¡Toma cariño tu osito! Mira apretando la mano, ¡Huiss ,que eso princesa! ¿Que suena? —Le dice Robert a Sayumi.
A Robert se le cae la baba con su pequeña, y a Natalie le pasa tres cuartos de lo mismo, Jessica los mira, y admira el amor que la han cogido.
Jessica tiene una envidia sana a la pequeña, le hubiera gustado tener unos padres así, pero después se decía a ella misma, que había logrado algo más, que otros niños encuentren unas familias para ellos, eso la llena de un orgullo enorme, y se siente muy feliz por ello.
Estuvieron las dos horas que podían estar, Sayumi no quería separarse de Natalie, y cuando la señora la cogía en brazos empezaba a llorar, un llanto fuerte que se escuchaba hasta en el pasillo.
—¡No, llores cariño! Que mañana mama, viene a verte princesa, —dice Natalie.
Natalie le empezó a dar unos besos a Sayumi, y la pequeña se empezó a tranquilizar, Robert le hacía arrumacos.
Luego la señora salió de la pequeña sala y se llevó a Sayumi, la pequeña empezó a llorar otra vez, mirando hacia atrás.
Natalie y Robert, se quedaban mirándola. cómo se alejaba.
—Cada vez me cuesta más separarme de ella, se me parte el corazón, cuando la veo llorar así, y la veo alejarse de mi lado —dice Natalie entres lágrimas.
—Lo se Natalie, pero no podemos hacer otra cosa, piensa en la suerte que tienes…Hay parejas que no tienen la posibilidad…—Dice Jessica.
—Si lo sé...Perdona, soy una tonta —dice Natalie.
—¡No! Amor, es normal, que sientas eso, eso no es ser tonta, eso es tener un corazón muy grande—dice Robert.
Se subieron en el coche, para ir a visitar a los padres de Robert, que viven en Londres, Natalie les llevaba una foto de Sayumi, unas botellas de vino tinto, que le gustan al padre de Robert, y unos pasteles que se habían parado a comprar, en una pastelería cercana a la casa de sus padres.
La madre de Robert Betty es una mujer, alta y fuerte, tiene el cabello castaño, media melena, sus ojos son grandes y azules, tiene cincuenta y seis años. alegre y extrovertida, tiene una floristería y trabaja en ella, le encantan las plantas.
Natalie todas las plantas que tiene se las compra a Betty, y el diseño del jardín de su casa se lo hizo Betty.
El padre de Robert, Richard, en un hombre alto, con el cabello castaño con algunas canas, ojos azules, su padre es asesor y jefe de Robert, con carácter fuerte, pero muy bromista, tiene cincuenta y nueve años.
Llegaron a la casa de los padres de Robert, sacaron los regalos, y tocaron el timbre.
—¡Hola buenas tardes! ¿Cómo estáis? —Dijeron los dos.
Natalie dio dos besos a Betty, y se acercó a Richard a darle otros dos.
—¡Hola buenas tardes! Pensé que a mí no me ibas a dar ningún beso, ¡Veo que te acordaste del vino que me gusta! —Bromeo Richard.
—No le hagas caso Natalie, siempre esta así, bromeando, ¿Una foto de la pequeña? ¡Esta preciosa! ¡Mira Richard tu nieta como esta de bonita? —Dice Betty.
—¡Creo que se parece a mí! ¿Habéis pensado en un nombre para la pequeña? —Dice Richard.
—¡Hay en algo que se parece a ti papa, en el mal genio! —Le dice Robert riéndose.
—¡No le hagas caso! La pequeña no es así, Si hemos pensado hace mucho tiempo en el nombre, ¡Ahora todavía no se lo podemos poner—dice Natalie!
—¿Que nombre os ha gustado para la pequeña? Por si no me gusta —empezó a reírse Richard.
—Se llamará Elisabeth Bradley Ferguson ¿Te gusta como suena suegro? —Dice Natalie.
—¡Creo que suena de maravilla! ¿Qué diablos digo? Habéis cogido uno de mis nombres preferidos—dijo entre carcajadas Richard.
—Siempre esta así hija, con sus bromas, es muy bonito el nombre ¡Me gusta!, Bueno vallamos al salón, tengo preparada la cena—dice Betty.
Había preparado un pastel de carne Steak and kidney pie, Richard abrió una de las botellas de vino, para la cena Robert no quiso beber, al tener que coger el coche después, Natalie se bebió dos copas de vino, comieron pasteles que Natalie había llevado, tomaron un café después de la cena.
El padre no dejaba de hacer bromas, Natalie se divertía mucho con Richard, le parecía un hombre encantador, estuvieron toda la velada hablando, y riéndose.
—Bueno nos tenemos que ir ya papa, ¡O nos quedamos aquí! Mañana tengo que hacer algunas cosas en el jardín—dice Robert.
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Editado: 15.02.2023