La Vida De Elisabeth 1º El retoño

Capitulo 29º Cielo Eterno

Natalie empezó a gritar ¡Quien está ahí! ¡He llamado a la policía! Márchese antes de que lleguen, ¡Fuera de mi propiedad!

Natalie llamo a Adán corriendo, tenía mucho miedo, y estaba muy nerviosa.

—¡Hola Adán, ¡Hay alguien fuera de mi casa, y quiere entrar, no sé quién es! que hago ....

—Tranquilízate mujer, cierra todas las puertas, la de la calle échale la llave, las del jardín ciérralas, cierra ventanas, no sueltes el teléfono estate conmigo hablando, salgo para allí ahora mismo

En todo el camino fue hablando con Natalie, para que estaría más tranquila, Adán iba en su coche, a toda velocidad, con la sirena puesta, para poder llegar antes, llego hasta su puerta se bajó del coche, toco el timbre.

Natalie le abrió la puerta, y se le tiro a los brazos estaba temblando...

—¡Tranquila ya paso todo estoy aquí! Quédate dentro, voy a mirar, fuera a ver que veo.

—¡No, me dejes, sola Adán!

—¡No te preocupes! Estoy aquí fuera, nada te va a pasar

Adán empezó a mirar por fuera, había huellas en el jardín, por los ventanales de la sala, esas mismas huellas estaban en la puerta de entrada, y en los cristales de las ventanas había marcas, alguien había querido entrar, pero es raro es un residencial muy tranquilo pensó, se dejó las luces del coche dadas y había vecinos chismorreando, y acercándose para preguntar.

—¡Váyanse no hay nada que mirar! Métanse en casa por favor —dice Adán.

Robert a lo lejos vio la luz de un coche de policía, y le extraño ¿Qué demonios habrá pasado? Cuando se fue acercando a su casa con el coche, se dio cuenta que el coche estaba en su casa y acelero el coche....

Abrió la puerta de casa y empezó a llamar desesperado a Natalie.

—¡Natalie donde estas! ¡Qué pasa, que ocurre! ¡Que hace aquí la policía ¿Estas bien?

Natalie se abrazó a él, cayéndosele las lágrimas,

—¡Hola Robert! No pasa nada, tu esposa está bien.

—¡Que ha pasado! ¿Qué haces aquí Adán? No entiendo.

—¿Podemos hablar en otro lugar? Por favor, tu esposa está muy nerviosa, será mejor.

—¡Si claro! ¿Qué ha pasado? Cuéntame.

—¡Me llamo tu esposa muy nerviosa! Me dijo que había alguien fuera.

—¡Alguien fuera! ¿Pero quién?

—¡Cuando yo llegué! me puse a mirar por fuera, y si, alguien ha estado aquí, hay marcas, pero ha usado guantes, hay huellas en el jardín de pisadas donde los ventanales, también ha intentado entrar por detrás ... y la puerta de entrada está un poco forzada, es raro, que en este residencial pase esto.

—Mañana llamaré para instalar una alarma en casa, y tendré que mandar cerrar la parte de delante, para más seguridad, además con la niña tenía que ponerla, y la parte trasera la mandare ponerla más alta, —dice Robert.

—¡Me parece bien! Yo de todas maneras con el parte que voy hacer, se pasara por aquí, un coche todos los días, para vigilar la zona, eso de tener un perro ha sido buena idea, los perros tienen mucho olfato, bueno yo ya me voy, despídeme de tu esposa, ¡Adiós! Robert.

—¡Muchas gracias! Adán, por todo ¡Adiós!!

Robert entro en casa, y fue a la sala que estaba Natalie en el chaise longue, con las piernas encogidas y temblando, Otto estaba a su lado tumbado con su cara apoyada en su vientre, mirándola, le daba con la nariz en la mano, y le miraba llorando.

Robert se acercó a ella con sus brazos la rodeo con fuerza.

—¡Tranquila pequeña, todo está bien! ¡Estoy aquí contigo!

Natalie se quedó dormida, en sus brazos, y Robert se quedó quieto sin moverse, para que ella no se despertara, horas más tarde la llamo.

—¡Vamos princesa! Ya es muy tarde, vayamos a acostarnos ya, te has quedado dormida un rato.

—¡Si cariño! Me quede dormida en tus brazos, ¿Dónde está Otto? Él fue el que escucho el ruido en la puerta, si no llega a ser por el no, habría sabido nada.

—Salió a beber agua, ahora vendrá ¡Otto, ven toma!

Otto llego corriendo, hacia Robert, moviéndole el rabo.

—¡Eres un buen chico! ¡Te has portado muy bien, defendiendo a mi chica!, Te mereces un premio, Robert le dio una chuche de premio.

Se subieron hacia la habitación, Otto se subió con ellos, y se hecho en la alfombra al lado de Natalie.

—¿Que vamos hacer Robert? ¿Quién será el que habrá, querido entrar?

—¡No te preocupes! Mañana lo solucionare, me quedare mañana aquí todo el día, ¡Quédate tranquila princesa!

Al día siguiente Robert se levantó, se ducho rápido, sin hacer ruido para no despertar a Natalie, esa noche no había dormido bien, había estado dando muchas vueltas en la cama, y bajo a la cocina. Se asomó al jardín delantero, para ver si alguien había estado, y se encontró un papel en el que ponía la dirección de la casa, cogió el papel y se lo guardo en el bolsillo, Robert no le diría nada a Natalie,

se preparó un café, y llamo a Richard, para decirle lo que había pasado.

—¡Hola buenos días papa! ¡Me quedare a trabajar aquí! En casa,

—¿No te importa verdad?

— ¡Buenos días hijo! ¡Para nada hijo! lo primero es lo primero, te voy a dar el teléfono del chico de la alarma, es el, que tengo yo.

—¡Vale papa! Me viene bien ¡Gracias! Más tarde te llamo ¡Adiós!

 




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