1
Él se encontraba abrazando a una chica que desconocía pero con una cara que ya había visto antes, ella se acercó a él y con un movimiento rápido lamió su mejilla y continuó así durante unos segundos.
Víctor despertó.
— ¡Kevin! –Gritó al perro que lamía su cara para despertarlo.
Víctor Stock se había quedado dormido en su habitación de escritura sobre su laptop. No recordaba en lo absoluto que había escrito la noche anterior así que decidió dar una leída rápida a las treinta páginas escritas antes de comenzar su día. Pasaron alrededor de veinte minutos y él no tuvo que corregir nada de lo que leía.
—Hoy es un buen día. Sabes porque ¿Verdad? Kevin.
El perro ladró y movió la cola.
—Exacto, hoy vendrá una periodista a pedir información sobre nuestra próxima novela.
Kevin sólo lo ignoró y atravesó la puerta para salir al enorme jardín.
—Debería darme un baño.
2
La ducha estaba lista y Víctor también, entró a ella y se vertió algo de shampoo sobre el cabello, cerró sus ojos y mientras veía la oscuridad, aquella imagen de la chica volvió a su mente. Ojos cafés, cabello negro y morena. Una mujer muy común en apariencia pero tenía algo especial, Víctor quería saber el qué.
Mientras caía el agua sobre su cabeza y corría llevándose el shampoo junto con ella, él abrió los ojos y agitó su cabeza para borrar esa imagen de su mente.
« ¿Por qué estoy pensando en ella?» Pensó él.
«Estás enamorado.» Respondió su narrador interno siguiendo la trama típica de una historia de amor.
«No lo estoy, jamás me he enamorado, conozco todos los finales posibles para una relación.»
«El amor llega cuando menos te lo esperas.» Una frase cliché por parte de su narrador interno.
Víctor agitó su cabeza con más fuerza, aventando aquellas palabras contra las paredes de su mente y quebrándolas por completo. Su largo cabello castaño cubrió un poco más de la mitad de su cara y las puntas de éste le tocaron los labios.
—No puedo estar enamorado –Se dijo a sí mismo.
3
El timbre sonó dos veces. Una tercera vez mientras él tomaba otro sorbo de su café. Cuarta.
«Debería de ir.»
Caminó hacia la puerta y le abrió a aquella mujer que llevaba consigo una libreta y una pluma.
— ¿Karla? –Preguntó él.
La periodista asintió con la cabeza.
—No la esperaba tan temprano –Añadió Víctor invitándola a pasar.
La reportera guardó silencio mientras caminaba junto a él, se sentaron el uno frente al otro en los sillones individuales de la sala y ella colocó la libreta en la mesa central.
—Es un gusto conocerlo, señor Stock.
—El gusto es mío –Respondió él.
La periodista sonrió y tomó su libreta para leer la primera pregunta.
— ¿Cuál fue su motivo para comenzar en las novelas románticas? –Cuestionó la periodista tomando su pluma y posándola sobre el papel.
—En la escuela secundaria tenía un amigo cuya vida amorosa era interesante, podría llamarme acosador pero yo decidí hacerle un regalo de cumpleaños un tanto especial. Tomé mi libreta y comencé a escribir detalladamente partes interesantes de su vida añadiéndole un tema más artístico, podría llamarlo así. En su cumpleaños me encontraba con doscientas hojas y un final triste, su novia lo había terminado un día antes de su décimo quinto cumpleaños. Al día siguiente yo le entregué el escrito, mismo que le hizo llorar. Descubrió dos cosas ese día, que yo tenía talento para escribir, y que su novia le engañaba con otro.
La periodista no pudo evitar reír.
—Es la verdad –Dijo Víctor con seriedad en su voz.
—Lo lamento –Respondió ella- ¿Por qué escogió la categoría de romance como una especialidad?
—Porqué es sencillo de hacer, en cada parte a donde voltees hay una historia de amor, millones de parejas con millones de historias y sólo debo prestar un poco de atención.
— ¿Entonces sus novelas están basadas en relaciones reales?
—No, me sentiría mal conmigo mismo. Como hacer plagio. Las historias vienen a mí normalmente en forma de sueños.
— ¿Sus historias están basadas en sueños que usted ha tenido?
—Efectivamente, cada vez que duermo sueño con una vida distinta donde tengo una pareja. Los sueños se convierten en capítulos y las repeticiones recurrentes, en historias.
— ¿Cree que esos sueños representan su deseo por iniciar una relación?
La imagen de Stephanie vino a su mente.