La vida de un escritor

Capítulo 6: Barra libre

1

Observaba la pantalla, escribía unas palabras y las borraba. Repitió los mismos movimientos una y otra vez, su cabeza no podía unir letras como habitualmente lo hacía y aquel cambio drástico le provocaba un estrés suficiente como para comerse a sí mismo.

Inhalaba y exhalaba aire en repetidas ocasiones, se movía de un lado a otro en su silla sin poder tocar el teclado y formar conexiones coherentes, soltó un grito de desesperación el cual hizo que Kevin fuese rápidamente en su auxilio, al ver a su amo postrado sobre el teclado y algunas letras sin sentido escritas en el computador tomó la mano de Víctor y le ordenó que le siguiera.

— ¿Ahora qué quieres? Kevin.

El canino comenzó a olfatear a su amo, señal de que éste debía darse un baño.
Un olor agradable recorría la cocina.

—Eso huele bastante bien –Dijo Víctor.

—Me alegra que te guste como cocino –Respondió su madre.

La facción del escritor y su compostura completa cambió rápidamente.

—Creí que te había dejado en el hotel.

—Mandaste a una de tus amigas por mí.

—No recuerdo haber hecho eso.

—Stephanie Ross. Periodista.

Víctor guardó silencio y caminó hasta el baño, observó aquel sujeto que había bebido sin control la noche anterior. Con la cara arrugada, los ojos hundidos y un aspecto moribundo.

«Si te comportas así, lo único que te diferencie entre los tipos que se encuentran tirados en la calle sin poder beber más; será la calidad de la bebida alcohólica. Con este aspecto pareces un niño rico después de una fiesta pagada con el dinero de sus padres.»

«Yo me he ganado este dinero.» –Contestó para sí mismo.

« ¿Y lo utilizas para lastimarte?»

«A ti no te interesa qué haga yo con mi vida.»

«Yo soy parte de ti. Jaja y soy aquella parte que te hizo ganar ese dinero.»

« ¿Y qué se supone que soy yo?»

«Un alcohólico.»

Agitó su cabeza con levedad y dejó de discutir consigo mismo en su mente.

—Tienes razón, debería de centrarme más. No tomaba desde los diecisiete.

Su voz tomó un aire de superioridad sólo para decirse a sí mismo lo siguiente:

—Este es el momento en el que dices Tienes razón y yo contesto Claro que la tengo.

La voz volvió a su estado anterior, melancolía.

—Tienes razón.

—Ya conoces el resto –Contestó a su reflejo sonriendo.

Giró la perilla para empapar su cabello con agua fría y lavar su cara para despertarse completamente.

2

—El desayuno está listo, hijo –Dijo Martha cuando Víctor entró a su campo de visión.

Había dos platos sobre la mesa con una pequeña pila de Hot Cakes, un poco de mantequilla derritiéndose encima de ellos y miel de maple resbalando por las orillas.
El estómago de Víctor soltó unos pequeños rugidos y recordó que no había cenado la noche anterior, y posiblemente tampoco había comido.

—Gracias por hacer el desayuno, Martha –Se limitó a decir.

—Te serviré un poco de jugo, siéntate y come.

— ¿Cuándo fue la última vez que hiciste esto? –Preguntó Víctor en voz baja.

— ¿Para ti? Cuando tenías seis años –Respondió con una voz dulce.

Él tomó un tenedor y quitó un pequeño pedazo para llevarlo a su boca, tomó un sorbo de jugo y se dispuso a iniciar una conversación.

— ¿Qué trama desarrollará la película que grabarás en Ciudad Horren?

Su madre lo observó por unos segundos y con total extrañeza se dispuso a aclarar la duda de Víctor.

—La historia trata sobre una madre que abandona a su hijo por el hecho de que no puede atenderlo debidamente, lo deja abandonado cuando el cumple doce años y para su suerte, el niño se convierte en un adulto responsable y respetado por todos. La madre vuelve para pedirle perdón y el hijo la rechaza, pasan muchas cosas más. No lo recuerdo bien.

—Cualquier parecido a la realidad es mera coincidencia –Respondió el sonriendo.

Era la primera vez en años que observaba la sonrisa de su hijo. Pero aquella sonrisa era dolorosa, contenía malicia.

—Te di todo lo que pude hijo.

—Pues yo te daré algo.

Ella lo observó trato de deducir cuales serían las siguientes palabras de él.

—Te llevaré al aeropuerto dentro de una hora –Se levantó de su silla y caminó hacia el baño- Gracias por el desayuno, me daré una ducha.

Martha observó el plano que aún conservaba la mitad de su contenido.

—Parece que comerás bien hoy, perro –Dijo sonriendo mientras le servía la comida a Kevin.



#11230 en Joven Adulto
#42334 en Novela romántica

En el texto hay: escritor, amor, fan

Editado: 21.11.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.