La vida de un próximo suicida.

11. Jawzahr y Jaffar

Empecé a sentir una calidez en mi cuerpo, también un olor muy fuerte a azufre y como el calor se intensificaba, solo puedo recordar que estaba al borde de la muerte por el frio tan inmenso que estaba sintiendo en ese extraño mundo de Canupto. La tos y la sangre que salió de mi boca, mis últimos pensamientos y la sombra que imagine ver, abro lentamente mis ojos y veo un lugar completamente distinto al lugar donde estaba, estoy sobre el suelo que por lo visto es arena y de ella proviene mas fuerte ese olor a azufre, aún estoy algo aturdido, mientras miro el lugar donde estoy  y me doy cuenta que es una cueva enorme, en su superficie hay un brillo muy hermoso y rápidamente noto que son diamantes, que aunque suene loco le quedan perfecto a este lugar, logro sentarme con un poco de dificultad, mis manos aún tienen sangre ahora con una combinación de esta con arena, a unos metros de mi esta una fogata un tanto grande con algo que parece un trozo de carne atravesada por un palo de modo horizontal, pero la verdad es que no siento el aroma a carne, quizás me quede sin el sentido del olfato o aun estoy muy mal para poder notarlo.

Trato de levantarme para acercarme un poco mas al fuego, pero mi cuerpo pesa como si tuviera sobre mis hombros tres bultos de cemento y lógicamente caigo al suelo otra vez.

 -No deberías de hacer eso ¡idiota! -.

En el dolor que me causo ese golpe escuchar esa vos me saco aun mas de mis casillas, miro rápidamente alrededor de ese lugar, pero no puedo ver nada y menos porque hay partes donde la oscuridad es completa, solo trato de incorporarme nuevamente cuando de una de aquellas partes de oscuridad sale algo o mas bien alguien y si me piden que sea exacto diré que era hermosa, sus ojos fueron lo primero que note, jamás vi un azul tan hermoso, su piel era clara y su cabello era cenizo, sus labios muy rojos y su cuerpo se podía decir que a simple vista era perfecto.

No se inmuto en ningún momento a mirarme y solo parecía importarle la carne que estaba sobre la fogata, rápidamente saque fuerzas que no sabia que tenia dentro de mi y trate de incorporarme, me dolía un poco el cuerpo y aun sentía esa pesades, pero quería saber bien a donde estaba, ella estaba comiendo un pedazo de esa carne que para mi mala suerte y el hambre que tenía no se veía nada apetitosa, trate de sostenerme sobre una de las paredes de la cueva y me pude fijar a que estaba en  lo correcto y si eran diamantes, ¡esto era increíble! Resolvería muchos problemas, sabía que no estaba en mi mundo, pero quería averiguar más, camine a donde se podía ver el inicio de la cueva y donde se veía tan claro como cuando la luna llena está en su totalidad, camine lentamente y a cada paso era más claro todo, estaba a punto de llegar a la salida cuando de nuevo escuche su vos.

 -Yo no haría eso si fuera tu-.

Y sin darle importancia estando en el inicio de la cueva vi algo increíble una luna tan hermosa y gigante que parecía el doble de la nuestra y junto a esa luna había otra luna mas pequeña, la verdad es que era hermoso lo que estaba observando, parecía que estaba en medio de la selva, cuando un leve ruido me hizo mirar sobre mi hombro derecho y me quede petrificado de terror, sus ojos brillaban de un color amarillo y su lengua se movía velozmente, tenia su mirada fija sobre mi como si estuviera esperando que yo hiciera el primer movimiento, no creo que en mi mundo exista una Anaconda de tal tamaño y si existió se podía dar ejemplo en el periodo prehistórico de una Titanoboa.

Solo estaba pensando en que podía hacer, no podía moverme y aun así soy demasiado lento para tal criatura tan magnifica.

Un suave silbido salió del interior de la cueva y rápidamente aquella criatura cambio su semblante y giro hacia otro lado.

 -Si sales de este lugar las demás criaturas no serán tan gentiles-.

Di la vuelta para mirarla mientras ella aún estaba sentada comiendo su carne sin impacientarse, estiro su mano para mostrar un lugar cerca de la chimenea, camine lentamente y me senté frente a ella, no le di importancia y seguía concentrada en lo suyo, la verdad es que quería saber que estaba haciendo acá y cuanto tiempo ha pasado desde que me desmaye, ¡tiempo!, pensé rápido en el reloj que el me dio y empecé a buscarlo con desespero, pero no estaba, mire el lugar para ver si estaba en el suelo, cuando un leve sonido llego a mí y ella lo tenía en su mano.

 - ¿Buscas esto? -.

Me lo lanzo y pude notar que estaba perfecto.

 -Te lo agradezco-.

No hubo respuesta de su parte, en el reloj parecía que solo habían pasado diez horas, pero no estaba seguro si esto era cierto.

 - ¿Cuánto tiempo dormí? -.

 -Para mi mundo solo diez horas, en el de Canupto también y en el tuyo quince horas-.

Sentí un alivio inmenso, aunque se que son quince horas que perdí, aun puedo investigar y pensar que hacer para cuando este reloj suene.

Aun quedan nueve horas para que este reloj suene y me envié a mi mundo.

Después de esto el lugar se puso un poco incomodo, yo quería saber que podía hacer, pero quien estaba frente a mi solo se limitaba a comer carne, pero no pensaba perder más tiempo del que había perdido, esto es lo que T quiere y no le daré ese gusto.

 - ¿Tú sabes quién soy? -.

Hablar no logro ni siquiera que ella me mirara, seguía comiendo como si nada.

- ¿Necesito encontrar a Canupto? -.

Finalmente detuvo el trozo de carne que tenia en su mano y llevaba a su boca, me miro de una forma penetrante como cuando alguien desea asesinar y le es esto imposible.

 -Escúchame humano, el único motivo por el que te permito vivir es para pagar una antigua deuda, porque si por mi fuera serias alimento para mis bestias-.

De nuevo se concentro en su comida, no tengo idea que hago acá y se que el tiempo sigue en marcha, pensé que quizás también era plan de T, así me tendría en sus manos, era esto lo más lógico.




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