Te pido perdón si en algún momento te ofendí. Te pido perdón por blasfemar en el nombre de Dios. Pido perdón por no ser sincero del todo conmigo mismo y por no respetar el templo donde se te alaba.
Te pido perdón si alguna vez te ofendí sin que lo merecieras, y aunque lo merecieras, también te pido perdón por haber sentido ira y descargarla sobre ti. Hoy me hago responsable de las palabras que salieron de mi boca y de los sentimientos dañinos que pudieron causarte. Vengo aquí a pedirte perdón por cualquier ofensa que haya cometido.
Hoy pido perdón por blasfemar en el nombre de Dios. Mi Señor, te pido perdón por no haber sido la mejor oveja de tu rebaño, por haberme alejado de tu lado en busca de lo que creí no tener, cuando en realidad siempre estuviste conmigo. Te pido perdón por haber dudado de tu existencia solo porque no sentía tu presencia en mi vida. Sin embargo, en las noches más oscuras, mi corazón siempre supo que eras tú quien cuidaba de mí. Perdón por haberme alejado de tu presencia y por no haber tenido la conciencia necesaria para tomar las decisiones correctas.
Hoy pido perdón por no haber reconocido que fuiste tú quien me regaló el don de expresar, comunicar y conectar con las personas a través de mis escritos. Solo quiero pedir perdón por haber blasfemado en el nombre de nuestro Dios.
Hoy me pido perdón a mí mismo por no ser sincero conmigo, por no estar de acuerdo con mis propias decisiones y por no saber qué es lo que realmente quiero. Me perdono por las veces en que dejé que el odio me consumiera y dije cosas de las que hoy me arrepiento. Si hubiera sabido que este día llegaría, habría actuado de otra manera para evitar este gran conflicto interno.
Hoy me pido perdón por dejar que mis inseguridades me dominaran y por perder la fe en las cosas que realmente valen la pena.
Te pido perdón por no respetar el templo donde se te alaba. Pido perdón por las veces en que pasé frente a tu templo sin tener la humildad de doblar mis rodillas y pedirte perdón por mis faltas. Perdón por no haberle dado la importancia que merece a tu palabra, por estar presente en cuerpo pero ausente en espíritu.
Hoy te pido perdón a ti, a mí mismo y a Dios. Perdón por no entenderme, por ofenderme de tal forma que he llegado a sentir que no merezco respeto ni de ti, ni mío, ni de Dios. Pido perdón por ser quien soy, por existir, por tomar las peores decisiones y por no hacer el bien cuando tenía la oportunidad.
Antes de poder perdonarnos a nosotros mismos, pido perdón por vivir en mi propio mundo, un mundo lleno de hipocresía.