Y si ya lo sé, soy un pecador. Desde siempre supe que lo fui, porque no fui el más fiel seguidor de Dios.
Soy un pecador porque no soporté las batallas que Él me mandó.
Soy un pecador porque pedí una espada más grande cuando sentí que ya no podía más.
Soy un pecador porque rezo solo cuando el problema ya no lo puedo resolver yo.
Soy un pecador porque nunca acepté las pruebas que pusiste en mi camino.
Soy un maldito pecador después de verte y juzgarte, aun cuando no tengo la autoridad de criticar. Todos queremos paz, pero estamos hartos de comer asfalto. Por eso soy un pecador: por creer que no tengo paz, aun cuando yo mismo he escapado de ella, pensando que la encontraré en lugares vacíos… donde mi vacío se hace más grande. Para luego no hacer nada productivo, solo criticar a Dios por no hacer lo que quiero, aunque yo no haga nada para ser escuchado.
Ni siquiera sé cómo se deberían drenar mis pecados, aun cuando he pensado en quitarme la vida. He pasado por tantas situaciones que, en vez de acercarme a Él, me alejaron.
A veces tengo miedo de que venga y nos juzgue por ser pecadores, y de no estar preparados para la llegada de aquel que en la Biblia muchas veces fue citado. Te juro que a veces tengo miedo de morir… pero también me nacen esas ganas de vivir. Vivir por Él y morir por Él, así como Él murió por mí. Entregar mi alma a su máximo poder, así como Él entregó la suya por alguien que ya no se quiere ver.
Sé que soy un pecador por dejar de rezar y despertar sin dar las gracias por permitirme un día más. En el fondo sé que estoy mal, pero aun así, mi ego me hace recordar el mal que pasé y pensar que nunca fuiste tan bueno conmigo. Pero también sé que crees que soy un gran soldado, por eso me pones estas batallas tan difíciles.
Sé que soy un pecador porque quiero verte para poder reafirmar mi fe. Y te vuelvo a pedir perdón… por perder mi fe, por blasfemar tu nombre, por no saber batallar y por dejarme ganar por este mundo podrido en el que vivo.
Hoy te pido perdón por ser tu más fiel seguidor.
Hoy te pido perdón por ser un pecador