La vida después de mi Muerte

¿Quien eres?

¿Quién eres? Te pregunto. ¿Por qué vienes a opinar sobre mí y a decirme que piensas estupideces de mí? Vienes a hablar de quién eres, de lo que haces y lo que vales, sin siquiera conocerme. Dime, ¿quién eres para opinar sobre un tema que ni siquiera entiendes?

¿Quién eres? Te pregunto. ¿Cuál es la necesidad de mostrar tu punto de vista cuando a mí no me importa lo que opines? Y por favor, cuida por dónde caminas… No te fíes de las paredes, porque hasta ellas pueden oírte, y lo que dices puede llegar a mí.

¿Quién eres? Te pregunto yo. ¿Cuál es tu propósito en este mundo? ¿Por qué hablar de cosas que no importan? A mí no me interesa que tengas más dinero que yo, porque ahí es cuando me doy cuenta de lo poco que entiendes sobre lo que llamamos educación. Yo sí puedo mostrarte la guía para la acción, acciones para mejorar este mundo y dejar atrás la hipocresía.

Aún no hace falta sentarnos todos bajo la sombra del árbol para disfrutar del atardecer y contar las historias de las cosas buenas y malas que nos pasan… Pero nah…

Sí, sí… Pero nah, no podemos sentarnos bajo la sombra del árbol, porque tú lo cortaste sin el consentimiento de quienes por las tardes se sentaban a reflexionar. Y entonces te pregunto: ¿Quién eres para pensar por los demás y venir a talar los árboles donde con mis amigos íbamos a jugar?

¿Quién eres? Te pregunto yo. ¿Quién eres para decirme cómo debo vestir cuando ni siquiera tu ropa es original? Y no hablo de marcas, sino de estilo. He visto a muchos con los mismos trapos que llevas encima. ¿Cómo vas a venir tú a decirme que cambie mi vida por salud, cuando el tabaco que fumas está destruyendo tus pulmones?

¿Quién eres tú para decirme que los hombres no lloran, que deben reprimir sus emociones y nunca hablar de lo que sienten? Tú no eres nadie para imponer pensamientos estúpidos. Yo soy un hombre y he llorado cuando me he sentido abrumado. Jamás he reprimido mis emociones, porque me gusta estar bien. O, si no estoy bien físicamente, al menos estar mejor que aquellos que nunca han sentido los golpes duros de la vida.

Dime, ¿quién eres tú? Para venir a decirme que mis escritos son estúpidos y que nadie los entiende. Pero eso a mí no me importa. Yo capturo la atención de quienes tienen una mente progresiva, personas que entienden cómo funciona la vida.

¿Quién dice que soy bueno? No soy el mejor, pero piso a los farsantes, los estúpidos y los ignorantes.

No oigo lo que no me importa. Así es como no respaldo lo que no debo. Yo pienso en lo que realmente se debe hacer, para que ratas como tú aprendan a ser mejores o, por lo menos, para no verlas en un ataúd.

Porque, aunque no sé quién eres… veo por el bien de todos los que vivimos en este planeta. Aunque, seamos honestos… no todos merecen estar vivos.




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