Te preguntarás por qué me gusta tanto el caos. La respuesta es sencilla: fui creado en el infierno, en medio de tanto dolor y sufrimiento. Detrás de quien soy se esconde un demonio con sed de destrucción, y no miento cuando digo que tiene sed de destrucción.
Como ya expliqué una vez en Murder on My Mind, si no existieran consecuencias, ya habría destrozado a todas y cada una de las personas que me dañaron, a quienes me juzgaron y a quienes me hicieron a un lado. No le temo ni a la muerte ni a matar.
La verdad es que, a veces, quiero matarme, pero en otras, soy yo quien los quiere matar. Soy el demonio por el que ustedes rezan para que no los atormente. Soy de quien deberían preocuparse, y no de quienes están afuera.
Fui creado en el caos, en un infierno que muchas personas viven, pero que muy pocas logran controlar como yo. Yo odio, yo sufro, y mis ganas de quemarlos vivos son inmensas. Pero sé que no es lo correcto. A veces, quisiera comportarme como un héroe, pero solo soy un antihéroe que busca paz y salud mental.
Moría por arrancarte los ojos para que dejaras de mirar con deseo mi alma, por arrancarte los oídos para que jamás volvieras a escuchar las advertencias que te dieron, y por destrozar tu nariz para que dejaras de aspirar a seguir haciendo sufrir a víctimas que no saben defenderse.
Amenazas de muerte, intento de matar, manipulación de quienes no se saben proteger… Muy hombre, ¿no? Ahora, te pido que mires mis ojos y te preguntes cuánto he sufrido. Mira mis ojos y observa a cada una de las víctimas que golpeaste. Estoy aquí, esperando y pensando cuál será tu castigo. ¿Romperte los dedos con los que cometiste tus delitos? ¿Sofocarte con fuego para que te acostumbres al calor del infierno? ¿Cortarte en pedazos con navajas como aquellas con las que ejecutabas tus amenazas? ¿O simplemente golpearte hasta desfigurar tu rostro?
¿Soy un llorón débil que nunca aprendió a valorar su entorno o un guerrero que, gracias al ambiente hostil donde nació, se convirtió en lo que Dios rechazó? Es decir, en un rebelde con una verdadera misión.
No peleo porque todos esperan justicia divina, pero sé que no hay mejor justicia que la que ejecutamos con nuestras propias manos. Todo se debe pagar con la misma moneda.
No llores ni reces tus plegarias, porque aquí no servirán de nada. Hoy estás con el señor de la oscuridad, y él es quien te desterrará de este mundo, así como fue desterrado de este plano terrenal. Hoy acabará tu sufrimiento en esta tierra, solo para sufrir en mi plano espiritual, es decir, en el peor de los infiernos que puedas imaginar.
Si quieres matarme, ven y búscame, porque no le temo a la muerte. Si quieres matarme, ven y búscame, no soy tan difícil de encontrar. Solo debes mirar al cielo y buscar entre los buitres que vuelan sobre mi persona. Si quieres matarme, ven y búscame, porque de este infierno jamás escaparé, así que no puedes negarte a acompañarme.
Ven, amigo mío. El infierno al que te llevo no es una metáfora. El infierno al cual te llevo es real, y créeme: es hora de que pagues por tus pecados y dejes este mundo para que ellos puedan vivir en paz. No mereces más que el sufrimiento de las víctimas destrozadas por tus palabras y amenazas.
Acércate, porque este es tu destino final.