Todos los días lucho con el hecho de estar vivo porque cada día se vuelve más pesado, sin importar el momento o el lugar donde me encuentre, y me siento como si no valiera la pena respirar en esta ciudad.
Puedes verlo en mis ojos; en ellos ya no queda más brillo como cuando amaba estar vivo. Mis ojos perdieron las ganas de brillar como cuando yo estaba bien. Si observaras mis ojos, notarías toda la tristeza que me está dañando poco a poco.
Me estoy derrumbando una vez más y no hay nadie con quién hablar. Me estoy cayendo a pedazos y sé que no lo puedes notar. Te juro que no sé qué me pasa, desconozco esta parte de mí. Esto es muy diferente a sentirse solo o juzgado.
Me caigo más, sí, mucho más que antes, porque antes sabía el hecho por el cual me sentía bien o mal, y ahora no sé por qué, de la nada, me siento tan vacío. Muéstrame el camino de regreso a la vida que yo antes amaba, a la vida que en su momento odiaba, pero que cada vez anhelaba que el día nunca terminara.
Ven y pisotea mi vida una vez más, quizás así regrese a mi estado natural, porque la verdad no sé si me gusta estar así o simplemente no sé cómo funciono o cuál es mi objetivo en este mundo. Ven y destruye una vez más lo que con tanto esfuerzo creé.
Yo no sé qué pasa con esta ciudad que cada día se vuelve una pesadilla, una ciudad donde todos están bien menos yo, porque estoy roto del corazón y del alma. La pesadez de cada día se vuelve inmensa al punto que no sé cómo reaccionar a lo que está por llegar.
Ya no me agrada tanto el silencio en el que encontraba paz, porque trae recuerdos de nostalgia y el vacío en mi pecho comienza a avanzar hasta consumirme por completo. Ya no me siento tan seguro en la oscuridad porque tengo miedo de desaparecer bajo el manto oscuro de las calles.
Es que en serio quisiera explicar qué es lo que pasa, pero no sé cómo expresar la presión que siento en todo mi cuerpo. No puedo moverme en ninguna dirección, me siento estancado en el mismo lugar como si no pudiera avanzar. Me siento como si fuera invisible para todos, como si no existiera y fuera lo más irrelevante que existe en el maldito mundo.
La verdad, no se siente mal estar cayendo hasta el final del Averno, al menos aquí se siente un poco más cálido que dentro de lo que alguna vez llamé hogar. Y es que debería ser más agradecido, pero ¿cómo serlo cuando lo poco por lo que agradeces no está cuando más lo necesitas?
A veces encuentro lo hermoso de no estar del todo bien, pero a veces encuentro la muerte de la paz mental, y es cuando siento que todo se comienza a derrumbar y, por más que sonría, la vida se desmorona al punto que ni las lágrimas puedo soltar.
Ya no quiero la muerte de mi paz mental, necesito de regreso mi paz mental, mental, mental... Después de tanto tiempo deseando dejar de llorar, es ahora el momento donde más anhelo poder llorar, pero es que mi sistema no me deja ni los pensamientos procesar.
Estoy cayendo junto con mi paz mental, solo quiero de regreso mi poca paz mental.