La vida después de mi Muerte

Loco.

No tengo buenos días, mucho menos completa armonía, pero sigo viviendo mi vida, aunque a veces actúe un poco infantil. Así que… ¡Plim!

No quiero ser de esos que se visten igual y dicen que su estilo es original, porque en realidad no lo es. Yo tampoco soy completamente original, pero, ¿qué importa? De todas formas, me veo diferente a los que me encuentro en la calle a diario.

Me gusta forzarme a hacer las cosas en el nivel más difícil. Es complicado romper los límites, pero eso no me importa, porque así soy yo plenamente. Aunque mi mente me diga que no soy fuerte, yo sé que puedo. Por eso rompo un récord cada día, tratando de ser el mejor.

A veces dejo que la vida me tuerza, y los días malos tienen un gran impacto en quien soy. Pero no importa, porque sé que llegará el momento en el que estaré bien. Volveré a vivir mi vida al cien, y ahí es cuando no soportan que siempre hable de quién soy, qué quiero y hacia dónde voy.

Estoy un poco loco, porque escucho música cuando escribo y, a veces, la canción es tan pegajosa que comienzo a cantarla y a hacer gestos a las ratas. Pero bueno, esa es mi esencia, que no tiene ciencia. Vivo mi vida y hago lo que me plazca en el momento y lugar correctos.

No quiero ser el típico chico de 25 que no tiene nada que contar. Quiero llegar a viejo con mil historias para mis nietos, contarles todas las anécdotas de mi juventud, las locuras que hice, las veces que salté muros, los momentos en que tiramos bebidas solo por molestar.

Pero a veces me siento tan cansado de tantas responsabilidades. No sé qué hacer ni qué contar. Me molesta buscar formas de agradarles. Me cae mal el desastre de algunos de ellos, pero al menos buscan dinero y dejan de molestar la paz de los demás.

Hoy solo quiero gritar fuerte en un espacio despejado, sentir el aire en la cara y correr sin parar, sin rumbo alguno. A veces actúo como bruto, pero simplemente lo hago por molestar, porque no entienden que me gusta reírme de todo lo que pasa en mi vida.

No quiero ser como esos viejos malhumorados a los que les molesta escucharte hablar de cualquier cosa que no sea política o religión. Eso no me agrada. Yo quiero disfrutar mi juventud y reír más, porque mi locura me hace bien y siempre la paso al cien.

No pude entrenar básquet porque no puedo saltar más, y mucho menos crecer, porque soy un pitufo… solo que de color humilde. Pero bueno, ¿qué se le va a hacer? Me gusta el deporte, aunque no soy bueno en él. Pero, ¿qué importa? Me la paso bien mientras me río de la vida.

Porque, a veces, mi paz es simplemente estar riendo todo el día, haciendo bromas con mis verdaderos amigos. Si esa es mi paz, entonces estoy loco por encontrar el amor, pero aún más loco por seguir siendo yo y seguir riéndome como si no hubiera un mañana.

Quiero reír más.
Quiero hablar más.
Quiero hacer más.
Quiero gritar.
Quiero reír más.




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