Otra vez fallé, pero esta vez sin sufrimiento. Esta vez aproveché cada momento para apreciar la claridad de tu cuerpo y la luz en tus ojos.
La paz de una voz silenciosa es lo que me hizo querer estar contigo. Más allá de ser bonita, más allá de lo físico, más allá de mi deseo, lo que noté en ti fue algo que siempre quise en mi vida: paz y tranquilidad.
La sonrisa del silencio en tu boca me encanta. La forma en que te expresas es sumamente placentera. El olor de tu cabello, que queda en el aire, es tan refrescante como las brisas de noviembre.
Volví a fallar. Te tuve a mi lado, hablé contigo y reí junto a ti. Te escuché hablar; tu inexpresiva cara decía muy poco, pero a la vez revelaba mucho de la persona que eres. Y de la persona que yo quiero a mi lado.
No me quedaré contigo, lamentablemente. No porque yo no quiera, sino porque no soy lo que tú deseas. Y sé que, aunque me esfuerce, el interés en ti no será mutuo. Quizás al final encuentres la felicidad y no seré yo. Quizás yo encuentre la felicidad, pero no será a tu lado, como yo lo quise.
Piel suave y blanca como el algodón, esclavo de tu piel y de la respiración pausada de tu ser. Yo quiero ser quien te lleve a las nubes, quiero que seas a quien pueda dedicar mis escritos de amor.
Asfíxiame con tus manos, rompe mi cuello hasta que ya no pueda luchar más. Lánzame a lo más profundo del infierno después de que tu mano yo pueda tocar. Rompe mis piernas para que ya no vuelva a caminar, porque mi camino a la gloria será tu pecho en mi momento más cansado.
Corta mis manos si deseas que no pruebe el tacto de otra mujer. Sácame los ojos si miro a otra que no seas tú. Arranca mi corazón si no se acelera después de volverte a ver.
Que en tus brazos esté mi gloria y en tus labios la libertad de mi alma. En ti veo el futuro del amor que siempre soñé. El aroma de tu cabello me eleva hasta el cielo y, al mismo tiempo, me hace regresar, solo para seguir apareciéndote.
Dulce néctar de abejas de las colinas, donde ni el polvo se acerca para contaminar la dulzura de la miel. Así como ese néctar era difícil y placentero de obtener, así es verte y no tocarte. No tengo palabras para describir todo lo que veo en ti, pero déjame decirte que eres belleza ante los ojos de cualquier perdedor como yo.
Quizás ya fallé. Escribo esto y aún no sé qué me dirás, si tu respuesta será un “sí” o un “ya no me busques más”. Acepto morir de amor, y también acepto si tu respuesta es un “no”. Incluso acepto si mi muerte es lo que quieres. Pero seré feliz si aceptas ser la vida después de mi muerte.