La vida después de mi Muerte

Eres Tu.

Y tú me dices que debo esperar, pero es que yo no puedo esperar,
porque eres tú el paisaje que veo en cada pradera
y en cada loma donde pasaré el tiempo.

Cuando todo aturde, cuando el mundo no me deja ser quien soy,
cuando todo se complica,
no hay mejor terapia que ver un atardecer,
lo más hermoso que mis ojos han apreciado.
Mis ojos se pierden en la caída del sol
después de un día caluroso y complejo en todos los aspectos posibles.

Nada es más hermoso que ver la puesta de sol
y apreciarla en tus ojos marrones,
ver el cielo rojizo reflejado en tus pupilas.
Idealizo el momento perfecto en el que por fin pueda besarte,
ese instante en el que me abraces
y de tu boca escape un "te quiero".

Porque, en verdad, ese es mi anhelo:
poder estar bien contigo,
ser completamente tuyo,
cargar con tu cruz cuando ya no puedas más.

Deseo que seas tú quien esté ahí cuando yo ya no pueda más,
porque mi único deseo es tomar tu mano,
acariciar tu rostro cuando mi último suspiro esté por llegar.
Tu sonrisa, llena de vida, da luz a mi muerte y a mi oscuridad.

Aunque no lo aprecies, yo escribo para ti.
Aunque no lo notes, yo estoy aquí por ti.
Y aunque no lo creas, a veces me sobran las palabras para describirte,
y otras, las palabras se me quedan cortas para expresarte.

No entiendo qué me está pasando,
busco la manera de dejarte en el pasado,
pero te veo a diario y no puedo evitar abrazarte cuando te saludo.
Pierdo la noción del tiempo,
siento que vuela, como si él quisiera alejarme de ti,
aun cuando estar a tu lado es lo que más deseo.

Ya no puedo hacer más que escribirte,
contarte todo lo que siento cuando te veo,
expresarte lo que me pasa cuando te escucho hablar,
y confesarte cómo pierdo la cabeza
cada vez que te miro.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.