La vida después de mi Muerte

Martes 18.

Maravilloso día para perder la sangre por alguien que ni siquiera se toma el tiempo de conocerme. Ya no extraño los tiempos en los que me sentía culpable por ser inocente. Casi siempre son las mismas preguntas y siempre la misma respuesta. Y sé que soy bueno, no necesito probarte nada que sé que es verdad. Si no me crees, entonces no seré parte de tu inseguridad.

Hoy, al menos, ya sé lo que no quiero hacer. Podría hablar con la parte más oscura de mi alma, pero el día está tan bueno que no puedo dejar de reír por todo lo que ha sucedido esta semana, y eso que apenas es martes. Entonces, es cuando comprendo que la semana no va tan mal, y esto son solo los primeros días de ella. Me pregunto qué pasará mañana, aunque no lo sobrepienso, porque prefiero que pase lo que tenga que pasar. Ya no sé qué hacer, la verdad es que no tengo miedo a perder.

Me quedo sentado un rato, solo con música al aire mientras escribo lo que acabo de pensar. Y juro que ahora siento que ya no estoy perdiendo la fe, porque es ahora cuando mi mente dice que todo va bien. Tan bien como la sonrisa de esa chica, de la cual no sé nada, pero me gusta la forma en que nota mi presencia, aunque yo sea el que está ausente de mí mismo.

Puedo notar cierta inconformidad con los resultados de estas doce horas, de las cuales no aproveché ni una para tomar las riendas de mi vida. En fin, ya morí y renací en una versión de mí en la que no sé qué decir. Cualquier palabra me hace sentir fuera de mí mismo, pero no creo que sea del todo malo, porque ahora puedo pensar de una forma que jamás imaginarías.

Me falta el beso de esa bella para completar mi estabilidad. Comprendo que eres como una droga, porque te volviste una adicción. Chica, no dejes de notarme, porque haces que me sienta abrigado en el calor de tu mirada. Deseo un beso tuyo, mi amor, pero recuerdo lo inmensa que es esta ciudad y no sé nada de tu vida… solo sé que ya quiero que me beses. Bésame, bésame… Sé que no sabes completamente quién soy, pero puedes hacerlo, así como yo deseo conocerte, porque quiero estar al tanto de ti.

No sé cuánto tiempo estaré aquí hoy. Estoy feliz, pero por dentro me estoy derrumbando a pedazos. Sin embargo, eso no significa que no pueda trazar los tiempos para estar contigo. A veces me pierdo y voy vagando por las calles otra vez, notando cómo la soledad se vuelve tan abrigante como en aquellos tiempos en los que no tenía nada más en qué pensar… nada más que en mejorar mi desorden emocional y soltar todas las cargas que llevaba sobre mi espalda. Puedo ser un tipo fiel a ti, así como fui fiel a mí mismo en los momentos y lugares en los que debía serlo.

Poco a poco, las cosas vuelven a su estado normal. Por eso, dejo de sentir nervios, tomo el control de la ansiedad y corto cada lazo que me hace dudar del lugar al que pertenezco. No quiero dejar de cuestionar hacia dónde voy, pero sin pensar en el pasado, sino mirando hacia el futuro, donde podré dar más de mí a la hora de escribir. También quiero ampliar mi espacio de paz y encontrar a alguien con quien podamos amarnos sin dudar del sentimiento de ambos. Ahora sí tengo paz, aunque a veces suelo caer… pero eso no significa que no me levantaré otra vez.

Hoy ya no pienso en escapar. Al contrario, quiero ir en busca de atardeceres bellos, donde pueda notar lo hermoso de la vida y lo hermoso que mi vida puede llegar a experimentar. Aunque no dejo de pensar en cómo hacer para volver a verte… Quiero llegar hasta allá, a ese lugar donde ya no puedo mirar hacia abajo. Sigo caminando hasta alcanzar la cima y tocar el cielo, para finalmente corregir todos mis errore.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.