Te aseguro que si caigo es porque ya no hay vuelta atrás. Y sé que si caigo es porque la turbulencia fue demasiada. Estoy esperando que llegue el futuro para enfrentar esta mierda y comenzar a cortar. Me encuentro con mi yo del pasado, así que procedo a matarlo y dejarlo descansar, porque sé que se lo merece. Debe descansar. Sé que el progreso es poco, pero jodido, no puedo disparar al aire ni matarlos, porque no entiendo el verdadero motivo de su despecho.
La oscuridad empieza a alcanzarme, pero yo soy más rápido. Corro sin dejar huella, salto el muro y choco con un viejo que fuma un puro. Lo tumbo con un conjuro. No sé qué hacer, pero entonces recuerdo que esta mierda no es real. Despierto para reflexionar sobre todo lo que acabo de pensar. Me pregunto: ¿en qué mierda estaba pensando? ¿A dónde mierda voy llegando? Me estoy perdiendo, así como pierdo el rumbo de este escrito.
Hoy es jueves 20. Nuevamente el calor sofoca. Antes de que sea peor, me echo un balde de agua para refrescarme, para lavar el sudor de mi cuerpo. Salgo del baño y me acuerdo de vos. Me dicen que te pida perdón, pero estar con vos es como vivir en un infierno, sofocante como el sol. Me caigo, me levanto y siempre aprendo del error.
Entiendo que no todo es bueno, por eso hoy subo un escalón más. No me detengo mientras fabrico escritos. Ahora me dicen que entregue mi alma a Cristo, pero no es mi tiempo, o al menos eso creo. Hay demasiada hipocresía, demasiada gente falsa, cristianos de mentira y bocas llenas de engaño. Los extermino con la bomba de Hiroshima.
Ya no temo a la tormenta, porque ahora la enfrento con mi nave. Nadie comprende al incomprendido, por eso deduzco que carecen de sentido. No entienden lo que realmente vale, y si ya nada vale, entonces me los cago, los destrozo, los dejo bien abajo. Mis escritos son para aquellos que entienden realidades alternas, por eso no dejo de mencionarlas, por eso no dejo de decir la verdad.
Tengo hambre. Entre tanta gente, me siento el más cabrón de la ciudad. No me lo podía creer. Estoy loco, pensando tanto que ya no puedo razonar. Me doy cuenta de que estoy perdiendo el tiempo y, de la nada, empiezo a razonar que la vida, esa misma que creí que no tenía sentido, ahora encuentra una razón para ser vivida. El problema que cargo como una cruz de un material insoportablemente pesado empieza a diluirse.
He pensado mucho en un cambio. Uno donde por fin pueda ser yo del todo, donde esconderse ya no sea opción, donde no me sienta culpable por cosas que están fuera de mi control.
Pero hoy me siento más vivo que nunca. Ya no dudo de mi capacidad para razonar ni de mi control sobre mi propia vida. Y joderé a quien intente dañarme. Hoy odio, pero el odio ya no me matará. Al contrario, con el odio los ejecutaré. No quiero más injusticia para mí. Hoy los jodo, porque mi vida ya no puede perder otra vez. Ahora solo me enfoco en ganar.
Estoy en otro nivel. Si este es un nuevo nivel, entonces yo soy el que lo domina. Puedo con todo, pero tú no puedes conmigo. Gane o pierda, siempre estoy por encima, porque cada vez que caigo, vuelvo a subir. Me estoy volviendo loco. En mi cabeza solo se escuchan voces que intentan desconcentrarme, pero es mejor matarlas para mantenerme cuerdo. No dejaré que me gane mi ego, mis recuerdos o mis sueños incumplidos.
Malditas rosas negras, hacen que pierda la cordura. A veces bailo y grito como si dentro de mí habitara una oleada de demonios festejando la muerte de un tipo que solo quiso vivir tranquilo, pero no pudo. En mi cabeza solo resuena: "Ahora sí. Ahora sí, maldito estúpido. Ahora sí."
Dios… ¿quién carajos soy? Ah, ya recordé. Soy el diablo. Y el infierno me espera. Aunque… ya no odie vivir en él. Dios… debo regresar al pasado y dejar que consuma mi alma otra vez.