CAPITULO 3
¿Encuentro?
Habían pasado toda la noche y parte del día terminando el arreglo del señor Alejandro, apenas habían terminado de hacer el ramo, la madre de Eliana le había por poco exigido que se arreglara.
- Mamá, tengo que entregar este ramo, después de entregarlo me arreglare. – La chica continuaba haciendo los últimos arreglos, mientras que de fondo escuchaba a su madre hablar entre dientes.
- De seguro al final me vas a decir que no quieres ir, y todo lo que hice será en vano…- La madre de Eliana sabia muy bien jugar la carta de la pobre víctima, Eliana se removió algo incomoda en su asiento mientas seguía escuchando los susurros de su madre (que cada vez eran menos susurros y mas exclamaciones por lo bajo).
- Tranquila, mami, solo entrego esto y me arreglo rápido, ¿Sí? – Había algo de suplica en la voz de Eliana, mientras que su madre la veía con ojo crítico, esperando ver algo de duda o vacilación en los ojos de su hija, o algo que le hiciera ver que estaba jugando con su palabra.
- Esta bien hija, pero espero que no me decepciones, esto es muy importante, tanto para mí, como para ti. créeme esto es lo mejor…- La sonrisa de la madre de Eliana era tan relajada que los hombros de la más joven se relajaron junto con su rostro.
Cuando su madre salió del local Eliana se pudo dar un respiro… Empezó a hacer pequeñas cuentas en papel para saber cuanto seria de todo lo que hizo en un día…
- Muy bien eso seria todo. – A Eliana le gustaba mucho hablar sola, le parecía algo muy relajante escuchar sus propios pensamientos en voz alta y opinar de ellos. - … Espera un segundo… ¿A qué hora era el pedido? – Con algo de temblor en sus manos buscaba el papel donde había dejado las especificaciones del pedido. – Mierda, es media hora mas tarde de lo que pensé, que demonios se supone que haga, no puedo llamar a mamá ahora, de seguro esta muy cansada… Agh en estos momentos odio no tener algún amigo. – Había exasperación en su voz, en esos momentos es que no sabia que demonios se supone que debía hacer con su vida. --- Tomó su celular y llamo al numero de su madre, con la esperanza de que no se enojara tanto. ---Primer timbre, segundo, tercero, cuarto, estaba por colgar por los nervios cuando se escucho una voz del otro lado.
- ¿Bueno?, ¿Paso algo, hija?
- Mamá, lo siento muchos, no cheque bien a que hora era la entrega y es media hora mas tarde de la hora que me pediste que estuviera lista, ¿crees que puedas pedirle a la señora Lourdes que sea un poco más tarde? – Eliana hablaba cada vez más rápido con la esperanza de que su madre no se enojara tanto con ella por faltar a su palabra.
- No, no, no, no. Tu tienes que ir, ya mismo me regreso al local para yo entregar el ramo, tu arréglate a la de ya, ya no quiero que pierdas más tiempo. – Sin dejar tiempo a protestas la madre colgó el teléfono dejando a Eliana hablando sola.
- Mamá, no es- Bip- Necesario…- Hablo lo ultimo mas para ella misma que para nadie. – ¿Tan desesperada me veo? – Se pregunto a sí misma mientras salía del local.
Una vez llego a su casa tomo una larga ducha, se preparó un desayuno nutritivo y vio la hora. Tres cincuenta y cinco, tenia poco mas de una hora para arreglarse y salir si no quería llegar tarde como el día anterior.
Se dirigió a su armario aun con la toalla enredada en su cuerpo y otra en su pelo, se demoro treinta minutos tratando de elegir algo que fuera formal pero que se viera lindo para una cena, pero a su vez fuera sensual, pero no vulgar, termino eligiendo un pantalón formal azul marino, una blusa blanca sin estampado y una camisa por encima de un color azul un poco mas claro y unos tenis blancos, tomo un bolso poniendo algo de dinero, un labial, su celular y algunos dulces, tomo las llaves y salió de su casa, veinte minutos antes de la hora prevista.
Caminaba por las calles de su ciudad con total tranquilidad, sin importarle que el lugar acordado estuviera algo lejos de donde vivía, “Si quiere azul celeste, que le cueste”, pensó para si misma mientras caminaba con tranquilidad, pasados veintiocho minutos llego al lugar, “La gran sazón” un lugar algo elegante, un poco alejado de su presupuesto… Trataría de no pedir algo demasiado caro, con tranquilidad se puso en la fila esperando a que le hablaran, no sabía cómo la reconocerían, ni como ella lo reconocería. Tomo una bocanada de aire y espero unos minutos que para ella parecieron eternos.
- ¿Disculpa, tú eres Eliana? …