—Aaaaah... Al final no sirvió de nada esa estúpida piedra. Perdimos el tiempo —suspira Erick, sentado junto a un árbol, rodando los ojos con fastidio.
—Ay, Erick, no seas exagerado. Tampoco es para tanto. Puede que no estemos viendo algo bien y por eso no funciona —le digo con un tono positivo, mientras me siento sobre una roca.
—Bla, bla, bla... ¿Sabes? Ya estoy harto de tu tonto positivismo que no ayuda en nada. Mejor cállate —responde en un tono agresivo, abriendo los ojos con molestia. Yo decido no dejarme pisotear más por Erick, aunque seamos amigos.
—¿Sabes, Erick? Yo también estoy harto. De tus quejas, de tu sarcasmo, de esa personalidad tan... antipática. —Veo cómo gira la cabeza, ofendido por mis palabras—. Sí, lo dije. Estoy cansado de aguantar tus comentarios. Hasta Steve y Alan deben de estar de acuerdo conmigo. —Señalo a Steve, que está sentado en otra roca a mi lado, mientras Alan asoma la cabeza desde la carpa—. La verdad, a veces no te entiendo. No sé si es por tu familia, por tu exnovia, por tu hermana desaparecida o... —pienso en detenerme, pero el coraje acumulado me empuja a decirlo sin medir consecuencias—. ¿O será por tu padre preso?
—¿Qué? ¡Oh, no! No quisiste decir eso... —se levanta bruscamente, con la mirada encendida de ofensa. Enseguida me arrepiento.
—Espera, amigo, no es lo que quise... —retrocedo un paso, nervioso, mientras Erick se acerca más enfadado que nunca.
—Ahórrate tus disculpas. Ya dijiste lo que pensabas de mí. Ahora te toca un buen... —levanta la mano, listo para golpearme, cuando de pronto alguien lo detiene.
—¡Cállense, cállense los dos! —exclama Steve, sujetando con fuerza el brazo de Erick—. Estamos perdidos en la nada, tratando de descubrir qué hay detrás de esa piedra, ¿y a ustedes solo les importa pelear? Se están comportando como unos inmaduros. —Nos mira decepcionado, suelta a Erick y se va a sentar en el césped junto a un árbol.
Erick y yo nos quedamos en silencio unos segundos. Intercambiamos miradas, pero ninguno dice nada. Al final, él rueda los ojos, suspira y vuelve a sentarse en el tronco de un árbol cerca de las carpas. Yo también suspiro, decido no continuar la discusión y me alejo con la piedra en mano, adentrándome en el bosque en busca de respuestas.
*
Camino entre árboles inmensos, observando animales, plantas y lagos, pero nada me ayuda a descifrar qué oculta esa piedra brillante y colorida. He intentado de todo: soplarla, frotarla, sostenerla en la luz... Pero nada funciona. Tiene que haber algo más, algún secreto escondido en este bosque. No puedo simplemente rendirme. Siento que...
*
Mis pensamientos se interrumpen por un sonido proveniente de arriba. Levanto la vista y descubro una lechuza posada en la rama de un árbol. Me observa fijamente, emitiendo sonidos como si intentara decirme algo. Confundido, imito sus movimientos, ladeando la cabeza de un lado a otro. Es extraño: por un instante siento que estamos conectados.
Entonces noto que el sol comienza a ocultarse; la noche se acerca. Resignado, decido dejar la piedra por hoy. Me sacudo el polvo del pantalón y me pongo de pie, dispuesto a regresar con los chicos. Pero de pronto escucho un grito a lo lejos:
—¡Bruce! ¿Dónde estás? ¡Bruce, Bruce...! —es Steve, buscándome.
Antes de irme, me despido de la lechuza imitando su canto y le susurro:
—Luego nos vemos... Sé que quieres decirme algo.
Camino hacia el lago grande donde están nuestras carpas, pero entonces siento un leve temblor en mi mano. La piedra comienza a brillar con un resplandor rojo. Me quedo paralizado: antes no hacía nada, pero ahora parece cobrar vida de nuevo.
*
Embelesado, observo cómo la luz se intensifica hasta envolverme por completo. Intento escapar, pero es como si esa energía fuese una cuerda que me sujeta con fuerza. Escucho nuevamente la voz de Steve llamándome, y al girar lo veo llegar corriendo, sorprendido al verme atrapado en ese resplandor.
—¡¿Bruce, qué está pasando?! —pregunta confundido.
—Steve, yo... no lo sé... —apenas alcanzo a responder, cuando de repente todo se nubla. La luz blanca me ciega y, al abrir los ojos, descubro que ya no estoy en el bosque.
La piedra me ha llevado a otro lugar.
Pero... ¿dónde? ¿dónde estoy?
Editado: 18.12.2025