La vida es un instante

Capítulo 23

—Cocinas asqueroso. —Tomo otro bocado, cierro los ojos y saboreo lo que probablemente sea lo mejor que he comido en toda mi vida.

—Sí, Sí—responde Eider. Extiende la mano, coge dos servilletas y me ofrece una—. Límpiate, tienes toda la cara llena de comida asquerosa.

—Bueno, ya me avergoncé a mí misma hace rato, te toca hacerlo a ti y así estaremos a mano —digo mientras limpio mi barbilla.

—¿Y si no me quiero avergonzar a mí mismo? —responde sonriendo lentamente.

—Pues eso no es una opción. Yo me avergüenzo, tú también lo haces, ambos estamos en paz. Esa es la ley de la vida.

—Muy bien —responde entre risas —déjame pensar —Posa sus dedos en su barbilla y finge pensar por un rato. —Ya. Cuando era niño tartamudeaba.

—¿Esa es tu peor vergüenza? —digo un poco desilusionada —No es justo, muchos niños tartamudean de pequeños.

—Si, pero no todos lo hacen a propósito.

—Eso es más interesante, continúa.

—Cuando era niño mis padres solo vivían solo para trabajar, externamente éramos una hermosa familia feliz, pero internamente era otro cuento. —Se encoge un poco de hombros ante el pensamiento —Nunca veía a mis padres porque siempre había un viaje de negocio, una reunión importante o un problema laboral que resolver. Así que un día llegó este niño nuevo al colegio y tartamudeaba y recibía atención especial de todo el mundo. De los maestros, de sus padres —Hace una pausa y se mira los dedos que recorren el borde del plato —y yo quería esa atención para mí, así que empecé a tartamudear.  Lo hice tan bien que luego no lo podía superar. —Eider se ríe, pero es una sonrisa que no llega a sus ojos, ese recuerdo más que avergonzarlo lo hace sentir triste.

Respiro hondo y asimilo este pedazo de información. Eider me lanza una mirada nerviosa como si creyera que me ha asustado. Le sonrío para que se tranquilice.

—Esta es nuestra segunda cita, ¿lo recuerdas? —dice de repente.

—Afortunadamente soy capaz de recordar una nimiedad como esa.

Él sonríe nuevamente.

—Bueno, entonces aprovechémosla al máximo, porque después de hoy pasaremos la mayor parte del tiempo besándonos y metiéndonos mano, así que debemos aclarar todas las dudas que tengamos hoy.

Ahora me río yo.

—Ya te dije que eres intenso y esto solo prueba mi punto. —Respiro profundo y asiento —de acuerdo ¿qué otra duda tienes sobre mí?

—Bueno, para empezar, quiero saber el terreno de quien estoy pisando. Ya dijiste que no has estado interesada en nadie, pero hoy recibí un mensaje bastante extraño que decía lo siguiente: más te vale que trates bien a mi chica o lo lamentarás. Y dado que nunca hemos compartido números telefónicos, estoy bastante intrigado.

—Estoy segura que es Megan, mi muy controladora y maternal mejor amiga —contesto entre risas.

—Me lo imaginaba, pero sigo intrigado por como obtuvo mi teléfono.

—Yo también, pero de ella no me extraña este tipo de cosas.

—¿Por qué nunca quieres hablarme de tus hermanas? —Pregunta luego.

—Porque no quiero. Además, ya sabes lo primordial, tengo dos, pero una no vive con nosotros ¿y tú qué? ¿solo tienes a Damián? —Aún no he encontrado la forma de hablar de Abril, tampoco quiero hacerlo.

—Solía tener una hermana mayor, además de Damián.

Eso llama mi atención.

—¿Qué pasó con ella?

Él echa la cabeza hacia atrás, mira hacia arriba y se pasa las manos por la cara.

—Bueno, algún día te contaré esto, ¿Por qué no hacerlo hoy? —Suspira y me sonríe. Sin embargo, noto que se ha puesto triste, y en ese mismo instante deseo retirar la pregunta.

—Ella murió hace casi dos años. —continúa —Se suicidó, aunque en mi familia decir esa palabra se considera tabú.

Eider no me quita ojo mientras habla y, por muy difícil que me resulte, yo trato de mostrarle el mismo respeto, pero la verdad es que no tengo ni idea de cómo reaccionar.

¿Por qué tuve que hacer esa pregunta?, Aun así, soy muy curiosa y deseo saberlo.

—¿Cómo se llamaba?

—Melisa.

En ese instante me embarga una gran tristeza y lo que comí hasta ahora, se revuelve en mi estómago. Extiendo la mano para coger el vaso y tomar un poco de jugo a ver si así logro pasar el gran nudo que se formó en mi garganta.

—¿Y tu madre? —Suelta de repente y Ahora soy yo la que refunfuña. Cruzo los brazos sobre la mesa, arrepintiéndome por haber tocado estos temas.

—Murió. —digo simplemente, deseando que terminemos de una vez con esto.

Él también toma un sorbo de su jugo y deja el vaso sobre la mesa, sin levantar la vista.

—Estos no son temas muy divertidos que digamos, ¿verdad?

Dejo escapar una pequeña risotada.

—Ni que lo digas, ¿Sabes por qué lo hizo? —No hace falta que explique más, sabe a qué me estoy refiriendo.

Él se inclina hacia delante, extiende los brazos sobre la mesa y me coge de la mano. Me acaricia la palma con los pulgares, respira hondo y deja salir el aire poco a poco.

—No. No lo sé, Lo único que sé es que si lo hizo debía haber un motivo de peso para ello. —No me mira a la cara mientras habla —Mira, por mucho que mi padre intente aparentar lo contrario, nuestra familia está mal en muchos sentidos. Pero Melisa era la persona más valiente que he conocido ¿Acabar con tu vida sin saber lo que te espera? Debes ser valiente para hacer eso. Seguir viviendo una vida que no es vida es más fácil que mandarlo todo a la mierda y marcharte. Desde luego yo no soy tan valiente como ella, porque a mí me da demasiado miedo hacer lo mismo.

Eider aprieta mi mano entre las suyas, y hasta este momento no me doy cuenta de que estoy temblando. Levanto la vista y veo que está mirándome. No hay nada que yo pueda decir después de eso, de modo que ni lo intento.

—Oye —me dice con ternura, y toma mi rostro entre las manos con una expresión tranquila—. No pretendía asustarte. No quiero suicidarme, si es eso lo que te preocupa. No he perdido la cabeza, ni estoy trastornado, ni mucho menos. Simplemente soy un hermano que quería a su hermana más que a sí mismo, ella era la única en mi familia a quien realmente le importaba ¿sabes? así que me pongo muy serio cuando pienso en ella. Lo sobrellevo mejor si me digo que Melisa tomó una decisión noble, aunque no lo fuera. Y eso es lo único que hago: sobrellevarlo.



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En el texto hay: drama, amor, amistad

Editado: 19.01.2021

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