Jueves 3 de Diciembre de 2025
Hoy ha sido un día de lo mas raro. Me explico, me fui a trabajar como todos los días y me encontré a mi marido. Sé que no debería sonar raro... Pero y si os digo que hace tres años que me dijeron que había muerto. Empezamos a hablar ya el mismo idioma.
Empiezo por el principio.
El 3 de Diciembre de 2022 me llamó por teléfono el jefe de mi marido diciéndome que éste había sufrido un accidente en la nave que pilotaba; que su cuerpo había quedado totalmente calcinado... Cinco días después se confirma la trágica noticia con las pruebas de ADN que se realizó a los restos hallados. Él trabajaba en la NASA, estaba probando la nueva nave, esas que se anuncian para llevar pasajeros al espacio... Sí, una pasada de trabajo.
Sólo trabajaba 3 meses al año y no consecutivos, y con su sueldo teníamos para vivir a todo lujo. Ese día a pesar de que sólo iba a ser una prueba me iba a llevar a mí. Sabía que desde pequeña me había fascinado ese mundo, fue una de las cosas que me enamoró de él. Su trabajo.
Pero el destino quiso que no me subiera a esa nave. Dos días antes me había enterado de la noticia de que estaba embarazada. Llevábamos un tiempo buscando ampliar la familia, pero no siempre sucede a la primera y por fin me había quedado embarazada.
Mi pequeño príncipe nació un 12 de Agosto de 2023. Fue un niño precioso y le puse el nombre de Jorge, como su padre. Siempre había dicho que no me gustaban los nombres repetidos en la familia, pero es que era igual a él, y simplemente actué por inercia, sin pensar demasiado. A veces las mejores decisiones se toman así, a la ligera, sin darle muchas vueltas. Pero eso sólo pasa a veces.
Desde que murió Jorge (el padre) se me quedó un vacío inmenso, es algo indescriptible. El amor que nos teníamos jamás pensé que pudiera pasar en la vida real, es que era incluso mejor que en las películas. Y claro, algo así es imposible de superar.
Cuando me entero de todo, ya que prácticamente fue seguido. Decido dejar de trabajar por un tiempo, para no correr riesgos innecesarios. Yo soy Timonel (persona que se encarga de llevar un barco, normalmente son cruceros). Lo primero era centrarme en mi embarazo, y estar navegando podría suponer correr algún riesgo que no quería asumir.
Por aquel entonces me iban a ascender a Capitán, pero por lo visto no era mi momento. Me volví a incorporar al trabajo cuando Jorge tenía un año y medio y siempre en cruceros que tuvieran servicio de guardería incorporado. Bajo ningún concepto quería estar lejos de mi pequeño.
A lo que iba. Esta mañana iba al puerto donde me iban a enseñar el nuevo transatlántico que mi empresa había adquirido. Cuando al cruzar el primer paso de peatones me cruzo con Jorge. O eso me pareció ya que él está muerto. Me quedo petrificada mirándolo, mi niño me mira extrañado y levanta su cabeza en dirección a su «padre».
Se suelta de mi mano y va en dirección al señor:
—Papá, papá
Lo va a abrazar y mi niño cae al suelo. Levanto la mirada y ya no hay nadie.
Jorge se pone a llorar, no entiende dónde se ha podido ir su «padre».
La verdad es que es todo muy raro, a mí no es la primera vez que me pasa, simplemente pensaba que eran alucinaciones, pero Jorge sólo lo había visto en fotos y vídeos.
La verdad es que ahora ya sí que me empiezo a preocupar.
Seguimos nuestro camino y por suerte con la belleza del nuevo transatlántico nos olvidamos de manera temporal de lo sucedido. A Jorge le ha fascinado, sobre todo la zona de guardería, no falta detalle.