Ante todo, le doy gracias a Dios, por todo. Agradezco a mi padre y madre, por siempre darme el apoyo en todo, por educarme, orientarme, aconsejarme, por estar en las buenas y en las malas, por aguantarme, y por ser pacientes conmigo. Agradezco a mis abuelas, abuelo, tíos, tías, hermanos, primos, primas, amigas, amigos, profesores y mentores. Ustedes son la gasolina que hace arrancar mí motor, me hicieron viajar por el mundo sin tener que comprar un tiquete de avión. Te agradezco una vez más querida madre, por tener paciencia y creer en mí. Por ser la luz en momentos de oscuridad, donde el sol no podía hacerme despertar.