La Vida Que Yo EsperÉ

PRESIÓN ALTA

De inmediato, Salomé tira el teléfono al suelo y corre hasta el asiento. Y atiende a su tía, diciéndole:

— ¡Tía!... ¡tía!, no te me vayas a morir tú también.

Liliana reacciona, diciéndole:

— Para tu mala suerte, "yo voy a durar mucho más tiempo del que tú crees"

Salomé se sonríe un poco y seca sus lágrimas, y le expresa a Liliana:

— ¿Por qué dices que para mí mala suerte?

Liliana se ríe de Salome, y le dice:

— Te lo dije para ver qué cara hacías.

— Entonces, ¿lo de tu desmayo fue una broma?

— No, no fue una broma, pero ya estoy bien.

— Tía, vamos al médico.

Liliana se levanta del sofá, y le expresa a Salomé:

— Yo me siento bien.

En ese momento, Liliana vuelve a sentirse mareada y con mucho calor, y le dice a Salomé:

— Ve a la cocina y prepárame un jugo de Limón.

De inmediato, Salomé sienta a Liliana y luego corre hacia la cocina. Y le prepara el jugo a Liliana.

Salomé le da a beber el jugo a su tía, diciéndole:

— Tienes que tomártelo todo.

Salomé lleva a Liliana hasta su cama y la cuida hasta tarde de la noche.

Después de verla durmiendo, Salomé guarda la comida que había preparado para Liliana en la nevera y coge unas galletas del comedor, y se las come todas antes de irse a dormir.

En la mañana siguiente, Liliana se levanta temprano y ve a Salomé completamente arreglada, y le dice:

— ¡Oye!... ¿y tu ropa de colegio?

— Nos vamos a ver a un médico particular, así que arréglate.

— Salomé, el mareo que me dio fue de colesterol, seguramente cuando me comí una empanada antes de llegar a la casa.

Salomé separa al frente de Liliana, y le expresa:

— ¿Cómo sabes que es colesterol?, ¡vamos tía! La salud esta primero.

Liliana se levanta de la cama, y se sonríe diciéndole a Salomé:

— Ayer en el banco me toco atender a una joven emprendedora, y me anime a darle una oportunidad de crédito. Cuando vi en ella algo de ti...

— ¿Qué viste?

— Las ganas de salir adelante.

En ese momento, Salome abre el closet de su tía, y le dice:

— ¿Qué vas a ponerte? En la mesa está el desayuno servido, solo falta que te bañes y te cambie.

Liliana saca a Salomé de su habitación, diciéndole:

— Deja el acelere, primero voy a llamar a mi jefe y después vamos al médico.

— Tu salud esta primero.

Minutos más tarde, Liliana y Salomé salen de la casa. Y saludan a sus vecinos Laura y Florentino, quienes habían madrugado hablar del mal estado de las calles de Chapinero.

En el taxi, Liliana intenta pagar. Cuando Salomé le dice a su tía:

— No, yo voy a pagar todo. Y no te preocupes por lo del médico particular, que yo también lo cubro.

Liliana mira la plata que tiene Salomé en su cartera, y le dice:

— ¿Cómo así?... ¿tú de donde sacaste tanto dinero?

El taxista intenta ver por el retrovisor. Cuando Salomé se sonríe un poco y le contesta a su tía:

— Pues de mis ahorros, tú sabes bien que a mí me gusta ahorrar.

— ¿Eso quiere decir que no estas comiendo en el colegio?

— Ahora no hablemos de mí, lo que importa es tu salud.

— Salomé, tu estas estudiando y por lo tanto debes de alimentarte bien.

— Si, yo lo hago... no te preocupes.

En el consultorio, el medico particular examina a Liliana. Viendo como tiene la presión y el corazón, y le manda hacerse tres exámenes junco con la compra de pastillas para la presión.

Liliana sale del consultorio. Cuando Salomé le dice:

— No te demoraste nada, ¿qué te dijo el médico?

Liliana le entrega a Salomé el papel que le dio el médico, y le expresa:

— Tengo un poco la presión alta, el médico me mando esta fórmula para la presión y tomarme estos tres exámenes.

— Ya veo, vamos a tomarte todos estos exámenes.

Dos horas después, Liliana y Salomé llegan a casa, y de inmediato Salomé saca una tableta de Losartán, y le dice a su tía:

— ¡Mira! Debes de tomarte una en la mañana y en la noche otra.

Liliana coge la pastilla y le dice a su sobrina:

— Tráeme un vaso con agua... ahora vemos que me pongo que hacer en la cocina, para las dos.

Salomé saca una jarra de agua de la nevera, y llena un vaso, diciéndole a su tía:

— Yo me ocupo de la cocina... ¡toma!

Liliana se toma la pastilla de la presión, y luego le expresa a Salome:

— Llama a tus compañeras, para que te digan que vieron hoy en el colegio, no quiero que sigas perdiendo clases por mi culpa.

— En estos momentos tía, tú eres lo más importante para mí y necesito que te mejores porque no tengo más a nadie en mi vida.

— Todavía tienes una abuela viva.

— Como si no la tuviera, ella ha demostrado de todas las maneras posibles, que no quiere saber de mi... espero que algún día ella se atreviera a decirme la verdad en la cara... ¿sabes algo más de lo que me has contado?

Sin rodeos, Liliana le dice a Salomé:

— Sandra no te considera parte de su...

Liliana se detiene. Y calla al pensar que podría hacerle daño a su sobrina con eso, y dice:

— Bueno, ya dejemos así, voy hacer la comida.

— No, no, no, ¿a dónde vas Tía?

— Se termino la conversación, ponte a estudiar, o tu veras si me ayudas en la cocina.

— Me ibas a decir algo muy importante, dime la verdad tía...

Liliana finge un supuesto dolor de cabeza, y le dice a Salomé:

— No me siento bien, mejor ocúpate de la comida, yo voy a recostarme en la habitación.

— ¿Qué tienes?

— Un pequeño dolor de cabeza, pero no te preocupes Salomé... yo voy a estar bien.

— Vamos, yo te llevaré a la cama.

— Está bien.

— Tía, perdóname por presionarte.

En ese momento, Salomé recuesta a su tía en la cama, y le dice:

— Bueno, voy a prepararte una rica comida...




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