La Vida Que Yo EsperÉ

LA MUERTE DE MI OTRA MAMÁ

Salomé rompe en llanto. Haciendo que Cindy la abrace y que varios trabajadores entren a la oficina preguntando que paso. Cuando la misma Cindy le dice a Salomé:

— Jefa, ¿qué le dijeron por ese teléfono?

Salomé trata de hablar, pero no puede y llora en medio de todos los trabajadores, como nunca lo había hecho.

De inmediato, Cindy saca a todos los trabajadores de la oficina y le trae un vaso con agua a Salomé, y le expresa:

— Jefa, ¿me quiere contar lo que le sucede?

Salomé se toma toda el agua, y le dice a Cindy:

— Se murió mi otra mamá...

— ¿Qué?...

Salomé coge su teléfono, pero no puede marcar de los nervios. Cuando Cindy le dice:

— ¿Va llamar a su esposo?

— Si.

— Venga, traiga el teléfono, yo lo llamo por usted.

En seguida, Salomé le da su teléfono a Cindy, quien se encarga de llamar a Jorge y comunicarle todo lo que paso.

Minutos más tarde, Jorge entra a la oficina de Salomé, y le dice:

— ¿Es verdad lo que me dijo Cindy?

Cindy se levanta de la silla y los deja solo. Cuando Salomé entre lágrimas le dice a Jorge:

— Mi tía está muerta...

— No puede ser.

— Quiero que me acompañes Jorge.

— Claro amor.

— Quiero ver dónde la tienen.

Jorge abraza a su esposa, la cual está destrozada con esa noticia.

Con lágrimas en sus ojos, Jorge todavía no puede creer lo que está escuchando, y se sienta para tratar de entender lo que paso. Cuando ve a Salomé que coge su bolso y se levanta, diciéndole:

— ¿Te vas a quedar ahí?...

Horas después, Jorge se ocupa de todo y Liliana en velada en casa de Salomé, la cual no soporto verlas y se desmayó.

Cindy y demás trabajadores y muchas personas del barrio, asisten al velorio de Liliana.

Jorge se encuentra muy preocupado por Salomé, y la ve dormir desde la puerta de la habitación. Cuando Cindy también la ve dormir, y le pregunta a Jorge:

— ¿Hace cuanto esta así?

— Mucho... Cindy, ayúdame a despertarla.

— ¿Aquí hay alcohol?

— Si.

— Traiga lo que tenga.

De inmediato, Jorge trae una botella de alcohol que tiene en su habitación, y se la da a Cindy, la cual la destapa y se la pone en la nariz varias veces a Salomé, pero esta no reacciona.

Cindy tapa la botella, y le dice a Jorge:

— Es mejor que la dejemos un rato sola, la jefa es fuerte y va saber sobre ponerse de esto.

En ese momento, Salomé sueña en su antigua casa. Y en su antigua habitación.

Salomé se levanta lentamente y escucha a su tía en la cocina. Y camina hacia donde esta ella.

Liliana se encuentra de espaldas preparando unos ullucos con carne. Cuando Salomé le dice:

— Tía, ¿eres tú?

Liliana se da vuelta, y le responde:

— Claro que soy yo, te estoy preparando algo que te gusta mucho.

Salomé mira toda la casa y luego mira también a su tía, diciéndole:

— ¿Estoy muerta?

— No, claro que no, tú tienes muchas cosas por hacer aún, tienes muchas cosas por superar.

Salomé se acerca un poco más a Liliana, y le dice:

— Necesito una explicación.

— ¿Explicación de qué?

— ¿Por qué me dejaste sola?...

— No estás sola.

— Yo te necesito.

— No te preocupes por mí Salomé, ya era mi tiempo... tú no estás sola, ahora más que nunca lucha por tu familia.

— No lo puedo hacer sin ti.

De una manera u otra, Liliana termina de hacer los ullucos, y dice:

— Justo a tiempo... tus padres me están esperando.

— ¡No te vayas!...

En ese instante se abre la puerta y entra una luz inmensa a la casa. Cuando Liliana coge la mano derecha de Salomé, diciéndole:

— No te preocupes por mí, yo estoy con Dios...

En ese momento, Salomé ve como dos manos salen de la puerta. Y también ve como su tía se desvanece cuando se acerca a la luz, hasta que pasa la puerta por completo y esta se cierra.

En ese instante, Salomé se despierta, y dice:

— Era un sueño.

Salomé se levanta y escucha una gran cantidad de personas en su sala, y se pone a llorar, diciendo:

— No era un sueño, mi tía de verdad está muerta...

Salomé camina hacia el ataúd. Cuando Jorge la abraza, y le expresa:

— Me tenías muy preocupado Salomé, no querías despertar.

— Quien quisiera despertar y enfrentarse con esta realidad.

Cindy se acerca a Salomé, y le dice:

— Yo también estaba muy preocupada por usted, me alegra que haya despertado.

Salomé se acerca al ataúd y ve a su tía fijamente, y luego dice en voz baja:

— Gracias por ser mi otra mamá, gracias por enseñarme a vivir de la manera en que tu vías la vida... aún recuerdo cuando me defendiste en el colegio de aquella mujer que me había pegado.

Jorge coge los dos hombros de Salomé, y le expresa:

— Ven, siéntate en el sofá.

— No, quiero quedarme con ella.

— Amor, estas débil y no quiero que vuelvas a recaer, además, recuerda que Miguel te necesita.

Salomé mira a Jorge, y le dice:

— ¿Quién tiene a Miguel?

— Nicol decidió quedarse en la casa, y lo sigue cuidando.

Salomé mira fijamente a su tía, y le dice a Jorge:

— Soñé que mi tía se había ido al cielo acompañar a mis padres.

— Si tú lo viste y sentiste, es porque fue así...

Ante la mirada de todos, Salomé cierra el ataúd y se va junto a Jorge a sentarse. Cuando Marcos llega a la casa.

Marcos le dice a Cindy:

— Disculpe, ¿esta es la casa de Jorge García?

— Si señor, ¡mire!, allá esta junto a su esposa.

Marcos se acerca a donde esta Jorge y Salomé, y les dice:

— Mis condolencias, vine lo más pronto posible con la dirección que me disté.

Salomé no para de llorar. Cuando Jorge le responde a Marcos:

— Gracias por venir...




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