La Vida Que Yo EsperÉ

UNA MEDIDA DESESPERADA

Barrio Rosales, Nicol duerme al niño y se pone a ver una novela, mientras Jorge intenta llamar a su esposa, pero luego se arrepiente y coge el periódico. Para buscar avisos de trabajo.

En Autocar, Salomé recoge sus cosas. Cuando Cindy le dice:

— Jefa...

— Ya no me digas así, desde estos momentos no trabajo más aquí, me voy a casa a cuidar a mi hijo. Y a buscar un nuevo trabajo.

— Perdóneme que le diga esto, pero usted no se puede ir de esta empresa solo por un pequeño y primer altercado con el señor Anderson, recuerde todos los millones que usted le hizo ganar a él.

— Eso de nada vale, si a la primera dificulta te tratan como si fueras lo peor... bueno, solo queda despedirme de todos y comenzar a buscar trabajo para pagar mis créditos.

— Usted me va hacer mucha falta.

— Y tú a mi Cindy.

En ese instante, Salomé y Cindy se dan un abrazo, y luego Salomé baja de su oficina y se despide todos los trabajadores. Cuando Omar le dice:

— Todo por mi culpa.

Salomé también abraza a Omar, y le contesta:

— Tú no tienes la culpa de nada, esto iba a pasar tarde o temprano.

Marlon le expresa a Salomé:

— No esperaba que pasara esto, nos va hacer mucha falta.

Loraine también dice:

— Si, no veo a otra persona que nos vaya a tratar tan bien como lo hizo usted.

Salomé les dice a todos:

— Gracias muchachos, gracias por su sincera amista, y no se preocupen por quien vendrá a remplazarme, después que ustedes hagan su trabajo...

Cindy le dice a Salomé:

— ¿Vamos a seguir siendo amigas?

— Claro que si...

En ese instante, Salomé termina de despedirse de todos, hasta del vigilante. Y se sube a su vehículo. No pudiendo contener sus sentimientos, Salomé pone su cabeza en el manubrio y llora por unos segundos...

Minutos más tardes, Salomé llega a la casa y pone su bolso en una silla, y le dice a la niñera:

— Hola Nicol, ¿cómo te fue con Miguel?

— Bien, cada día se porta de maravilla.

— Que bien Nicol, pero hoy va hacer el ultimo día que vas a trabajar como niñera.

Nicol se sorprende al escuchar eso, y le dice a Salomé:

— ¿Qué hice de mal?

— Nada Nicol, pero...

Jorge sale de su habitación y le dice a su esposa:

— ¿Estas echando a Nicol?

Salomé se sienta, y le dice a Nicol:

— Tranquila, no has hecho nada, ven mañana para hablar más tranquilas.

Nicol obedece a Salomé. Y se despide de ella y de su esposo, diciendo:

— Bueno, hasta luego.

De inmediato, Jorge le vuelve a decir a Salomé:

— ¿Por qué vas a echar a Nicol?

Salomé baja su mirada y sin titubear, le dice a su esposo:

— Me echaron del trabajo.

— ¡¿Qué?!... pero esto no puede ser, no podemos estar los dos sin trabajo, ¿cómo paso?

— Un cliente daño su carro que recién había sacado de Autocar, y para no hacerse responsable de sus actos, culpo a la empresa y formo un escándalo que no te imaginas... para resumirte, ese cliente resulto ser muy importante, tanto que pudo hablar con Anderson y ponerlo en contra de mí.

— Esto parece una pesadilla.

— Dímelo a mí, he llorado tanto estos días, que creo que me voy a secar... primero fue lo de mi tía, después tu despido y ahora el mío... es por eso que estoy pensando recortar gastos, y voy a empezar por la niñera.

Jorge queda mirando a Salomé, y le expresa:

— Bueno, las cosas están así y tenemos que afrontar la realidad que nos toca, así que mañana mismo salgo a buscar trabajo.

Salomé coge la mano izquierda de su esposo, y le dice:

— Creo que podemos aguantar un tiempo con los ahorros que tenemos, mientras tanto yo envió hojas de vida a diferentes empresas, y también cuidaré de Miguel.

Tres semanas después, Jorge se desespera porque ni él ni Salomé han podido conseguir trabajo. Cuando Miguel comienza a llorar y a gritar mucho.

Jorge camina de un lado para el otro. Cuando pierde la paciencia, y le grita a Salomé:

— ¡¿POR QUÉ NO ATIENDES AL NIÑO?!

Salomé sale de la cocina, y le dice a Jorge:

— Es la primera vez que me gritas.

— Amor, perdóname, no sé qué me pasa... debe ser el estrés de estar en la casa con las cuotas de los créditos que tocan pagar.

— Yo estoy en las mismas que tú y no te he gritado, espero que sepas controlarte.

Salomé carga a Miguel, y se cerciora que está bien, y le dice:

— Se un buen niño y deja de llorar, porque estas estresando a papá.

Jorge se acerca a Salomé, y le expresa:

— Tengo una idea para pagar las cuotas y algunas deudas que tenemos.

Salomé se adelanta, y le dice a Jorge:

— Vender los carros.

— Ah, ya habías pensado en eso.

— Si.

— Salomé, pero solo quiero vender uno.

Miguel se abalanza hacia su padre. Cuando Salomé dice:

— Con uno que vendamos es suficiente, para pagar y estar un poco tranquilos hasta que consigamos trabajo.

— Si.

— Jorge, ¿y cual vamos a vender?, ¿el Hyundai o el Mazda?

— Por supuesto, el tuyo.

Salomé se queda pensando por unos segundos, y luego dice:

— Está bien, aunque ese es más costoso.

— Pero recuerda que una vez fuera del cocesionario su precio baja.

— Eso lo se.

— Bueno, entonces no se diga más empecemos a buscarle comprador.

Quince días después, Salomé y Jorge no pueden vender el vehículo como estaban pensando hacerlo, y terminan vendiéndolo en diez millones menos.

Después de rebajar las deudas que tienen en los bancos, Salomé y Jorge se encuentran sentados en el comedor. Haciendo cuentas y cuentas en un cuaderno. Cuando Jorge dice:

— Los diez millones que dejamos de recibir por ese carro, son los que nos descuadra las cuentas, debimos haber quedado con quince.

— Bueno, pero pudimos pagar, ahora podemos estar más tranquilos y esperar a que nos llamen de alguna parte de donde dejamos las hojas de vida.




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