La Vida Que Yo EsperÉ

EL ROBO

En ese momento, Jorge se acuerda que no ha aguardado su carro, y se levanta de la mesa rápidamente y sale de la casa.

Salomé se queda viendo a Jorge, y dice en voz baja:

— Parece que no vas a cambiar.

En ese instante, Jorge abre la puerta de su Mazda. Cuando uno de sus vecinos va pasando, y le dice:

— Hola Jorge, ¿cómo estás?

— Hola Félix... bien, estoy bien.

— ¿Y qué hiciste tu otro carro?

Jorge se queda callado por unos segundos, y luego le responde:

— Lo vendí, para que dos vehículos si toda la familia puede andar en uno.

— Claro, es hora de apretarse los cinturones y empezar ahorrar, vienen tiempos difíciles.

— Si.

— Jorge, tengo que irme, me saludas a tu esposa.

— Bueno.

En ese momento, Jorge entra a su carro y con un control remoto abre la puerta del garaje. Para luego guarda el vehículo.

Salomé comienza a recordar a su tía y se levanta a caminar por el pasillo de la casa.

8:00 pm, Salomé le da de comer a su hijo. Cuando le dice a Jorge:

— Ah, se me había olvidado, tu madre llamo ahora que estabas guardando el vehículo.

Jorge toma un poco de café, y dice:

— ¿Y eso?

— Son tus padres, tienen que llamarte... si quieras los tienes, mírame a mí, me quede sin mis padres y ahora sin mi tía.

Jorge acaricia la mano derecha de Salomé, y le expresa:

— Soy un tonto, perdóname... es que todos estos problemas que nos han ocurrido, no me ha dejado pensar en claridad.

— No hay nada que perdonarte, deja las diferencias que tienes con tus padres y termina de comer y los llamas.

— Está bien, ahora hablo con ellos.

Jorge también acaricia la cabeza de Miguel. Cuando Salomé termina de comer, y le dice:

— Cambiando de tema, ¿ya pensaste que vas a trabajar mientras salga un trabajo de lo que estudiamos?

— Amor, tranquila, yo voy a conseguir un buen trabajo, mañana vuelvo a buscar y te aseguro que vamos a recuperarnos.

— Te lo decía porque yo voy a esperar a que consigas trabajo. Para buscar nuevamente a Nicol. Y así tener tiempo para salir y buscar trabajo.

Jorge se levanta de la silla y le da un beso en la frente a Salomé, diciéndole:

— Amor, ¿por qué no dejas que yo te mantenga?

Salomé se enoja bastante, y le responde:

— Voy hacer de cuenta que nunca escuche eso.

— Salomé, yo lo decía por el niño, no hay nadie mejor como su madre para cuidarlo, no te enojes.

— Jorge, yo no me mate estudiando esa carrera, para ser mantenida...

Horas después, Salomé se acuesta a dormir. Cuando en minutos Jorge entra en la habitación y se acuesta también, y le da varios besos a su esposa en el cuello y en la mejilla derecha.

En ese instante, Salomé le dice a Jorge:

— ¿Crees que estoy para eso?

— ¿Pensé que ya no estabas enojada conmigo?

— No lo estoy, ¿ya llamaste a tus padres?

— Si.

— ¿Y que querían?

— Solo quieren que les lleve a Miguel, dicen que lo extrañan mucho.

— Y tienen razón Jorge, ya tienen varios meses sin verlo.

Jorge acaricia las piernas de Salomé. Cuando esta le dice:

— Ya te dije que no.

De inmediato, Jorge coge el control del televisor y lo enciende en el canal de los deportes.

El día siguiente, Jorge se va en su carro en busca de un trabajo, mientras Salomé se queda en la casa cuidando al niño y cocinando.

Después de recorrer diferentes lugares y de visitar a dos amigos, Jorge detiene su vehículo, y dice en voz baja:

— "Hay están los amigos cuando más los necesito" ...ahora nadie aparece.

En ese instante, Jorge ve a varios hombres cargando bultos en una bodega, y dice:

— Eso no es para mí.

De inmediato, Jorge enciende su vehículo y se va del lugar.

En casa, Salomé está en el suelo jugando con su hijo y lo carga, diciéndole:

— ¡Oye Miguel!, veo que estas feliz ahora que estoy sin trabajo.

En ese instante, Miguel juega a los abrazos y le dice a Salomé:

— Mamá...

Salomé se sonríe un poco, y lo abraza.

Minutos después, Salomé termina de hacer el almuerzo y al tapar las hoyas, le dice a Miguel desde lejos:

— Tu mami te ha hecho tu comida preferida.

Miguel intenta brincar de la alegría, y dice en repetidas ocasiones:

— ¡Papá!

Salomé se sonríe y le dice a su hijo:

— Papá anda buscando trabajo.

En ese momento, Jorge llega a la casa y nuevamente se olvida de guardar el carro en el garaje. Y entra a la casa.

Salomé le da un beso a su esposo, y le pregunta:

— ¿Cómo te fue?

— Regular.

— Como que regular, tienes que decir que te fue bien, así sea que todo no te haya salido como querías.

— Amor, no voy a decir eso cuando me fue como a un perro, hasta el momento, me queda visitar a un "amigo".

— ¿Por qué haces las manos así?, ¿qué hicieron tus amigos?

Jorge carga a su hijo, y expresa a Salomé:

— Cambiemos de tema, ¿qué hiciste de almuerzo?

— La comida que le gusta a Miguel.

— ¡Espagueti!

— Si, pero le eche atún.

— Que bien.

En ese instante, Jorge y Salomé escuchan que enciende un carro.

De inmediato, Jorge deja al niño en el suelo y sale corriendo junto con Salomé, pero al abrir la puerta, un hombre se lleva su vehículo.

Jorge corre de tras de su carro, pero por más que corre no puede alcanzarlo.

En el andén de la casa y con lágrimas en sus ojos, Salomé pone su mano derecha en su frente, y dice en voz baja:

— ¡Oh Dios!... ¿qué es esto?

Jorge mira todas las casas y regresa caminando lentamente a donde está su esposa, y le dice:

— Esto fue mi culpa, a esta hora casi todo el mundo está en su trabajo y esto mantiene solo. Y ya varias veces me habías dicho que entrara el carro... perdóname.




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