La Vida Que Yo EsperÉ

EL NUEVO HOGAR

El día siguiente, Julián limpia su camioneta su camio y entra de nuevo a la casa. Y cuando ve que Jorge y Salomé terminan de desayunar, y les Pregunta:

— ¿Ya están listos?

Jorge se levanta de la silla, y dice:

— Ya estamos listos.

Barrio Preston Street, todos se bajan de la camioneta. Cuando Julián le da la llave de la casa a Jorge y a Salomé, diciéndoles:

— Estas son las llaves de su nuevo hogar.

Emocionada, Salomé coge las llaves y rápidamente va a la puerta de la casa y entra.

Jorge no cabe de felicidad, y le dice a Julián:

— Se ve muy acogedora y bonita, y lo mismo con el sector.

— Por lo general, todo es así por acá, pero entremos a la casa.

En ese instante, Salomé recorre metro por metro de su nueva casa.

Jorge se sorprende al ver unos muebles y sillas de comedor en la casa, y le dice a Julián:

— Yo pensé que la entregaban vacía.

Salomé se acerca a su esposo y a Julia, y les expresa:

— Todo está bonito.

Julián revisa su teléfono, y luego dice:

— Todo lo que han encontrado aquí lo van a pagar con trabajo, pero no se preocupen, ustedes ni siquiera se van a dar de cuenta a qué hora cancelaron esto. Como ya les había dicho antes... me parece, ustedes están cobijados por el gobierno y siempre tendrán trabajo.

Jorge le pregunta a Julián:

— ¿Podemos buscar un trabajo acorde con lo que hemos estudiado?

— Claro, yo puedo empezar a buscarles las empresas, pero mientras tanto, desde mañana comienzan a trabajar en la fábrica de calzados Gagnon... este es mi número de teléfono.

Julián le da una tarjeta a Jorge. Cuando se dispone a irse.

En ese instante, Salomé le dice a Julián:

— ¿Y mi hijo?

Julián se rasca la cabeza, y les dice a los dos:

— No hay problema, yo le busco una babysitter y solucionamos eso, ahora disfruten de su casa... ah, el mercado que hay en la cocina es de parte mía, disfruten.

En seguida, Jorge y Salomé se despiden de Julián y cierran la puerta. Cuando Salomé abraza a su esposo, y le dice:

— Mira lo que Dios tenía guardado para nosotros, no desaprovechemos esta oportunidad.

Jorge le da un beso a Salomé, y le expresa:

— Claro que no... ahora vamos a terminar de ver la casa.

— Si.

En ese momento, Jorge entra a la cocina y revisa todo el mercado, mientras Salomé termina de ver la parte exterior de la casa. Cuando una veterana que anda paseando con su perro se acerca a ella, la cual está de espalda, y le dice:

— Hola chica.

— Hola.

— No te había visto por este sector.

Salomé le da la mano a la señora, y le dice:

— Mi nombre es Salomé Gómez Castillo y esta es mi nueva casa.

— Oh, felicitaciones, yo soy Rebeca Strom Thomson, y soy su vecina del frente.

Jorge sale con el niño en brazo, diciendo:

— ¿Ya tan rápido estás haciendo amigas?

Salomé le responde a Jorge:

— Si, es una de nuestras vecinas.

Jorge le da la mano a Rebeca, diciéndole:

— Hola, yo soy Jorge García Martínez y este es nuestro hijo Miguel.

— Hola, Rebeca Strom Thomson, para servirles. No esperen que los demás vecinos salgan a recibirlos, aquí por lo regular cada quien hace lo suyo y no se mete en los asuntos de los demás.

Salomé toca el pastor alemán, y le expresa a Rebeca:

— ¿Cómo se llama?

— Se llama Frost.

Salomé lo acaricia, diciendo:

— Que lindo... pero usted habla perfecto el español.

Rebeca se sonríe un poco, y les expresa a los dos:

— Hace años que lo aprendí hablar, es una necesidad aprender hablar otro idioma, además, con el pasar del tiempo, en este barrio hay más latinos que canadienses, bueno, esa es mi impresión.

Salomé mira a Jorge, y le dice:

— Tenemos que hablar de nuevo con Julián.

En ese instante, Jorge recibe una llamada desde Colombia, y le dice a Salomé:

— Recíbeme al niño un momento, voy a contestarle a mi padre.

— Si.

Rebeca les dice a los dos:

— Bueno, los dejo, que tengan un buen día.

Salomé le contesta a Rebeca:

— Usted también.

En ese momento, Jorge entra a la casa y le contesta a su mamá, diciéndole:

— Hola mamá, ya llegamos a Canadá.

— Qué bueno hijo, tu padre y yo estábamos preocupados con ese viaje.

— No se preocupen, estamos bien, ahora estamos en la casa queda el gobierno y ya mañana nos toca ir a una fábrica a trabajar.

Salomé entra a la casa y cierra la puerta. Cuando le dice a Jorge en voz baja:

— ¿Es tu mamá?

— Si.

Salomé se pone triste al acordarse de Liliana y de sus padres. Y se va a la cocina a prepararle algo para que Miguel coma.

Fabian le quita el teléfono a Cristina, y le dice a su hijo:

— Hola hijo.

— Hola papá.

— ¿Cómo esta Salomé y el niño?

— Bien.

— Quiero que te pongas juicioso y cuides a tu mujer y a tu hijo.

— Si...

En ese instante, Salomé se sorprende de nuevo. Cuando abre la lacena y el refrigerador, y dice:

— ¡Wau!... hay bastante comida.

Salomé le dice a Miguel:

— ¿Quieres que te haga una sopa?

Miguel comienza a gatear y se va de la cocina. Haciendo que Salomé se sonría, y diga:

— Eso es un no.

Minutos más tarde, Jorge se acerca a la cocina y le dice a Salomé:

— Mis padres te mandaron saludos.

— Que bien, alguien se acordó de mí.

— ¿Qué pasa? ¿Estas triste?

— No.

— Claro que sí, mira donde estamos, deberíamos estar contentos, estamos en Canadá.

— Si, yo estoy contenta, pero hay veces que me siento sola...

Jorge entra a la cocina y abraza a su esposa, diciéndole:

— ¿Cómo que estás sola? Me tienes a mí y a tu hijo, nosotros nunca te vamos a dejar sola.

Jorge le da un beso en la mejilla Salomé, y le dice:




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