La Vida Que Yo EsperÉ

LA MUJER DEL VESTIDO ROJO

Beatriz se despierta del fuerte grito de Salomé, y al levantarse rápidamente de la silla, se resbala por un mojado que hay en el suelo. Y se golpea la columna.

Jorge ayuda a levantarla, mientras Salomé coge a su hijo y lo carga.

Enfadada, Beatriz le dice a Jorge y a Salomé:

— ¡I quit!, ¡I quit!, that Little devil does not take it nanie.

Jorge le dice a Beatriz:

— Nosotros sabemos que usted también habla español, ¿que quiso decir?

Beatriz toca su cadera, y les dice:

— Renuncio, ese pequeño demonio no se lo aguanta nadie, prefiero irme a cuidar animales que a él.

Salomé deja al niño en el suelo y coge a Beatriz de la mano izquierda, y la saca de la casa, diciéndole:

— Como te atreves a decirle a un niño de esa manera, vete de mi casa.

Salomé saca a Beatriz de su casa y cierra la puerta fuertemente, diciéndole a Jorge:

— ¡Márcale a Julián!

— Salomé, me tenías asustado, pensé que le ibas a pegar a esa señora.

— Ganas no me faltaron, trato a Miguel peor que un animal, estoy muy ofendida... ¿dónde está la tarjeta de Julián? ¿Tú la cogiste?

— Espera... creo que yo lo tengo en el celular.

En ese instante, Salomé le quita el teléfono a su esposo. Y cuando Julián contesta, ella le dice:

— Hola Julián, habla con Salomé.

— Hola Salomé, ¿pasa algo?

— Mucho, la niñera que contrato fue un total desastre, con decirle que cuando llegamos del trabajo. La encontramos dormida en la sala y el niño corriendo peligro en la sala.

— Extraño, Beatriz es conocida como una mujer muy responsable.

— Es todo lo contrario... yo misma voy a buscar a una persona que cuide a Miguel, mientras tanto yo voy a quedarme cuidándolo en la casa.

— Está bien, has lo que veas necesario, si hay algún otro inconveniente me avisan.

Después de hablar con Julián y de pasar un gran enojo con Beatriz, Salomé se acuerda de enviarle la dirección de la casa de a su amiga Emily. Cuando Jorge le dice:

— ¿Qué vamos hacer?, todavía no conocemos a alguien para que cuide a Miguel.

— Yo lo voy a cuidar, mientras tanto tú te ocuparas de trabajar en la fábrica.

— Bueno.

En ese momento, Salomé arregla todo el desorden que hizo Miguel y después de hacerlo, sale de la casa y escribe la dirección de la casa y el nombre del barrio en el teléfono, para luego enviárselo a por WhatsApp a Emily.

Jorge se va a la nevera y busca una jarra de jugo de naranja que había dejado en la mañana, y dice:

— No creo que Beatriz se haya bebido todo eso.

Jorge cierra la nevera, y al ver a su esposa con el teléfono, le pregunta:

— ¿Qué haces?

— Ah, no te había contado que Emily me llamo cuando estábamos en la fábrica.

— No.

— Le estoy mandando la dirección de acá, porque dijo que venía a visitarnos.

Jorge no le agrada mucho la idea, y le expresa a Salomé:

— Este no es el momento para visitas, recién hemos llegado y tenemos que trabajar para salir adelante.

— Eso es lo que estamos haciendo, yo no tengo la culpa que la niñera que contrato Julián no diera la talla, además, Emily es mi amiga de toda la vida y tengo mucho tiempo que no la veo.

— Bueno, está bien... voy a quitarme esta ropa e iré a descansar para madrugar mañana, ahora me va a tocar coser zapatos solos.

Salomé se sonríe un poco, y le dice:

— No te quejes.

— Pues no me estoy quejando, al menos ya tenemos trabajo... no el que yo quiero, pero algo es algo...

Tres semanas después, Jorge se despide de besos con su esposa e hijo, y le dice:

— Wau que frio hace, es primero de diciembre, y va hacer el primer fin de año que vamos a pasar fuera de nuestras tierras.

Salomé mira las calles, y luego responde:

— Si... se siente extraño.

Jorge nota la cara de tristeza de su esposa, y le expresa:

— Salomé, no te pongas triste, si Emily no ha venido o no ha contestado el teléfono, eso no quiere decir nada... tal vez se le daño.

— ¿Y por qué no llama de un teléfono público? No, a Emily le paso algo, pero dejemos así.

— Bueno, voy a trabajar.

En ese instante, Jorge se va a la fábrica, mientras Salomé entra con el niño y vuelve a llamar a su amiga, pero esta no contesta.

Salomé deja al niño en el sofá, y sigue tratando de localizar a Emily.

Minutos más tarde, Jorge llega a la fábrica. Cuando Rafael y Víctor lo esperan en la entrada y le enseñan unas fotos de sus nuevas novias.

Jorge las queda viendo y les dice a los dos:

— Ustedes deberían de ajuiciarse y buscar una mujer que de verdad quieran.

Víctor le expresa a Jorge:

— Amigo, todavía no ha existido la mujer que me ajuicie, creo que es mejor vivir así como estoy, perdona por lo que te voy a decir, pero no quiero parecerme a ti.

Rafael también dice:

— Lo mismo digo yo, hay que disfrutar la vida. Y que más con esta belleza que tengo.

Jorge les dice:

— Muchachos, entremos a trabajar.

Víctor le dice a Jorge:

— Si gustas te presento a una de estas, te aseguro que no te arrepentirás.

Rafael y Víctor se sonríen un poco. Cuando ven a una mujer despampanante vestida de rojo, la cual se baja de una de las tres camionetas de lujo, y mira hacia la fábrica.

En ese instante, Jorge ve a sus amigos que no quitan la mirada hacia la vía, y les dice:

— ¿Qué les sucede?

Rafael le contesta a Jorge:

— Pues mira hacia ese lugar.

De inmediato, Jorge mira hacia la vía y ve a la elegante mujer que viene con dos guarda espaldas, la cual camina directamente hacia la fábrica.

En seguida, Víctor le dice a Jorge y a Rafael:

— Parece que Dios me ha castigado, y creo que voy a retirar lo dicho y con una mujer así, yo me caso...

 




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