La Vida Que Yo EsperÉ

CARA DURA

Haciendo mucha fuerza para no llorar, Salomé mira hacia la calle. Cuando Robert le dice:

— ¿Ya llamaste a la policía?

— Si, ya vienen en camino.

— No te pongas triste, vas a ver que alguna explicación va a ver y todo se va a solucionar.

— Gracias.

— Bueno, voy arreglar eso.

Mientras Rober entra a la casa, Rebeca se pasa la calle y acompaña a Salomé.

Barrio The Glebe, Eliza y Jorge terminan de hacer el amor. Cuando Jorge coge intenta poner la pila de su celular, Eliza se la quita de sus manos y luego le dice:

— ¿Qué haces?

— Intento llamar a casa, mi esposa debe de estar muy preocupada por mí.

— ¿Dijiste que solo ibas a estar conmigo?

— Y lo estoy.

— Estas pensando en tu mujer y quiero que este fin de semana sea especial, así que no quiero llamadas de ningún tipo.

— Está bien, está bien... ¿y adonde quieres ir hoy?

— Es una sorpresa que te va a gustar y no olvidaras durante el resto quete queda de vida.

Jorge se sienta en la cama, y le expresa:

— Ya me dejaste intrigado, ¿quieres decirme que es?

Eliza se levanta de la cama, y luego le dice a Jorge:

— Bañémonos juntos y ahora te digo.

— Bueno.

Barrio Preston Street, la policía atiende el llamado de Salomé y llegan a su casa rápidamente.

En ese momento en que Robert está acomodando la calefacción, Salomé le muestra la foto de Jorge a la policía. Cuando uno le dice:

— Buenas, es usted la señora Salomé.

— Si soy yo, esta es la foto del desaparecido, él es mi esposo.

— Bueno, ¿cuál es el nombre del señor y cuánto tiempo lleva el desaparecido?

— Él se llama Jorge García Martínez y está desaparecido desde anoche...

El policía la queda mirando y después ve a su compañero. Cuando Salomé les dice:

— Por favor, ayúdenme a encontrarlo.

El otro policía le dice a Salomé:

— Es muy pronto para realizar una busque, pero veremos que hacemos.

Salomé pone su mano derecha en su pecho, y les dice a los dos policías:

— Se los voy agradecer toda la vida...

The Glebe, Eliza lleva a Jorge a la parte superior de la mansión. Donde tiene su propio helipuerto.

De inmediato, Jorge ve el helicóptero y se asusta, y le expresa a Eliza:

— ¿Piensas que yo voy a montarme en esa cosa?

— Que tiene, ¿no me digas que nunca te has montado en un helicóptero?

— No, nunca...

— Si ya venciste el miedo a volar en avión, también lo vas hacer montándote en este hermoso helicóptero... ven, vamos a dar el paseo que te había dicho.

Jorge aceda a las pretensiones de Eliza y coge su mano y se dirigen al helicóptero.

En ese instante, Eliza le dice al piloto:

— Emmene-nous aux chutes du niagara.

— Oui madame.

En ese momento, Jorge y Eliza se acomodan en el helicóptero, mientras el piloto comienza a encender la aeronave.

Minutos después, el helicóptero de Eliza sobre vuela las cataratas del niagara, y le dice a Jorge:

— Cerca de ese lugar es donde vamos a desayunar.

Jorge mira el paisaje, y dice:

— Es hermoso.

— ¿Te gusto la sorpresa?

— Si, nunca pensé que me traerías hasta ese lugar.

De inmediato, Eliza le expresa al piloto:

— Atterrir au bon endroit.

— Bon.

Minutos después, Jorge y Eliza desayunan al frente de la cascada. Y disfrutan de una espectacular vista.

En ese momento, Eliza termina de tomarse su jugo de naranja, y le expresa a Jorge:

— Este es uno de mis lugares favoritos.

— Ahora también va hacer el mío.

Jorge se sonríe un poco. Cuando Eliza le pregunta:

— ¿Y esa sonrisa?

— Viendo todo esto, ¿a qué hora hiciste organizar toda esta comida?

— Mientras mirabas el paisaje de Canadá.

— Bueno, tengo una pregunta que hacerte que no me deja tranquilo.

— Dime.

— ¿Realmente que quieres conmigo?

— Que pregunta es esa... no es obvio, ya eres mi hombre.

— Eliza, sabes que soy un hombre casado...

— Yo no te estoy diciendo que te divorcies, solo disfruta la vida, disfruta tu gerencia en la petrolera y paga la casa que tienes en problema en Colombia... solo déjate llevar.

— Bueno... ¿y después de esto que vamos hacer?

— Disfrutar de la vida...

Barrio Preston Street, Robert se asegura de arreglar bien la calefacción, y le dice a Salomé, quien está pensando en Jorge:

— Ya esta todo listo, la calefacción no le volverá a molestar.

— No sé cómo pagarle.

— Tranquila, ahora lo importante es que aparezca su esposo.

— Si, yo tengo fe que está bien y que va aparecer...

El día siguiente, Charlotte llega como puede a la casa de Salomé. Y cuando esta abre la puerta, le dice:

— Buenos días señora Salomé, la nieve que cayo o través en la ciudad fue fuerte... ¿le pasa algo?

— Hoy no voy a ir a trabajar, perdóname por no a verte llamado antes, es que tengo la cabeza pensando en muchas cosas.

— Tranquila señora, ¿hay algo en que yo la puedo ayudar?

— No... no creo que puedas ayudar, es que Jorge sea desaparecido desde el sábado.

— Ya entiendo por qué esta así de preocupada.

En ese instante, Charlotte mira una camioneta que se ha atascado por la nieve, y le dice a Salomé:

— ¡Mire hacia allá!... ¿esa no es la camioneta que anda su esposo?

— Si... ¡esa es! Me va a escuchar, eso que hizo no se le hace a nadie.

Jorge no puede avanzar más y se baja de la camioneta. Dejándola varios metros lejos de su casa y ve a Salomé desde lejos, y dice:

— Tendré que inventarme algo...

Charlotte le dice a Salomé:

— ¿Me deja darle un concejo?

— No.

— Bueno, voy a estar donde mi tía, si me necesita me llama.

Charlotte se va. Cuando Jorge separa al frente de su esposa, y le dice:




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