La Vida Que Yo EsperÉ

EL NUEVO GERENTE DE LA PETROLERA

Jorge se queda pensando por unos segundos. Cuando Salomé se impacienta y le dice:

— ¿Y bien? ¿Qué tienes que decir?

— Amor, primero voy a entrar a la casa, el frio aquí es impresionante.

— Nadie te está diciendo que no entres.

En ese momento, Jorge entra a su casa y se le ocurre decirle a Salomé:

— Tuve un gran problema con la policía de este país.

— ¿Qué tipo de problema?

— Me encerraron en la estación de policía, porque infringí una ley parqueando mal la camioneta. Y me puse a alegar fuertemente con ellos.

— ¿Con quienes?

— Pues con la policía.

— ¿Y qué paso con el celular?

— Se descargo.

— Bueno, entonces voy a llamar a la policía.

— ¿A la policía para qué?

— Como que para que, necesito retirar la denuncia.

— Bueno, voy a ver el niño...

En ese momento en que Jorge se va a consentir a su hijo, Salomé llama a la policía, y les dice:

— Buenos días.

— Buenas, ¿en qué podemos ayudarla?

— Voy a retirar la denuncia de desaparición de mi esposo, porque ya apareció.

— Qué bueno señora.

— Una última cosa.

— Dígame.

— La próxima vez que alguien este en la cárcel. Y alguien este desesperado buscado a esa persona, por favor digan que esta allá.

— ¿Dígame el nombre de la persona que usted dice que se encontraba detenida y su número de identificación?

— Él se llama Jorge García Martínez, él es extranjero, su número de identificación es 61233003.

— Espere un momento...

De inmediato, la joven policía pone el nombre de Jorge en el computador. Y en su base de datos no lo encuentra registrado, y le dice a Salomé:

— Usted está equivocada, el señor Jorge García Martínez nunca ha estado preso.

Estupefacta, Salomé le dice a la joven:

— No hay ninguna posibilidad de error.

— No, cuando una persona es arrestada tiene que aparecer aquí en la base de datos. El señor Jorge García nunca ha sido arrestado en este país.

— Gracias.

Salomé se pone en la puerta de la habitación de su hijo, y le dice a Jorge:

— ¿Me vas a decir la verdad?

Jorge deja al niño en la cama, y le responde a Salomé:

— Pues ya te dije la verdad, estaba detenido.

— Acabo de hablar con la policía y ellos me dicen que nunca tuvieron preso a ningún Jorge García Martínez.

Jorge se pone nervioso, pero se controla un poco, y le expresa a Salomé:

— Debe ser un error.

— No es ningún error.

— Debe serlo, porque yo fui apresado en Toronto.

— ¿Y qué hacías allá?

— Es que te voy a dar una sorpresa.

— Cual sorpresa Jorge, yo quiero que me digas la verdad.

— Vengo muy cansado de la nieve y quiero descansar. Porque en la tarde tengo que salir, si tu no me quieres creer, es tu problema.

— ¿Ahora el ofendido saliste tu?...

De inmediato, Salomé se va a la habitación y se vistes para ir a la fábrica. Cuando Jorge le dice:

— Te piensas ir así... ¡oye!, ¿y la comida?

Salomé lo queda viendo, y le dice:

— Si quieres le dices a Charlotte que te cocine.

— Amor, no peleemos.

— Charlotte está al frente.

En ese instante, Salomé sale muy bien abrigada de la casa y se va a trabajar.

En la fábrica, Eliza está en la oficina que era de Rodolfo, y le dice a Lorenza:

— ¿Cómo marcha todo?

— Todo va bien, fabricamos la misma producción que cuando estaba don Rodolfo.

De inmediato, Eliza mira feo a Lorenza, y le expresa:

— Quiero que esta fábrica produzca más de lo que antes hacía, Rodolfo es tiempo pasado. Y espero que sea la última vez que me lo mencionas.

— Si señora.

Eliza se levanta de su silla, diciéndole a Lorenza:

— Bajemos, quiero ver a los trabajadores más de cerca.

— Si señora.

En ese momento, Eliza y Lorenza recorren gran parte del lugar. Cuando llegan al puesto de Salomé, el cual está vacío.

Eliza mira a Lorenza, y le dice:

— ¿Aquí quien trabaja?

Estefanía se le adelanta a Lorenza, y le dice a Eliza:

— Salomé acaba de llamar y dijo que ya viene en camino.

Eliza le responde a Estefanía:

— No te pregunte a ti, trabaja en lo tuyo.

— Si señora.

Lorenza le expresa a Eliza:

— Si, eh, Salomé ya viene en camino, esta es la primera vez que llega tarde.

— Bueno, ya entendí, sigamos recorriendo esto... ah, espera, me acorde de algo.

En ese instante, Eliza llama a Jorge, y le dice:

— Amor, ¿cómo llegaste a casa?

— Bien, bien, ¿y tu como estas?

— Pensándote, te espero al mediodía en la petrolera.

— Bueno, allí estaré.

— De mando un beso.

— Lo mismo.

Eliza cuelga el teléfono, y le dice a Lorenza:

— Has manejado muy bien esto, tengo que irme arreglar para una cita que tengo al mediodía, mañana vengo para que revisemos algunas cosas.

— Bueno.

Eliza sale de la fábrica. Cuando Lorenza dice con voz baja:

— ¿Qué más se va arreglar?...

Minutos después, Salomé llega a su trabajo todavía muy enojada con Jorge. Cuando Estefanía no la deja llegar, y le dice:

— Amiga, ten cuidado de estar llegando tan tarde.

— ¿Qué sucede?

— Hace unos minutos estaba la nueva dueña de este lugar, y preciso pararon en tu puesto.

— ¿Y qué dijo?

— Yo me adelanté y le dije que ya venias en camino.

— Gracias... y estaba pensando en no venir.

— Si le sigues dando el mínimo motivo a la dueña, te van a echar.

— Ya entendí...

Salomé se pone en su puesto de trabajo, y coge sus herramientas, y piensa:

"Sera que Jorge me está engañando con otra mujer... no, no... no pienses en eso Salomé, esperare que termine diciéndome la verdad" ...

Petrolera E. R. Limitada, Eliza hace reunir a algunos de los más importantes trabajadores de la empresa. Y teniendo a Jorge a su lado, les dice a todos:




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.