Jorge siente un alivio muy grande al escuchar esas palabras de parte de Salomé, que la abraza, diciéndole:
— Todo esto lo estoy haciendo por ti y por Miguel, necesitamos salir adelante.
Salomé no se deja besar, y le dice a Jorge:
— ¿Por qué no vas y le demuestras cuanto quieres a tu hijo?
— Eso sonó feo.
Salomé mira el portafolio, y le expresa a Jorge:
— ¿No te gusto lo que dije?
Jorge queda viendo a su esposa, y le responde:
— Se escucho extraño.
— Solo fue tu impresión.
— Bueno... te hacía en la fábrica.
— Hoy es veinticinco.
— Ah, ya se me había olvidado... voy para la habitación.
En ese instante, Salomé espera a que Jorge se vaya de la sala. Para coger el portafolio.
En ese momento, Salomé abre el portafolio. Cuando Jorge se devuelve rápidamente, diciéndole:
— ¡Eso lo compre ayer!
— Ah... tenía un poco de curiosidad, es la primera vez que te veo con esto.
— Tengo que estar a la altura del cargo... ¿qué has pensando de los cincuenta mil dólares? Podemos liberar la casa que tenemos en Bogotá en cualquier momento.
— Ahora no quiero hablar de eso...
— Bueno, será otro día.
En ese instante, Jorge se va para la habitación de su hijo, mientras Salomé se vuelve a sentar y pone sus dos manos en su rostro...
Centro de Ottawa, Rodolfo llega al apartamento de uno de sus amigos. Y se esconde en ese apartamento.
De inmediato, el amigo le dice:
— Cuando me contaste lo que te hizo esa mujer llamada Eliza, yo no lo podía creer, ¡esa mujer es muy mala!
— Si, es por eso que necesito tu ayuda.
— Cuenta conmigo para lo que sea, ¿que necesitas?
— Encontrar el abogado que la ayudo a quitarme la fábrica. Y luego hundirla.
— Listo, yo te ayudo.
— Gracias Gendri...
Barrio Preston Street, Jorge trae a su hijo cargado a la sala, y le expresa a Salomé:
— Está haciendo un bonito día, ¿porque no salimos los tres?
Salomé lo queda mirando, y le responde:
— Pues como te parece que el día que quería salir en familia, era ayer, hoy quiero quedarme en casa.
— Amor, perdóname, todo ha sido por culpa del nuevo trabajo.
Jorge se sienta al lado de Salomé y acaricia su mejilla derecha, diciéndole:
— Te prometo que todo va cambiar y volveremos hacer los de antes.
Salomé lo queda viendo y se levanta de la silla, y le dice:
— No prometas cosas que no podrás cumplir...
Barrio The Glebe, Eliza abre su gran closet y saca un vestido muy costoso, y se lo mide, diciendo:
— Creo que Jorge se va a enloquecer viéndome en este vestido... ah, voy a enviarle unas fotos.
En ese momento, Erika entra en la habitación, y le dice a Eliza:
— Señora, su desayuno está servido.
— Gracias Erika, ya bajo.
Erika se retira. Cuando Eliza comienza a tomarse muchas fotos de distintas poses, y se las manda a Jorge.
En ese instante, Jorge ve las fotos muy atrevidas de Eliza. Y antes que Salomé aparezca en la sala, las borra todas...
En la noche, Salomé espera a que Jorge se quede profundo y le revisa el celular, pero no encuentra nada y se vuelve a costar.
En la mañana siguiente, Jorge se va a trabajar y le da un beso en la frente a Salomé, diciéndole:
— No comiences a llegar tarde a la fábrica, he escuchado que el nuevo dueño es muy jodido.
— Sabes que no puedo irme si no ha llegado la niñera.
— Es cierto.
En ese momento, Charlotte toca la puerta. Cuando Salomé le dice a su esposo:
— Esa debe ser Charlotte.
De inmediato, Salomé va a la puerta y le abre a Charlotte. Cuando Jorge aprovecha el momento y saluda a la niñera e intenta irse a la petrolera, pero Salomé coge su mano derecha, diciéndole:
— Espera, acércame a la fábrica.
Jorge duda un poco y mira a Charlotte, y le responde a su esposa:
— Si, si, ven.
Charlotte le dice a Salomé:
— Como siempre, Miguel va a estar en buenas manos.
— Gracias Charlotte.
Mientras Jorge se sube a la camioneta, Salomé entra a la casa y se despide de su hijo. Dándole un beso en la frente, y luego sale de la casa y se sube a la camioneta.
En el camino hacia la fábrica, a Jorge le timbra el celular varias veces. Cuando Salomé mira a su esposo, y le dice:
— ¿Por qué no contestas el teléfono? Ese ruido me está fastidiando.
— Debe ser alguien de la petrolera.
— ¡Contesta!
Jorge se imagina que es Eliza, y saca su teléfono de su bolsillo y lo apaga.
Sorprendida por la actitud de su esposo, Salomé se enoja aún más con él y se queda callada durante el todo el tiempo que está en la camioneta.
Minutos después, Jorge llega a la fábrica, y le expresa a su esposa:
— ¡Llegamos!
Jorge intenta darle un beso a Salomé, pero esta se baja de la camioneta, y le dice:
— Que te vaya bien.
— Bueno, lo mismo.
En ese instante, Salomé hace como si fuera a la fábrica, pero cuando ve que su esposo se va, corre a coger un taxi que va pasando, y le dice:
— ¡Siga esa camioneta!
De inmediato, el conductor comienza a seguir la camioneta. Cuando Jorge enciende su teléfono y llama a Eliza, diciéndole:
— Hola, recién vi tus llamadas, ¿ocurre algo?
Eliza está muy enojada con Jorge, y le contesta:
— A mí no me gusta que me apaguen el teléfono.
— Disculpa, es que tenía un pequeña dificulta, pero ya la solucioné, ¿paso por la mansión?
— No, yo estoy esperándote en la empresa.
— Ah, bueno, dentro de unos minutos estoy allá, ¿me perdonas?
— Claro, a ti te perdono todo...
Después de varios minutos, Jorge llega a la empresa y se baja de la camioneta. Cuando Salomé le paga la carrera al conductor del taxi, y se queda observando cuando Jorge se acerca a otra camioneta.
Editado: 23.03.2023