La vida sucede (lih #1)

Capítulo 8: Recordando el pasado.

—Estoy nerviosa. ¿No podemos volver y hacerlo otro día? —preguntó una Lexie catorce años más joven.

—No es tan terrible —Nick estaba un poco divertido, su novia solía ser una chica muy segura y nunca creyó que la vería así de afectada.

—¿Y si no les agrado?

—Te van a amar —la tranquilizó y se acercó para besarla—, igual que yo.

Cuando llevaban cuatro meses de relación, Nick al fin pudo convencer a Lexie de que conociera a sus padres. Ella estaba aterrada ya que pensaba que no les iba a agradar y cada vez que él la invitaba a su casa, se inventaba alguna excusa para no ir. Pero ese día no se le ocurrió nada y ahí se estaba, a punto de cruzar la puerta y ya no podía salir corriendo., 

La casa de Nicolás era enorme, en ella vivían ocho personas aparte de él. Sus dos padres, sus tres hermanos y una señora que trabajaba ahí con su hija, Franccesca que era como una hermana para él ya que solo era dos años mayor. 

Si Alexia se sintió intimidada al ver la casa por fuera, cuando entraron se quedó sin palabras, era perfecta. Si bien, en el colegio todos tenían una muy buena situación económica nada superaba esa casa. Los recibió Mary, su madre con una sonrisa en el rostro. Tenía el mismo color de ojos y era muy parecida a Nick, pero a diferencia de él, su madre tenía el cabello mucho más claro; de un rubio parecido al de Lexie.

A pesar de parecer una mujer dura e inexpresiva, a Lexie le sorprendió lo cariñosa que resultó ser. 

—Casi te desmayas esperando a que mamá hablara y cuando lo hizo soltaste todo el aire que llevabas conteniendo —rió Nick, ya volviendo de los recuerdos—. Fue divertido. 

—Se veía tan perfecta y yo estaba tan nerviosa me sentía fuera de lugar. 

—Luego te amó y ya pudiste relajarte completamente. 

—Relajarme hasta que apareció tu papá, que me odió completamente—recordarlo le causó una extraña sensación, las cosas con su suegro no terminaron para nada bien—. Y supongo que lo sigue haciendo todavía, donde quiera que esté. 

—Pero mi papá siempre era así con todos, además no te odiaba. Nadie podría odiarte jamás.

—Díselo a él y a su cara cada vez que me veía —Lexie puso los ojos en blanco—. Debo admitir que estaba muy nerviosa, me relajé un poco cuando vi a Iván con su pequeña sonrisa y me abrazó sin siquiera conocerme. 

—Iván se enamoró de ti, casi tanto como yo. 

Iván era el hermano más pequeño de Nick, en ese tiempo tenía cinco años y cayó rendido ante Lexie. A sus diecinueve años estba pasando por una especie de etapa rebelde retardada y ella no había sabido mucho de él. Ese día tambien conoció a Diego y Amanda —sus otros hermanos—, a la señora Berta y a Franccesca. 

—Recuerdo que ese día estábamos en el patio y el estúpido novio de Franccesca te lanzó algo sin que te dieras cuenta y caíste al agua. 

—Me golpeé tan fuerte que no pude hacer nada para salir del agua, si no fuera por ti no estaría aquí. Fuiste mi héroe —rieron ante ese ultimo comentario, tenían demasiados buenos recuerdos. 

—Esa noche te ibas a quedar en mi casa por primera vez y mi hermana…

—Interrumpió un momento bastante… comprometedor —Lexie no pudo evitar soltar una enorme carcajada y  él hizo lo mismo. 

—Admito que la quería matar en ese momento —Nick no podía dejar de reír.

Esos eran los momentos que más extrañaba Lexie de su relación, cuando se sentaban a conversar del pasado y reírse de sus anécdotas, cuando terminaban las frases del otro; antes lo hacían todo el tiempo pero luego, de un día a otro dejaron de hacerlo hasta ese momento. El conocerse desde tan pequeños y haber pasado casi la mitad de sus vidas juntos, los hacía tener muchas historias que contar, siempre soñaron contarlas a sus nietos pero claramente las cosas ya no estaban como para hacer eso. 

Estuvieron casi tres horas hablando de cuando aún eran unos adolescentes irresponsables y eso trajo algunas consecuencias porque claramente si se ponían a recordar todo lo que se amaron en ese entonces y a lo largo de su relación, las cosas podían llegar a confundirse y eso fue exactamente lo que pasó.

Lexie no alcanzó reaccionar cuando los labios de Nick unieron a los suyos pero aun así ella no hizo nada por apartarlo. Se besaron como no lo hacían desde hace tres años, en ese momento todo pasó a segundo plano y solo eran ellos dos en el mundo. 

Estuvieron bastante tiempo así, unidos el uno al otro, volviendo a tener quince años, pero lo injusto de la vida era que por más bello que fuera un momento siempre tenía que acabar, no sé podía vivir siempre de buenos momentos. De vez en cuando, hay que despertar y enfrentar el mundo real. 

Ese beso no solo sirvió para recordar el pasado, sino que también reabrió viejas heridas, esas que Lexie se había esforzado tanto por ocultar en el fondo de su corazón y que no podía perdonar. 

—No puedo hacer esto, Nick —Lexie se apartó lentamente de sus labios pero aún seguían muy cerca y sus respiraciones no habían vuelto a la normalidad. 

—Lo siento —dijo él sin moverse ningún centímetro, sabía que era muy difícil que volviera a tenerla tan cerca y pensaba aprovecharlo el tiempo que pudiera—, no debí haber hecho eso. 




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