A la mañana siguiente, fue el sol entrando por la ventana lo que despertó a Maddie quien yacía en una cama desconocida para ella, cuando desvió su vista pudo ver que el chico que la tenía abrazada por la cintura era Iván. No pudo evitar sonreír al verlo dormido y sonrió también al recordar la noche anterior; por primera vez en toda su vida había hecho el amor sin ninguna gota de alcohol en el cuerpo, sin que nadie la obligara y con alguien que estaba igual de consciente que ella. Poco a poco, su sonrisa comenzó a borrarse al percatarse de que no todo podía ser tan perfecto y si bien, Iván se comportó como todo un caballero, igual se acostó con la primera chica que se encontró en la noche. Sabía que eso no daba para más que para una noche, así que tenía que desaparecer lo antes posible y sin que él la viera.
Con mucho cuidado, sacó el brazo de su compañero y comenzó a levantarse; debía irse muy rápido ya que si Jo la descubría, lo más probable era que la enviaría de vuelta con sus padres y eso sería terrible.
—¿A dónde vas? —le pregunto Iván todavía un poco somnoliento. No era común que una chica lo dejara solo, por lo general, él era el que solía irse antes.
—A mi casa, ya es tarde.
—Son… —miró hacia el reloj y se sorprendió—. ¿Cómo es que te despiertas a las seis de la mañana un domingo? Estás loca.
—Si mi hermana se entera que salí, me matará.
—¿Me das tu número?
—No te conviene estar cerca de mí.
—Eso tendría que decidirlo yo, ¿no?
La chica tuvo que levantar una muralla por fuera de su corazón mientras se terminaba de vestir ya que no quería seguir siendo lastimada, se acercó a darle un ligero beso en los labios y luego salió rápidamente por la puerta. La casa era bastante grande pero ella recordaba el pasillo por el cual habían caminado la noche anterior, iba pasando por la cocina cuando una voz la interrumpió y la sobresaltó.
—¿No te quedas a desayunar?
Al darse la vuelta vio a una mujer en bata y se sintió muy avergonzada, debía ser la madre de Iván e iba a pensar muy mal de ella. Maddie se sentía como una prostituta barata pero la señora solo la veía como una adolescente asustada.
—No, yo me tengo que ir. Siento mucho que haya tenido que verme saliendo a escondidas.
—No te preocupes, todos hemos sido adolescentes alguna vez —le guiñó el ojo y enseguida sintieron unos pasos apresurados en la escalera.
—¡Lainnie! —gritó Iván y casi entró en pánico cuando la vio hablando con su madre—. ¡Mamá!
—¿Es tu novia?
—Sí —respondió él rápidamente.
—No —había respondido Maddie al mismo tiempo.
—¿Sí o no? —la situación estaba divirtiendo mucho a su madre.
—No.
—Sí —Maddie golpeo su frente con la mano, no iban a llegar a acuerdo—. Y-yo… debo irme. Adiós.
—¿Y el beso de despedida a tu novio? —Iván también estaba divertido con toda la situación y Maddie lo fulminó con la mirada antes de darle un pequeño beso e irse.
—Qué linda chica —comentó Mary cuando Maddie cerró la puerta.
—Sí, muy linda.
La mujer miró a su hijo quien parecía hipnotizado con la castaña que recién había salido.
—La conociste anoche, ¿verdad?
—Síp.
Era increíble cómo las madres se daban cuenta de todo y con ese pensamiento Iván volvió a la cama a recuperar horas de sueño y las energías.
***
La mañana de Lexie no empezó tan tranquila, cerca de las diez el timbre la despertó y odió con toda su alma a quien fuera que haya interrumpido sus tan preciadas horas de sueño, pero definitivamente lo que más odió fue ver de quién se trataba. Corrió hacia el baño para lavarse la cara y arreglar el enredo que tenía en el pelo, se puso una bata y salió a abrir la puerta. Al menos ya estaba un poco más presentable, no podía permitir que la mujer con la que la engañaron la viera toda desarreglada.
—¿Qué haces aquí, Sierra? Creí haberte dicho hace unos años que no quería verte nunca más por estos lados.
—Necesito hablar contigo, si no fuera importante no hubiese venido —dijo Sierra y miró hacia dentro del departamento—. ¿Me dejarás pasar?
—Solo unos minutos.
Lexie la dejó entrar un momento y cuando Sierra comenzó a recorrer el departamento con la mirada como si recién lo viniera conociendo, Lexie no pudo evitar poner los ojos en blanco. Maldita traidora.
—Deja de mirar todo como si nunca hubieses sido la amante de mi esposo en mi casa y dime de una vez lo que tengas que decir.
—Es un poco complicado.
—No me importa lo complicado que sea, no tengo mucho tiempo y menos para perderlo hablando contigo.
—Estoy embarazada.
Lexie tardó unos momentos en comprender lo que dijo y quedó paralizada al entender que todo esto involucraba a su ex. Intentó tranquilizarse mentalmente para que Sierra no viera lo mal que le sentó la noticia.
—¡Felicitaciones! ¿Puedo saber por qué me tiene que importar?
—Porque yo te apoyé mucho en tus dos embarazo y porque ahora que seremos familia pensé que…
—¿Familia? —Lexie soltó una risa irónica—. ¿De qué familia me estás hablando? ¿De la que arruinaste? ¿Esperas que olvide todo lo que hiciste para apoyarte?
—Yo no tuve toda la culpa en lo que pasó, Nicolás también…
—No me vengas con eso. Que Nicolás también haya sido culpable no te quita ninguna culpa. Sí, él me engañó y de cierto modo arruinó nuestra familia pero te conozco hace bastante tiempo y sé como eres, fuiste mi amiga por más de veinte años, o fingiste serlo, así que no te hagas la inocente conmigo.
—Aunque no lo quieras, seremos familia, tus hijos y mi bebé serán hermanos y eso no lo puedes negar.
—Mira, te lo voy a decir solo una vez y espero no tener que volver a repetírtelo porque sé que a pesar de todo tienes un par de neuronas que funcionan en tu cabecita. Puede que vayas a tener un hijo de Nicolás pero eso no quiere decir que lo vaya a considerar de mi familia, sé que un bebé no tiene la culpa de nada pero no puedes tener tan poca vergüenza como para venir a decirme esto a mi propia casa. Por otro lado, como te conozco tan bien sé cuál era tu objetivo al decirme esto y felicitaciones, lo lograste. Ahora te voy a pedir educadamente que salgas de mi casa pero si no lo haces, la educación se tomará vacaciones y te sacaré yo del cabello.
Editado: 11.08.2020