La mañana del lunes pasó muy lenta para Lexie, a pesar de todo el trabajo que tuvo no podía dejar de pensar en la hora ya que tenía que llevar a Cielo a la consulta de Gianluca. Ese día también fue la primera sesión a la que asistía Maddie para tratar todos los problemas que tenía, para sorpresa de Lexie, la joven se abrió bastante y no fue tan difícil hacerla hablar como con otras chicas.
Lo primero que le aconsejó fue que consiguiera algo en lo que invertir su tiempo, ya sea trabajar, tomar cursos que la preparen para entrar a la universidad o asistir a alguna academia a bailar, pintar, lo que se le diera la gana, era una buena distracción ya que mucho tiempo sin hacer nada es lo que suele llevar a las personas a la depresión , a lastimarse a uno mismo, ya sea física o psicológicamente, o en el caso de Maddie, a volver a consumir drogas.
Habían estado hablando del proceso de desintoxicación, que como es normal estaba siendo bastante complicado y Lexie notaba ese temblor en las manos de la chica tan característico en personas con síntomas de abstinencia.
—Esto es todo por hoy, Maddie. Gracias por no negarte a hablar como hace la mayoría.
—Gracias a ti por querer ayudarme, ya sé que soy un caso perdido pero de verdad intentaré mejorar y todo se me hace más fácil porque siempre he confiado en ti.
—No eres un caso perdido, ya verás que con el tiempo estarás mucho mejor.
—Por ahora solo me conformaría con dejar de vomitar a cada rato —miró hacia el suelo, avergonzada—. Siento casi haber arruinado tu alfombra.
—No te preocupes por eso, tu cuerpo se está desintoxicando, ya sabes que es un proceso difícil y ante cualquier cosa por favor habla conmigo, no te encierres en ti misma porque eso suele producir las recaídas.
La chica se despidió después de darle un abrazo de agradecimiento y Lexie comenzó a arreglar sus cosas para ir a buscar a sus hijos al colegio y volver con Cielo a la clínica. Adán quiso acompañarlas así que los tres se dirigieron a la consulta pero el chico se quedó en la oficina de su madre mientras ella llevaba a la pequeña donde el médico.
—Hola, linda —Gianluca saludó a Lexie, luego se dirigió a Cielo y la tomo en brazos—. Hola, princesa.
Lexie comenzó a sonrojarse al darse cuenta de que el primer saludo era para ella, aunque intentó ignorarlo y con mucha suerte pudo pronunciar un «hola» bastante penoso.
—¿Le dijiste linda a mi mamá? —preguntó Cielo para desgracia de su madre quien ahora sí que parecía un tomate.
—¿No es linda? —el médico estaba frunciendo un poco el ceño pero con una sonrisa.
—Sí, es muy linda —concordó la pequeña y la dejó en la camilla para comenzar con la consulta.
Mientras él revisaba a la pequeña, Lexie lo observaba atentamente y se pudo dar cuenta de que amaba su trabajo, ayudar a las demás personas parecía hacerlo completamente feliz, sobretodo si eran niños y eso provocó que ella lo admirara aún más. Con una sonrisa, se movía por todos lados buscando lo que necesitaba y a veces le lanzaba una que otra mirada y le guiñaba el ojo, logrando que ella se sonrojara cada vez.
—Me preocupan algunos hematomas que tiene en el cuerpo —fue lo primero que dijo cuando terminó con el examen físico—, te daré una orden para que mañana se haga un análisis de sangre. Puede que no sea nada lo que tenga pero no perdemos nada con hacerlo, los resultados estarían aproximadamente en una semana porque el laboratorio está un poco colapsado y ahí, con lo que salga veremos si hay que hacerle otros exámenes o si podemos encontrar de una vez por todas qué es lo que anda mal.
—Gracias —apoyó su mano encima de la de él, esa vez con más confianza que el día anterior.
—No hay nada que agradecer. Mañana el laboratorio abre a las ocho y te recomiendo venir lo antes que puedas porque es por orden de llegada. ¡Ah! Y la pequeña no puede consumir nada doce horas antes del examen, solo agua.
Cielo abrazó a Gianluca antes de salir a buscar a su hermano y cuando se quedaron solos, ella también lo abrazó y se sintió tan cómoda entre sus brazos que un escalofrío le recorrió la columna por completo, sentía como si de alguna forma perteneciera a ellos, lo que era demasiado extraño. Con toda la fuerza de voluntad que tuvo, se apartó y estaba dispuesta a partir cuando él le tomó la mano nuevamente y la dio vuelta para que lo mirara.
—¿Te gusta bailar? —le preguntó y ella asintió—. ¿Cuándo fue la última vez que saliste?
—Mmm… — Lexie se lo pensó y se sorprendió al darse cuenta de que habían pasado varios años desde que había salido la última vez—. Creo que antes de saber que estaba embarazada de Cielo.
—Eso es bastante tiempo, aunque yo tampoco he salido desde hace mucho. Así que el viernes tú y yo iremos a bailar —terminó con una sonrisa que lograba derretir a la mujer que tenía en frente.
—¿Qué te hace pensar que no tengo planes? —ella enarcó una ceja desafiándolo aunque en el fondo sabía que terminaría aceptando y feliz.
—¿Tienes planes? —ella iba a responder algo pero él la interrumpió pareciendo que le leía la mente—. Que no incluyan Netflix o un libro.
—Nop.
—Entonces es una cita.
Gianluca se inclinó y depositó un beso en su mejilla, demasiado cerca de la comisura de sus labios dejando una sensación de electricidad ahí donde sus pieles se unieron. Ella decidió apartarse y salir por la puerta antes de que sus piernas la traicionaran y la dejaran tirada en el suelo o de que su fuerza de voluntad desapareciera y se abalanzara sobre los labios del médico.
***
—Entonces, ¿cómo va todo con Cynthia? —Lexie inició la conversación mientras Cielo miraba su nuevo juguete que venía en la cajita feliz y Adán comía sus papas fritas. Habían ido a comer a un McDonalds que quedaba cerca de su departamento. Aún era temprano por lo que Cielo podía comer tranquilamente.
Editado: 11.08.2020