Sentados, esperando a que una chica les llevara sus tragos, Gianluca y Lexie se encontraban riendo por el pequeño incidente que habían sufrido a la entrada. Como si fuera una broma, el guardia le pidió su identificación a la mujer y cuando se la mostró no le creía que tenía veintiocho años, tampoco era que pensara que era menor de edad pero quedó muy sorprendido al ver que aparentaba bastante menos años.
—¿Te das cuenta de que estamos rodeados de niños que son solo un par de años mayor que mi hijo? —comentó Lexie al ver que el local se llenaba de adolescentes en estado de ebriedad—. Me siento bastante vieja en estos momentos.
—¿Qué queda para mí? Tú al menos aparentas menos años, en cambio yo debo parecer un anciano aquí.
—No seas exagerado, tampoco estás tan mal —ella le guiñó un ojo y se sonrieron—. ¿Cuántos años tienes en realidad?
—¿Cuántos crees que tengo?
—Mmm… ¿Cuarenta? —respondió Lexie con una sonrisa traviesa, claramente bromeaba y él fingió estar ofendido—. La verdad diría veintisiete o veintiocho pero sé que tienes más, o no te sentirías viejo a mi lado.
—En tres semanas cumplo treinta y uno. ¿Sabías qué en Italia hay una tradición que dice que para mi cumpleaños debo recibir de regalo un beso de una rubia muy linda de veintiocho años?
—¿Estás coqueteando conmigo? ¿Descaradamente?
—Hace varios días, gracias por notarlo al fin.
La chica llegó con las bebidas, lo que no le dio a Lexie tiempo para sonrojarse. Ella había pedido un Daiquiri de fresa y Gianluca un whisky solo. Siguieron hablando y riendo mientras bebían hasta que él la llevó a la pista de baile, al principio le costó un poco convencerla ya que ella aseguraba que no quería bailar rodeada de quinceañeros con identificaciones falsas pero al final terminó por aceptar y no tardó mucho en comenzar a moverse abrazada de su acompañante.
Bailaban al ritmo de Ariana Grande con Problem y Lexie le gritó al oído que la próxima vez, ella elegiría un lugar apto para la edad de ellos. Gianluca solo pudo sonreír al darse cuenta de que habría una próxima salida, agradeciendo que su error no haya arruinado la cita.
—No puedo creer que estemos bailando esta música, ni siquiera sé cómo se baila esto. Jo me molestará toda la vida.
—Imagina que volvemos a tener dieciséis años, nos conocimos hace cinco minutos —él se acercó a su oído logrando que su piel se erizara en esa zona— y estoy a punto de robarte un beso.
—Si me avisas no es robado.
—Pero no sabes en qué momento lo haré.
—¿Y si yo te lo robo antes?
Gianluca se alejó del oído de Lexie para mirarla y la encontró sonriendo, sus ojos se encontraron y un segundo después ambos se acercaban hasta que solo los separaba un par de centímetros. Ya ni siquiera sabían al ritmo de qué música se movían, lo único que existía en ese instante eran ellos dos a punto de unir sus labios, pero en el último momento él se alejó.
—Lo siento, yo...
—No —lo interrumpió Lexie avergonzada—, yo lo siento mucho. Es muy pronto y no debería haber...
—¿Qué? No te disculpes, fue culpa de mi teléfono que no deja de vibrar en el bolsillo, te prometo que si no fuera tan insistente te habría besado sin pensármelo tanto —explicó él y luego sacó el teléfono para ver quién era—. Espérame aquí, es mi hermana y como la dejé sola con Vene...
—Tranquilo, no me moveré de aquí.
—Volveré por ese beso —prometió antes de alejarse a un lugar con menos ruido.
Lexie sonrió y suspiró aliviada al ver que no se había equivocado al acercarse a él. Fue hacia a la barra y pidió un jugo, no tenía ganas de seguir bebiendo alcohol pero con algo tenía que matar la sed, se sentó en uno de los taburetes a esperar a su acompañante, deseosa por que volviera pronto y cumpliera su promesa.
—Creo que no hay nada más aburrido que tomar jugo en una fiesta, Lex.
—¿Iván? —se sorprendió mucho, a la última persona que pensaba encontrar era a su ex cuñado y la vergüenza volvió a ella. Ese chico era diez años menor que ella y estaban bebiendo en el mismo lugar—. Hola.
Se abrazaron como dos buenos amigos, igual que hacían siempre que se veían.
—¿Estás aquí con tu novio? —apuntó hacía el hombre que se alejaba.
—No, Gianluca no es mi novio, es solo un amigo.
—Con que ese es el médico —se quedó observándolo y Lexie lo miró con confusión—. Mi hermano está celoso y ya entiendo por qué, se nota de lejos la química entre ustedes dos. No sé qué es lo que esperaba Nick, que un bombón como tú se quedara sola toda la vida. Está loco de verdad.
—¿Me estabas espiando? Somos solo amigos, yo… no estoy lista para tener nada con nadie. Y guárdate los halagos que no le diré a Mary que frecuentas lugares en los que abundan niñas menores de edad.
—Estoy hablando en serio, Lex. Todos sabemos que mi hermano fue un imbécil pero no te cierres a tener algo por miedo, la vida es muy corta para tener miedo. Por favor, no le digas que te he dicho esto porque me matará.
Antes de que Lexie le pudiera responder, apareció Gianluca quien se veía preocupado, ella olvidó a Iván en un segundo y le preguntó qué andaba mal.
—Te voy a dejar a tu casa —comenzó a decir—. Lo siento, es Giovanna, mi hermana. Va a tener al bebé.
—¿Ahora ya?
—Sí, siento mucho que esto se haya interrumpido.
Lexie miró hacía Iván, quien levantó las cejas y en su mente apareció nuevamente la voz del chico. «La vida es muy corta para tener miedo».
—Te puedo acompañar, si no te molesta claro. Así no pierdes tiempo en llevarme a casa.
—Gracias, sería fantástico. Estoy casi tan nervioso que cuando nació mi hija.
La tomó de la mano y Lexie se despidió rápidamente de Iván antes de correr al auto, por su mente intentaba encontrar una forma de tranquilizarlo, era normal que él estuviera nervioso pero Lexie sabía que no era solo eso, era también revivir todo lo que pasó cuando nació su hija y perdió a su esposa. Su hermana era una de las personas más importantes que tenía y no podría soportar perderla.
Editado: 11.08.2020